Diario de la JMJ de una joven de la Fundación Dr. Ramón Tallaj La oración de los desconocidos en la JMJ, o el inmenso poder de la fe
"Un desconocido, más joven que yo, se ofrecía a rezar por mí. Fue un gesto tan desinteresado y compasivo que me hizo comprender el poder de la fe. En aquel momento no me importaba coger un tranvía, sino la belleza de la bondad humana. Fue un momento tan pequeño que, sin embargo, me impactó profundamente"
"Me recordó el poder de la fe y la auténtica conexión que puede existir entre extraños unidos por nuestra creencia común en el catolicismo. Las calles de Lisboa estaban llenas de puro amor y positividad, y lo llevaré conmigo en el corazón el resto de mi vida"
| Delainie Pérez Núñez, Fundación Dr. Ramón Tallaj
La Jornada Mundial de la Juventud 2023 fue una experiencia increíble. La Fundación Dr. Ramón Tallaj me invitó a participar en los actos organizados en la ciudad de Lisboa (Portugal).
Antes del evento, estaba entusiasmada por viajar a Lisboa, donde habría miles de jóvenes de todo el mundo. El primer día de llegada, me quedé atónita ante la multitud de jóvenes que seguían a sus banderas en alto. A partir de ese momento, sentí la energía del entusiasmo de cada persona que veía.
A lo largo de la semana, asistimos diariamente a diversos actos que van desde ceremonias multitudinarias hasta conciertos de artistas religiosos. Uno de los momentos más memorables que tengo fue el del cuarto día, cuando viajábamos al Parque Eduardo VII para participar en una oración.
Mientras Ashley y yo nos apresurábamos a coger el tranvía, un niño de unos 10 u 11 años, que estaba cerca de una hermosa iglesia antigua, me paró y me habló en portugués. Le dije que hablaba inglés y que algunas de las pocas palabras que sabía en inglés eran "Can I do a prayer for you". Tenía una sonrisa genuina en la cara con unos ojos brillantes que irradiaban una sensación de inocencia que es raro encontrar en un mundo tan ajetreado.
Poco después de asentir, inclinó la cabeza con los ojos cerrados y levantó una mano hacia mi cabeza. Aunque no pude entender lo que dijo durante la oración, las palabras me cogieron desprevenida, de la forma más hermosa. Un desconocido, más joven que yo, se ofrecía a rezar por mí. Fue un gesto tan desinteresado y compasivo que me hizo comprender el poder de la fe. En aquel momento no me importaba coger un tranvía, sino la belleza de la bondad humana. Fue un momento tan pequeño que, sin embargo, me impactó profundamente.
Con la sencilla oración de un niño, sentí el verdadero espíritu de la Jornada Mundial de la Juventud. Me recordó el poder de la fe y la auténtica conexión que puede existir entre extraños unidos por nuestra creencia común en el catolicismo. Las calles de Lisboa estaban llenas de puro amor y positividad, y lo llevaré conmigo en el corazón el resto de mi vida.
Con mi regreso a Nueva York, me llevo conmigo muchas lecciones. Suelo ir con prisas para hacer las cosas y no me doy cuenta de todo lo que pasa a mi alrededor. Puede parecer abrumador, pero siempre habrá esas pequeñas cosas que te aportan felicidad. Como dijo el Papa en la ceremonia de clausura: "No tengáis miedo, tened valor, no tengáis miedo". Son palabras que me recordaré constantemente a lo largo de mi vida.