"Un libro 'canonizado' llamado 'Camino' Camino y caminos
El Opus Dei intenta acaparar casi en exclusividad los términos “Obra de Dios” y “Padre”, como si los demás, no fuéramos también “Obras de Dios “ y no tuviéramos PADRE, que es MADRE a la vez
Con sana y sabia consciencia, la RAE define el término “camino” como “vía por donde se transita habitualmente, de modo especial si es de tierra apisonada y sin asfaltar”. Entre tantos subrayados como habría que destacar algunas de estas palabras, con referencias al ámbito religioso, no rechazo la tentación de hacerlo, incluyendo los vocablos “transitar”, es decir, “ir de un punto a otro por la vía pública”, “habitualmente –no de tarde en tarde y según convenga-, y “tierra apisonada”- disciplinada, sacrificada, y con allanamiento del suelo”-, y “sin asfaltar”, que de por sí rechaza la idea de “la artificialidad y falta de naturaleza o de naturalidad”.
Es –será- al menos loable, que cualquier reflexión de carácter religioso, con buena voluntad, y sin más aspiraciones, que se entrence acerca del “camino”, resulte constructiva y favorable a la comunicación- comunidad y Comunión, esquema y fruto de la Iglesia verdadera.
. Dentro de la Iglesia, son muchos los caminos que hay. Y unos están registrados y acondicionados “oficialmente” y otros, ni están, ni se espera que algún día lleguen a estar. La complejidad, variedad y riqueza de las formas y modos de ser y de comportarse en cristiano, son tantas, que la sola aspiración, por jerárquica que sea, se la suponga, y así se presente, resulte inequívocamente anti- cristiana y anti- religiosa.
. Del cuidado del camino de la libertad se encargó nada menos que el mismo Jesús de ser su protector y garante. Así lo testifica el evangelio en multitud de escenas, ejemplos y adoctrinamientos. Por tanto, el acaparamiento y homologación del trazado y de las indicaciones de las direcciones de los caminos que se dicen “religiosos”, no es tarea o ministerio de unos cuantos por jerarcas que sean. Es de todos, y de modo especial de sus habituales usuarios y usuarias, tanta personal como colectivamente, es decir, en sus movimientos, organizaciones o grupos.
Camino” en cristiano, es y debe escribirse siempre, piadosa y humildemente, con todas y cada una de sus letras, con los caracteres grandes propios de las mayúsculas. “Camino”, “Verdad” y “Vida” autodefinieron a Jesús con evangelio y con la autoridad dogmática y pastoral vigente y actuante en la historia eclesiástica de todos los tiempos, situaciones y lugares. Los más elementales epítomes -“resumen o compendio”- de religión y de Iglesia, así lo demandan unívoca e inexcusablemente. Camino-camino de verdad, y religiosamente, solo es, ejerce y se llama y actúa salvadoramente JESÚS.
. A todos los demás aspirantes a caminos, como las veredas, sendas, senderos, vías, carriles, carreteras, autovías y autopistas, les basta y les sobra con su cita, empleando para ello las letras minúsculas, que implícitamente llevan dentro de sí, y académicamente, la condición y la idea de “dimensiones e importancia reducidas o pequeñas”. Por nobles, remuneradas, dignas y políticamente correctas que sean las metas a las que conduzcan las referidas fórmulas itinerantes, siempre y cuando no integren la máxima evangélica de “Camino, Verdad y Vida”, su grafía habrá de ser minúscula a perpetuidad…
. Muestro mi disconformidad, serena, pero severa a la vez, hacia quienes acaparen, con intenciones excluyentes, titular con letras mayúsculas, por ejemplo, para algún libro, con el más que discutible contenido de unas orientaciones pastorales, ascéticas y aún teológicas más que contingentes. Saberse, estimarse y apreciarse como religioso y como católico y apostólico y romano por antonomasia, por el hecho fundamental de poseer, leer, releer e imbuirse de todo cuanto, y solo, adoctrina y sugiere el libro “canonizado” llamado “Camino”, en proporciones similares, y aún superiores, al de los santos evangelios y otros libros sagrados, no pasaría de ser una pueril y piadosa exageración, que merece y reclama con prisas muy santas, propósito de enmienda, corrección y aún correctivos canónicos y penitenciales.
En esta ocasión me ahorro citar y comentar algunos de sus principios capitales.
Tampoco quiero aludir al acaparamiento casi en exclusividad, de los términos “Obra de Dios” y de “Padre”, como si los demás, al menos igualmente cristianos, no fuéramos también “Obras de Dios “ y no tuviéramos PADRE, que es MADRE a la vez.
. De todas maneras, el santo, sabio y consejero diccionario, en relación con el término “camino”, seguirá a perpetuidad recordándonos, por ejemplo, que “se hace camino al andar”, que hay caminos de herradura, de cabras, de ronda, y de sirga, trillados y reales, de paso, que unos se entrecruzan con otros, que hay personas que se salen, se abren o se cierran todos los caminos, y hasta quienes vocacionalmente se dedican a hacer entrar en camino a los “descaminados”.
. Vivir y convivir con la amenaza de que “arrieros –arrieritos- somos y en el camino nos encontraremos”, no se corresponderá jamás con los principios del “Camino, de la Verdad y de la Vida”, trazado y señalado en los evangelios.
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