"Estamos contigo. Siéntete arropado por muchos hermanos en la fe que confirman la tuya" Carta abierta al papa Francisco: "Traslada temporalmente la Curia a Palestina"

Querido Francisco:

Quienes te escribimos esta carta somos creyentes cristianos laicos.

Desde esta fe común nos dirigimos a ti para compartir contigo el dolor y la impotencia que sentimos ante el horror que está viviendo el pueblo palestino, víctima de un cruel patrón de intención genocida por parte del Estado de Israel. Siguiendo la metodología de cálculo empleada por la revista The Lancet serían ya más de 200.000 los palestinos asesinados en Gaza y Cisjordania -la mayoría de ellos mujeres y niños- ante la inacción de la comunidad internacional y la incapacidad de las Naciones Unidas y otras instituciones para detener tan espantosa matanza. Un hondo sentimiento de que nada de lo que se haga cambiará la situación se está convirtiendo en el síntoma de esta época.

Frente a este pesimismo, que parece cubrir estos días a la humanidad con un manto de vergüenza, queremos mantener viva la desesperada esperanza de que es posible la paz, pero no cualquier tipo de paz, sino solamente aquella que se asienta en la justicia.

El discurso que pronunciaste el pasado 8 de enero ante el cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano, contenía el aliento capaz de cambiar el curso de los acontecimientos en Palestina: Si fuésemos capaces de mirar a cada una de esas víctimas a los ojos [...] veríamos la guerra por lo que es: una inmensa tragedia e inútil masacre.

Sin embargo, el tiempo ha pasado y las reiteradas llamadas que has hecho desde entonces para que cese el exterminio no han surtido ningún efecto. Al contrario, la vesania del Estado de Israel es cada día mayor y sus consecuencias cada vez más deletéreas. Ante este aparente callejón sin salida, de nada sirven ya las palabras. Hay que actuar. Por eso te animamos a que tomes la iniciativa:

Sería determinante que el Vaticano condenará clara y explícitamente al Estado de Israel. Jesús lo hizo en su tiempo: «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros nada de eso; al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve».
No te dejes atrapar por las lógicas diplomáticas del Estado de la Ciudad del Vaticano y de la comunidad internacional, tantas veces alejadas del espíritu del evangelio, del Reino.

Considera seriamente la opción de trasladar temporalmente algunos de los departamentos más significativos de la Curia Romana a Palestina con el fin de que actúen como escudo protector de la población. Eres la única autoridad moral, internacionalmente reconocida, capaz de liderar una acción profética que pudiera alterar significativamente la dinámica infernal del exterminio.
Además de las atrocidades que Israel está llevando a cabo sobre la población palestina, la extensión del conflicto a otras zonas de Oriente Próximo corre el riesgo de abocarnos a una Tercera Guerra Mundial.

Habla, urbi et orbi, a la ciudad y al mundo, desde la verdad de tu corazón. A los políticos israelíes recuérdales que sus víctimas son seres humanos llenos de dignidad y no “animales”, como ellos los llaman. Y a los militares israelíes recuérdales las inolvidables palabras que Óscar Romero dirigió a los soldados del ejército salvadoreño: […] ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. […] En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: cese la represión.

Es el tiempo de la audacia y de la profecía. Es el momento de plantar cara a un sistema inicuo. No pueden seguirse utilizando lenguajes equidistantes ni dobles lenguajes. Solamente el de la verdad.

Estamos contigo. Siéntete arropado por muchos hermanos en la fe que confirman la tuya. Y cuenta con nosotros para lo que necesites.

Recibe un fuerte y fraternal abrazo, junto con nuestra intensa petición al Espíritu para que guíe sabiamente, a ti y a tus consejeros y asesores, vuestro discernimiento y vuestras tomas de decisión.