"Que la muerte de Paco Herrera no se quede en lo secreto nbi en el silencio" Carta abierta a monseñor Zornoza: "Váyase de una vez, no haga más daño a la diócesis de Cádiz"
"Mi intención es no dejar que esta muerte se quede en lo secreto, en el silencio de un obispo que ha tratado de que no se sepa por qué ha muerto Paco Herrera"
"Desde que este impresentable llegó como obispo a la diócesis de Cádiz todo ha sido una verdadera tortura para muchos sacerdotes, que guardan su dolor y su malestar en silencio por miedo"
"A mi hermano también le hizo pasar muy malos momentos como sacerdote. Malísimos"
"No va a existir un obispo que pueda reparar el daño hecho en la diócesis de Cádiz y Ceuta por este impresentable"
"A mi hermano también le hizo pasar muy malos momentos como sacerdote. Malísimos"
"No va a existir un obispo que pueda reparar el daño hecho en la diócesis de Cádiz y Ceuta por este impresentable"
| Enrique Piña Batista
Hola D José Manuel. Soy Enrique, natural de San Roque, del Campo de Gibraltar, Cádiz. Soy seglar católico y tengo 54 años. He entrado en google y he puesto: ¿como mandar un artículo a religión digital? Y me han salido sus datos y los de Jesús.
No he escrito un artículo en realidad para ninguna revista. Conozco vuestra revista sobre todo por mi pàrroco, que ya ha fallecido y me solía mandar artículos. A veces también me mandaba artículos escritos por parte de un amigo mío que se llama Antonio Casado, sacerdote en la diócesis de Cádiz.
¿Para qué he querido mirar en google cómo se escribe un artículo en su revista? ¿Para poner a parir al obispo de Cádiz? No. No es esa mi intención.
El hecho es que ha fallecido un sacerdote con el que personalmente no tuve amistad.Que en paz descanse Paco Herrera. Que Dios lo tenga en su santa gloria. Me he enterado de su muerte por amigos míos y en estos tres días desde su fallecimiento he hablado con varios sacerdotes conocidos. Y la verdad es escalofriante que un sacerdote muera así, como ha fallecido Paco.
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Una muerte así es un fracaso absoluto de la humanidad. Y más aún, quizás, en el caso de los sacerdotes, que tienen un compromiso diocesano, una diócesis y un pastor, el obispo diocesano.
Como seglar, ¿qué voy a decir de este obispo? Teniendo en cuenta, además, que me fuí de la provincia de Cádiz hace 14 años, ya que trabajo en un instituto de secundaria como orientador y mi destino actual está en Estepona y los anteriores en las provincias de Jaén y Almería.
Entonces usted me dirá: ¿Para qué ha buscado en google cómo se escribe un artículo en religión digital? Mi intención es no dejar que esta muerte se quede en lo secreto, en el silencio de un obispo que ha tratado de que no se sepa por qué ha muerto Paco Herrera.
Y usted me dirá: Enrique, si usted no tenía amistad con este sacerdote, si usted no sabía de su vida, ¿para qué quiere escribir sobre su muerte?
Buena pregunta. Fui compañero de Paco en el seminario de la diócesis de Cádiz y Ceuta. Entonces éramos unos chavales, como aquel que dice, super jóvenes. Yo era creo que un curso superior. Recuerdo la convivencia cordial con él, como con el resto de mis compañeros. Acabé teología, hice unos años de interrupción eclesiástica y luego dejé mi vínculo con el seminario. Decidí no ser sacerdote. Y desde que dejé el seminario, no lo he vuelto a ver, ya que no era del grupo de amigos. Hace poco supe de él por Antonio Casado, que me decía que comían juntos y que pasaban ratos alegres, de risas y de buenos momentos.
Escribir un artículo sin ser conocedor de lo que ha pasado sería un atrevimiento. Ciertamente así se puede considerar. Por eso he pensado primero en preguntar, ya que en estas cuestiones me gusta ser prudente.
Que recuerde, en mi período en el seminario, la diócesis ha tenido de obispos a Don Antonio Dorado Soto, a Don Antonio Ceballos y luego vino este impresentable. Usted me dirá: ¿A qué se debe que tache de impresentable a un señor obispo? ¿Qué le ha hecho a usted para decir algo así de fuerte?
Pues lo digo con pleno conocimiento de causa. Y va a ser la primera vez que lo pongo por escrito. Soy el quinto hermano de una familia de siete, como le he dicho, de San Roque. Y mi hermano mayor, que en paz descanse, Juan, fue sacerdote de la iglesia diocesana. Fue ordenado por Dorado Soto. Y como hermano pequeño de sacerdote he podido compartir todo el recorrido de mi hermano, todos sus destinos y parroquias.
Desde que este impresentable llegó como obispo a la diócesis de Cádiz todo ha sido una verdadera tortura para muchos sacerdotes, que guardan su dolor y su malestar en silencio por miedo, por no hablar del obispo, por temor, por prudencia. Por lo que sea.
Tampoco yo había hablado nunca de esto. Y, como hermano pequeño de Juan, razones me han sobrado, porque he visto lo mal que ha tratado este impresentable de obispo a mi hermano. A mi hermano Juan no lo tragaba. Juan era una persona de decisiones firmes. Juan era una persona que amaba su diócesis, al contrario de este impresentable, que no sólo no ha querido a la diócesis en ningún momento, sino que es un cáncer para para ella, un cáncer de esos silenciosos que va haciendo metástasis y su metástasis es su falta de amor a la diócesis, sobre todo, a sus sacerdotes.
Por ejemplo, mi hermano luchó hasta el infinito, para que su compañero y amigo sacerdote, Antonio Troya, no fuera removido de su parroquia, entonces la parroquia de Santo Tomás de Cádiz, donde mi hermano estaba. Antonio Troya ya estaba jubilado y la parrsoquia disponía de instalaciones que mi hermano preparó, para que, una vez jubilado, pudiera ejercer su sacerdocio, bajar a celebrar la eucaristía y al mismo tiempo, puerta con puerta, tener la compañía de otro sacerdote, en este caso a mi hermano.
Por más esfuerzo (e hizo muchos) que hizo mi hermano para que, aunque tuviera que cambiarlo a él de destino, la estabilidad personal y sacerdotal de Antonio Troya no se viera afectada, este impresentable se lo pasó por los c..., hablando mal y pronto. Hace poco me enteré que Antonio Troya había fallecido. Estos años ha estado en una residencia y a veces hemos hablado, porque me llamaba para preguntarme cómo estaba mi madre.
A mi hermano también le hizo pasar muy malos momentos como sacerdote. Malísimos. Y nadie me quita de la cabeza que tanta perversión por parte de este impresentable haya podido afectar a la salud de mi hermano.
Y, sin embargo, cuando mi hermano falleció tuvo la poca vergüenza y el cinismo de venir, el dia 1 de Enero de 2018 a San Roque, a celebrar la eucaristía. Si nunca quiso a mi hermano, ¿para qué ese teatro? Para quedar bien. De todas formas, puso problemas a. las canciones, que había elegido el coro parroquial, porque decía que no eran acordes a una liturgia de funeral.
Pero el coro cantó los cantos que tenían preparados. Un sacerdote me confesó que, yendo detrás del féretro, saliendo de la iglesia, este impresentable, tuvo la poca vergüenza de decirle: "Hasta muerto se ha salido con la suya". Un comentario que ese impresentable hizo detrás del féretro que los hermanos cargábamos.
Hemos visto sufrir mucho a mi hermano por las situaciones diocesanas y por su impotencia con respecto a este impresentable. Recuerdo que, por esos años, estaba yo en Salamanca y alguien a mi lado, sin saber que yo era de Cádiz comentó sobre el impresentable: "Fue un error que lo hicieran obispo".
También conozco sus actuaciones perversas con mi párroco, al que yo le llamo mi cura. Tampoco se portó bien con él. Más aún, fue cruel con él de palabra y de obra. Y también es la primera vez que lo pongo esto por escrito.
¿Para qué escribir un artículo sobre un ser tan perverso?
Porque la muerte de este sacerdote, Paco Herrera, no debería quedarse en el secreto de la iglesia católica de la diócesis de Cádiz. Y sobre todo para que se vaya, que se vaya de una vez, que no haga más daño a una diócesis que tuvo a Don Antonio Dorado Soto y a Don Antonio Ceballos como pastores de una iglesia diocesana que este impresentable ha dejado como la ha dejado.
Y usted dirá: Señor Enrique Piña, si usted no está en la diócesis, si usted casi no conocía la situación de este sacerdote Paco Herrera, ¿para qué va a escribir un artículo sobre algo que no conoce? ¿No es imprudencia por su parte? ¿No se puede considerar un atrevimiento?
Puede que así sea. Puede que se pueda considerar imprudencia, atrevimiento. No le digo que no.
Mi intención no es ser imprudente, ni dejar al atrevimiento que se haga dueño de mi.
Ni tampoco pecar de ingenuidad. Pensar que con escribir un artículo la iglesia católica de España, y los responsables de sacar de Cádiz a este impresentable y que deje de una puta vez de hacer más daño, va a ser posible, sería pecar de ingenuo. No quiero pecar de una temible ingenuidad.
Quizás escribiría un artículo, porque esta última muerte de un sacerdote en la diócesis de Cádiz es la expresión, o podría ser o decirse, otra expresión más de que este hombre, si ya se ha jubilado por edad, deje esta diócesis, que se vaya. Y que alguien venga a intentar reparar tanto daño hecho, aunque muchos de los daños causados son irreparables.
Un artículo sólo para decir: vete ya hijo de p... Eso no lo diría, claro está, porque no se puede insultar de este modo en un artículo. Sería escribir un artículo y decirle a este impresentable que se vaya.
Y usted me puede decir: Señor Enrique, ¿y quien es usted para decirle a este señor obispo que se vaya? Y yo le diría: pues es verdad. Tiene usted razón. No soy nadie para decir que se vaya. Tiene razón.
La diócesis de Cádiz es la viva experiencia de lo que cuenta la película del Rey León. Cuando su hermano se hace con el reino y aparecen esos tonos grises, oscuros en todo el terreno donde había un color y una vegetación. Este impresentable sería el hermano del Rey León y se ha buscado una serie de alimañas, que son sus mensajeros, como decía mi párroco. Cuando le mandaba las alimañas, mi párroco le decía: "Señor obispo, a mi no me mande sus mensajeros. Lo que usted me tenga que decir tenga los cojones de decírmelo cara a cara".
Mi cura al final de su historia de vida de sacerdote tuvo que tomar una decisión, ante la situación de tener un impresentable como obispo. Tuvo que tomar la decisión de solicitar la secularización. Creo que se dice así, aunque no sé exactamente el término en derecho canónico. Este impresentable le llevó a una situación en el terreno humano que hizo que mi cura, así le llamaba yo, tuviera que tomar esa decisión.
No va a existir un obispo que pueda reparar el daño hecho en la diócesis de Cádiz y Ceuta por este impresentable. Pero al menos no dilatar más el sufrimiento, que deje Cádiz, que deje de ejercer, que deje de hacer daño, que deje toda posibilidad de estar en en el cargo. Si ya está jubilado, que se vaya. Que se vaya, que bastante daño ha hecho ya en la diócesis de Cádiz y Ceuta. Bastante daño.
Vete de aquí. No has amado a la diócesis, no has amado a sus sacerdotes, ni a su gente. Vete ya.
De todos modos, no tengo ni la más remota idea de si esto es motivo de un artículo para publicar en una portal de religión de prestigio.
Pero al menos he querido escribirlo. Que la dejadez y la falta de humanidad de este impresentable en el abordar la situación de este sacerdote Paco Herrera no se quede en el secreto. Otro secreto más entre todos los secretos ocultos que llevará este impresentable en su recorrido de vida. Que solo Dios sabe.
Que la misericordia de Dios, que es más grande que mi propio entendimiento y que mi propia vida tenga la última palabra.
Muchas gracias y gracias por la paciencia en leerme.
Atentamente.
Enrique.
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