(Antonio Aradillas).- La jerarquía de la Iglesia catalana como tal, en pleno y con el añadido y complacencia mitrada de los abades de los monasterios, y de algunos de los movimientos-organizaciones de su laicado, pronunció a tiempo palabras de orientación doctrinal, en ocasiones en las que las circunstancias y acontecimientos políticos lo requirieron. En el marco especial que hoy vive esa Iglesia que, aunque plural, es una e idéntica con la del resto de España, se está a la espera de que le sean impartidas y actualizadas orientaciones precisas que, con su ilustración, y la gracia de Dios, contribuyan a formar los criterios cristianos con los que afrontar toda clase de situaciones, por difíciles que sean.
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