El EGM y la propiedad de la radio de la Iglesia Cope triunfante
(Antonio Aradillas).- No sé si en algunas ermitas, iglesias o basílicas, cuyas campanas todavía no hayan sido robadas, o silenciadas administrativamente, estas se hayan echado a volar festivamente, al recibir sus rectores la noticia que me sirve de eje y fundamento para este comentario.
Esta es la noticia: el último Estudio General de Medios -EGM-, referido, por tanto. a los de comunicación social, como la radio y la televisión, acredita y difunde la información, en su lógica pluralidad de versiones e interpretaciones, de que "El Tiempo de Juego", del que son responsables los profesionales de la COPE, Paco González, Pepe Domingo Castaño y Manolo Gama, es líder de audiencia los sábados y parte de los domingos, superando ya, por fin, con sus 1,447,000 aficionados, a los de "Carrusel Deportivo", de la otrora todopoderosa cadena SER. El programa " "El Partidazo", de Juanma Castaño, de la cadena de la Conferencia Episcopal Española, también crece insistentemente hasta haber alcanzado los 542,000 oyentes.
En la citada información del EGM. se destaca que "el programa matinal de entretenimiento y diversión" de Carlos Herrera, sigue creciendo hasta rozar los dos millones de seguidores de uno de los profesionales más prestigiosos -notables- de la actualidad. En el ámbito digital, continúa la tendencia alcista de esta empresa de la Iglesia, en cuyo contexto informativo de vez en vez se hacen presentes pequeños comentarios firmados y pronunciados en lenguaje y tono nítidamente clericales, con la correspondiente connotación de uno -uno solo-, determinado movimiento religioso o piadoso.
Por supuesto que, como miembro de la Iglesia, reconozco y comparto convenientemente estos triunfos "empresariales", a la vez que con honestidad y justicia he de lamentar el fracaso estrepitoso que caracteriza a otros, como "13TV", para cuyos déficits misteriosos la transparencia resulta ser, y estar, cuestionada.
También como miembros de esta misma Iglesia , al igual que tantos otros instalados , y a la vez, portavoces de empresas del sector, nos asiste plena razón de formular "a quienes corresponda", que en este caso son directamente los componentes de la Comisión Episcopal correspondiente-, aquí y ahora y, entre otros, un rosario de interrogantes, entre los que acentúo estos:.
. ¿Es de competencia de la institución eclesiástica en sus más altos círculos y niveles nacionales y diocesanos, mantener y subvencionar empresas como la COPE, mayoritariamente dedicadas a fomentar "el deporte, los entretenimientos y la diversión"?
. Convencidos de que los valores personales y deportivos que definen e inspiran la práctica de los deportes y de los entretenimientos, así como de la alta cualificación y remuneración, de los profesionales del ramo de la información, ¿se justifican pastoralmente la presencia y compromiso de la Conferencia Episcopal en este "ministerio"? ¿No llevará consigo explicablemente reacciones de despecho, de desconsideración y hasta de odio, contra la institución eclesiástica por parte de aquellas otras empresas de las que el EGM certifica que pierden audiencia? ¿Es posible exigirles a estas, respeto, ponderación y valores ciertamente religiosos, adscritos por definición y vocación a la propia Iglesia como institución sagrada?
¿En qué proporción les pueden ser, y les con, aplicadas a la COPE y a sus tareas, el dinero recogido por y en las iglesias, como limosnas- colectas para sus "necesidades, como Cáritas, obras sociales y de misericordia, mantenimiento de templos y de sus servidores, sacerdotes y obispos, no pocos de ellos, además "palaciegos"?
. ¿A cambio de qué, determinados movimientos religiosos o espirituales, con explícito rechazo y exclusión de otros, acaparan en la práctica, la imagen y la visión de Iglesia, que prevalece en sus medios de comunicación social, amparados por las siglas, hoy triunfantes, de la COPE, en los campos de juego deportivos, de entretenimiento y de diversión?
Con tantos, tan contundentes y conquistadores instrumentos de comunicación, de primera división, con los que cuenta la Conferencia Episcopal, es de esperar que estos y otros interrogantes sean atendidos, con lo que la tranquilidad de conciencia les será devuelta a quienes les parece extraño, exagerado y poco, o nada, religiosa, la presencia de la Iglesia en orden a la promoción de los deportes y de la diversión de sus feligreses y allegados. Tal convicción imposibilitaría el riesgo, por ejemplo, de tener que llegar a pasar por alto la casilla que enmarca la cruz en la "Declaración de la Renta" del próximo ejercicio fiscal.