Conversación entre Antonio Aradillas y Antonio Bonet Salamanca. Curas y obispos deberían ser expertos en obras de arte

Antonio Bonet Salamanca durante la lectura del pregón en Villaviciosa, 2018.
Antonio Bonet Salamanca durante la lectura del pregón en Villaviciosa, 2018.

En un encuentro con café y sin olor a incienso, ambos nos mostramos muy preocupados por la poca sensibilidad religiosa que en ámbitos, aún jerárquicos, dan la impresión de padecer algunos de sus responsables

Bonet se define como padre de familia, seglar o “laico”, “que no ha recibido órdenes religiosas e independiente de la influencia religiosa”. Pero cree un deber estudiar y formarse como laico, para pertenecer, servir y actuar en la Iglesia como mandan los cánones y demanda el bautismo…

A lo sacerdotes, más a los “episcopables”, o ya “episcopados” y entronizados en sus respectivas cátedras —“catedralicias”— habría que obligarles a inscribirse en intensos cursos de formación académica con cuanto se relaciona con el arte. Depositarios de las impresionantes obras de las que es poseedora o administradora la Iglesia, y sus representantes “oficiales”, estos no podrán olvidarse jamás de que, además, precisamente el arte, es instrumento y medio efectivo de evangelización, tanto o más que sus palabras y ejemplos. El arte —la belleza— es obra predilecta de Dios. Es Él mismo. Tan cercana como está tal obra a los clérigos no es comprensible que este camino —el del arte— no sea recorrido evangelizadoramente por el pueblo, por no habérselo descubierto su cura o su obispo, tal vez porque  ni uno ni otro  ni lo conocían ni lo valoraban… 

Mantengo una conversación con Antonio Bonet Salamanca y así, de entrada, le parece normal lo que piensa y dice, por lo que me animo a preguntarle que si él es, o ha sido, cura aunque algunos de sus perfiles den la impresión de que superan los clericales y hasta lleguen a rondar los cardenalicios…

Los pasos de Bonet | Pasión en Salamanca

—No. Ni fui ni soy cura. Soy padre de familia. Seglar o “laico”, “que no ha recibido órdenes religiosas e independiente de la influencia religiosa”. Pero creo un deber estudiar y formarme también como laico, para pertenecer, servir y actuar en la Iglesia como mandan los cánones y demanda el bautismo…

—Y para eso…

—En mi currículum se documenta, entre otros títulos, que soy licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza, también por la Complutense en la sección de Geografía e Historia, con diploma  de Perito Pastoral por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Historia del Arte con defensa de Tesis Doctoral, (con obtención de “Sobresaliente cum Laude”) en la Complutense, con el tema de “Aproximación  a la Imaginería  Procesional  Contemporánea “, defendida  “el miércoles día 27  del año 2006”. 

Yo coincidí con el doctor Bonet en una de las ediciones de la FITUR —o Feria Internacional de Turismo— celebrada en Madrid ya en la primera conversación que mantuvimos se nos ocurrió la idea de gestionar la posibilidad de que la Semana Santa de España llegara a ser declarada algún día por la UnescoPatrimonio de la Humanidad. Yo había publicado un libro con el título de Ciudades de España, Patrimonio de la Humanidad, por lo que el tema no me resultaba extraño, sino ciertamente atractivo, por su gran proyección internacional y su interés pastoral… Fruto y consecuencia de este anteproyecto fue la publicación de un par de libros, con prólogo del emérito Cardenal Carlos Amigo, interesado también en la idea…

—¿Y después?

—Perdura el empeño, pero las dificultades fueron y son excesivas, como para convencer a la Unesco…Dificultades de tipo político, civil y hasta religioso… Cada población, capital de diócesis o pueblo, quería para sí tal honor, no compartido con el resto. “Su” Semana Santa era la mejor. La más pía y más santa… Y espectacular. La de más griterío o del silencio mayor. La más “dolorosa” o la más alegre resucitada y resucitadora… Hasta la más típicamente “gastronómica”. Faltó como casi siempre, y también en la Iglesia, la unidad, con sobras de individualismos, aún en el nombre de Dios y poniendo al pueblo por testigo de ello…

Antonio aprovecha la oportunidad para reafirmar la idea de que la Semana Santa, con sus Cofradías y Hermanda es fiel revelación de actividad eclesial, monumental expresión de religiosidad popular activa, y signo de “Iglesia en salida y en sinodalidad”, en permanente estación de penitencia por parte de hermanos y cofrades. 

—Cofradías y Hermandades escribieron y escriben capítulos importantes —esenciales— de la historia de la Iglesia. De entre los más destacados, acentúo el de que, en ellas —Cofradías y Hermandes—, ya desde la Edad Media, quienes “mandaron” de verdad, no fueron los clérigos, sino los hermanos y cofrades. Y además, por elección y no a dedo. Y con el soberano título de Hermano Mayor y ya está. Aún hoy, los curas, a lo que más llegan a ser y a actuar, es a “Directores espirituales”. Los Hermanos Mayores —¡qué felicidad de palabras!—, no son impuestos por la jerarquía. Son elegidos por el resto de los componentes. En ellas se paga una cuota y la lista para inscribirse en algunas de ellas suele ser larga y hasta heredarse. La labor de las cofradías y cofrades ni es solo ni fundamentalmente la organización de las procesiones semanasanteras. En sus reuniones se imparten lecciones y cursillos de formación religiosa, se estudian casos a atender de modo especial por razone de enfermedades o situaciones de cualquier tipo y necesidad…

—¿Las procesiones…? 

—Pues son casi lo que tienen que ser, cuando es el pueblo-pueblo su inspirador y organizador. Como todo en la vida, y también en la Iglesia, las procesiones precisan renovación y reforma. Sé que, por ejemplo, sobran coronas. Y no me refiero solo a las de espinas, sino a las de plata, oro y metales preciosos. Pero sé también que así, de esta manera y con tales medios y obsequios, se les educó en la fe a cofrades y hermanos, siendo los verdaderos responsables de tal formación- información religiosa, los curas y obispos, con excesos de “ejemplaridad” ostentosa.

Procesión
Procesión

—¿Presididas las procesiones por las “autoridades civiles, militares y religiosas”? 

—Las Cofradías y Hermandades, de por sí y como tales, no aceptan presidencia alguna. Todos —todas— son —somos— hermanos y hermanas. Y además con capirotes, que igualan a unos y a otros por el mismo rasero. Personalmente sugiero que si algunas de estas “autoridades” quieren hacerse devotamente presentes en las procesiones, que lo hagan, pero con sus capirotes, que es lo que nos iguala a todos. En la “procesión” de la vida, esto no ocurre, porque en la misma no todos nos tratamos, ni se nos trata como hermanos.

La conversación se nos desvía por derroteros diversos y, reciente la noticia del “escrache” al que fue sometido el actual arzobispo de Lima, Mons. Castillo, por defender  que laicos y laicas se encarguen de “dirigir” las parroquias, por falta de curas, nos limitamos a lamentar conjuntamente “¡pobres fieles, pobres obispos y pobre papa Francisco!”.

—¿Optimista?

Optimista. Es cuestión de tiempo y el tiempo, no lo marca ni lo impone la Iglesia. Ella es un factor más. La Iglesia es y será la que el tiempo encarnará, y el panorama —tablado canónico litúrgico actual, pese a todo, es perecedero, por fastuoso, mágico y misterioso que se nos presente.

—¿Le sobran santos al Santoral “oficial” de la Iglesia?

Les sobran más santos que santas. Su revisión debiera efectuarse lo antes posible. La de los procedimientos “oficiales” para la beatificación -canonización de los “siervos de Dios”, es imprescindible y urgente. La “elevación a los altares” de algunos de ellos resulta más que cuestionable. Entre otras razones, porque para tal “elevación”, mediación ante Dios y ejemplaridad ante los demás, se precisa no poco dinero, aún cuando tan “religiosa” inversión sea posteriormente rentable para sus promotores y afines.

—¿En el santoral hay pocos o muchos artistas?

—Hay pocos. Echo de menos, por ejemplo, canonizaciones tales como las de Zurbarán, El Greco, el Maestro Mateo (el del Pórtico de la Gloria), imagineros, maestros de obras de catedrales y templos, canteros, artífices de las ermitas de los pueblos…

—¿Algún lugar especial para rezar?

—El mundo —la naturaleza— es todo ella un templo. El ejemplo se toma del comportamiento “religioso” de Jesús, poco nada amigo del templo y de las sinagogas con sus sacerdotes, y menos con los calificados de “Sumos”, o cualquier otro grado. Como riojano, el santuario de la Patrona la Virgen de Valvanera y su entorno, son para mí y por excelencia “lugares sagrados”. Fue, y es, con su roble, lugar elegido por la misma Virgen María, tal y como “historian” las leyendas, fiándonos, entre las primeras, de las difundidas por el piadoso Gonzalo de Berceo.

Ideas compartidas por ambos, fueron y son entre tantas, las de que no hay un estilo arquitectónico religioso de por sí. Desde el románico, hasta el churrigueresco, siempre y cuando sean ideas y expresiones de verdad, pueden contar y cuentan con calificación de “religiosa”. “El estilo es el hombre”, por supuesto que igualmente es también la mujer.  La liturgia de la que todavía se hace uso, precisa reforma, con el firme e irrefrenable propósito de que en la misma ha de hacerse presente el pueblo, con todas sus consecuencias y que no pretende tan solo o poco más, que ser “incensado” en alguna que otra ceremonia solemne, además de serle recogida su ofrenda.

—¿Sueldos y emolumentos de curas y obispos?

—De aquí en adelante, y tal como se están poniendo las cosas, felizmente para unos y no tanto para otros, no será posible “vivir del altar” y menos con las fórmulas, concordatarias o no. Lo de los privilegios, tanto cívicos como ”religiosos”, lo de   “por   ser Vos quien sois”, los palacios episcopales, y los templos y catedrales inmatriculadas o no, pasará a la historia. La “limosna penitencial “ de Hermandades y Cofradías, participada con generosidad, señorío y sentido de Iglesia de los pobres, marcará el ritmo de la participación auténtica.

—¿Cobrar por visitar templos, catedrales , santuarios, monasterios , y otros tantos lugares sagrados?

—Aunque fundamentalmente lo fuera por motivaciones  museísticas,  y para su conservación y mantenimiento sacramental o de nuestra conversación se nos termina por ahora, con café y sin olor a incienso, ambos muy preocupados por la poca sensibilidad religiosa que en ámbitos, aún jerárquicos, dan la impresión de padecer sus responsables, con gloriosa, acogedora y ejemplar excepción del bendito papa Francisco.

Antonio Bonet es además director, inspirador y alma y vida de la revistaPasos de Arte, Cultura y Patrimonio, y su tiempo “pastoral” como seglar, es tanto o más valioso, que el litúrgico o el ritual de los “profesionales” del ramo. Sacramentalizado, el dinero no se hará presente en tales circunstancias, entre otras  cosas, porque acentuaría la condición de marginación a la que están sometidos los pobres, también en las iglesias…No quiero dejar de lamentar, con vergüenza las barbaridades que se cometieron, o se consintieron,  por parte de curas y obispos,  relativas a la venta  de obras de arte de sus demarcaciones canónicas ,…

—¿Vida de contemplación y clausura?

—Comprendo su necesidad, pero veo difícil su futuro,

—¿Mujeres curas…? 

—¿Y por qué no? No hay nada que teológicamente lo impida. Aún más, estoy convencido, y apuesto, porque la mujer es mejor “administradora” que el hombre-varón en la Iglesia y sus alrededores….Algo similar habrá que referir algún día respecto a los laicos en general.

Y el tiempo de nuestra conversación se nos termina por ahora, con café y sin olor a incienso, ambos muy preocupados por la poca sensibilidad religiosa que en ámbitos, aún jerárquicos, dan la impresión de padecer sus responsables, con la gloriosa, acogedora y ejemplar excepción del bendito papa Francisco. 

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