(Antonio Aradillas).- Encargado como Moisés de ser "pastor de Israel", hereda David las promesas hechas a los patriarcas con sobresaliente mención para las relacionadas con la "Tierra Prometida", cuya conquista definitiva es coronada con Jerusalén, que será conocida y reconocida como la "Ciudad de David", en torno a la cual se fragua la unidad de las tribus. Entre los muros de Jerusalén, David y la Casa de Israel formarán desde entonces un solo pueblo en torno a su Dios.
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