El canónigo Rafael Vez y el abogado Antonio G. Berbel aseguran que el cura vive "en la más absoluta miseria" Denuncian el desprecio y la marginación a la que el obispo de Cádiz somete a uno de sus curas

(Rafael Vez y Antonio G. Berbel).- Puede parecer novela, pero lo triste es que todo lo que describimos en el texto es la pura realidad de lo que está ocurriendo en la Diócesis gaditana. La pena es que no es el único caso, ya que puestos al habla con compañeros que se han secularizado en estos últimos años o han tenido que abandonar la Diócesis, han sufrido también en sus propias carnes "las actitudes evangélicas" del P. Diufain "bruto y tosco, pero eficaz ecónomo", según palabras del propio Obispo en la reunión mantenida con los arciprestes de la Diócesis, hace apenas dos semanas.

El Padre Antonio Casado es un conocido y buen sacerdote de la diócesis de Cádiz. Hasta el pasado mes de Mayo fue Párroco en una importante localidad de la provincia, y repentinamente fue "suspendido cautelarmente" por monseñor Zornoza, sin previo juicio canónico. El motivo de la suspensión fue una investigación llevada a cabo por el Ecónomo Diocesano, quien obligó al Padre Antonio a autoinculparse ante la Guardia Civil de un presunto delito de extorsión del que estaba siendo víctima.

La investigación judicial se encuentra actualmente bajo secreto de sumario, según auto dictado por la Juez de Barbate, y tanto el Obispo Zornoza como el Ecónomo Diufaín probablemente serán citados a declarar en el juzgado en fechas próximas. El asunto también podría salpicar a otro Vicario Episcopal de monseñor Zornoza.

El Padre Antonio lleva padeciendo un auténtico Calvario, alentado por las "actitudes cristianas" de aquellos que desde el Obispado deben velar por su cuidado y manutención. Ha tenido que buscar abogados que lo defiendan, ante el desamparo en el que se encuentra.

El pasado mes de Agosto, el Padre Antonio fue conminado a trasladarse a vivir, primero a la residencia sacerdotal y, posteriormente, a la Cartuja de Jerez de la Frontera. Allí estuvo unos dos meses hasta que nuevamente fue obligado a abandonar la hospedería de la Cartuja siguiendo las indicaciones del Ecónomo Diocesano.

Durante esos dos meses, el Ecónomo Diocesano, P. Diufaín, dio orden de transferir a la cuenta corriente del sacerdote 201,31 euros mensuales de la aportación que la Conferencia Episcopal envía para su manutención, descontando según indicaciones, 500 euros mensuales para entregarlos directamente a las religiosas de la Cartuja como pago por el hospedaje.

Las mismas religiosas en ningún momento le habían solicitado ninguna aportación al Padre Antonio; de hecho colaboraba en la carpintería de la misma. El Obispo y Diufaín decidieron dejar al sacerdote en la más absoluta indigencia y miseria, invitándole a que se marchara a su ciudad natal, y desapareciera.

Algunos compañeros sacerdotes pudimos localizarlo después de recibir noticias engañosas por parte de los Vicarios Episcopales. Nos decían que "está de baja por depresión", o "que se ha marchado a su ciudad de origen", y "que lo están operando".

Al descubrir la verdad, y viendo la situación de desamparo, desvalimiento y abandono en que se encontraba el Padre Antonio, decidimos, junto a un grupo de seglares que se han ido uniendo, ayudarle, le buscamos hospedaje y actualmente colaboramos con una cantidad económica para su manutención, ya que la asignación mensual que el Obispado está obligado a entregarle se la siguen enviando, por la negativa del P. Diufain, a pesar de las indicaciones de su abogado por correo certificado, a la cuenta corriente que tiene bloqueada por la entidad bancaria.

Los abogados del Padre Antonio han escrito al Obispo Zornoza, al Vicario General, al Ecónomo Diufaín y al Nuncio hasta en cuatro ocasiones, sin recibir respuesta alguna.

Antonio Casado en el Ateneo de Cádiz

En la actualidad el grupo de sacerdotes y seglares que se han unido para ayudar al Padre Antonio, después de enterarse de la situación actual, va en aumento.

En la reunión secreta celebrada por el Obispo Zornoza con los arciprestes el pasado lunes 17 de Diciembre en Benalup, ante la pregunta de algunos de los presentes, tanto el Ecónomo Diufaín como el Obispo Zornoza manifestaron que al Padre Antonio le envía el obispado la aportación de la Conferencia Episcopal, pero según se acredita por las transferencias emitidas los cuatro últimos meses, eso es completamente falso, ya que ni son las cantidades que deberían ingresarle, ni el Padre Antonio puede acceder a retirar nada del banco al estar bloqueada la cuenta.

El mismo Ecónomo Diocesano P. Diufaín dijo, ante la pregunta de un arcipreste, que seguía enviando la transferencia a la cuenta bloqueada porque no tenía certeza de que la nueva cuenta fuera válida, a pesar del requerimiento hecho por los abogados del Padre Antonio.

En el día de ayer, una vez más, hemos conocido que el Ecónomo P. Diufaín envió la transferencia, esta vez de 701,31 euros, a la cuenta bloqueada, lo que imposibilita al Padre Antonio sustentarse con un mínimo de dignidad.

Ante la situación de desprecio y abandono por parte de su Obispo, el Padre Antonio cuenta con el apoyo de un nutrido grupo de compañeros sacerdotes, y de un número considerable de seglares que van conociendo la situación, y que se han organizado para enviar su ayuda económica.

Sabemos que un nutrido grupo de feligreses, entre los que se encuentran personalidades relevantes en la provincia de Cádiz, enviaron una carta al Obispo Zornoza suplicándole que tenga caridad cristiana con el Padre Antonio. Tampoco han recibido contestación por parte del Obispo.

Ni el Obispo, ni sus Vicarios, ni el Delegado Episcopal del Clero, han sido capaces de llamar por teléfono al Padre Antonio, ni de ir a visitarlo. Algunos de ellos han manifestado que "si lo visitaran tendrían que dejar de ser curas".

No obstante, estas mismas autoridades eclesiásticas locales, según se constata en la página web del Obispado, no han tenido reparo en acudir a la cárcel de Botafuegos, en Algeciras, para celebrar la reconciliación y la misa de Navidad, y publicar las fotos con los presos en la misma.

¿Cómo es posible que el Padre Antonio, sacerdote, sea abandonado y maltratado de esta manera, después de 25 años de ministerio, sea cual sea su situación?

¡Qué pena! Ni siquiera el contemplar los misterios de la Encarnación del Dios hecho hombre, les ablanda el corazón de piedra.


P. Rafael Vez Palomino, canónigo Maestro de Ceremonias de la S.A.I. Catedral de Cádiz

D. Antonio García Berbel, Doctor en Derecho, Abogado Civil y canónico, Abogado Rotal

Rafael Vez, Antonio Casado y Antonio G. Berbel

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