Jesús Martínez Gordo Discernimiento y conversión pastoral
(Jesús Martínez Gordo).-El pasado 24 de octubre Francisco mantuvo un largo encuentro con los jesuitas que participaban en la XXXVI Congregación General de la Compañía de Jesús en la que se eligió al venezolano Arturo Sosa como nuevo Prepósito General.
El diálogo habido con el papa ha sido recogido íntegramente en el último número de la "Civiltà Cattolica" (10 de diciembre), la revista quincenal de los jesuitas, dirigida por Antonio Spadaro, con el título "Tener coraje y audacia profética"; lema que el papa ha propuesto a los miembros de la Compañía.
Un pasaje particularmente importante de la conversación estuvo dedicado a comentar la Exhortación postsinodal "Amoris laetitia", recientemente atacada por cuatro cardenales.
"El discernimiento, dijo Francisco, la capacidad de discernir, es el elemento clave" de comprensión y aplicación de dicha Exhortación postsinodal. Y lo es porque "corremos un alto riesgo de acostumbrarnos al ‘blanco o negro' y a lo que es legal. Estamos bastante cerrados, en principio, al discernimiento. Una cosa está clara: hoy, en bastantes seminarios, se ha restaurado una rigidez para nada cercana a un discernimiento de las situaciones. Esto es algo peligroso, porque puede llevarnos a una concepción de la moral marcadamente casuística. Pudiendo presentarse de diferentes formas, se trata de la misma rigidez de fondo. Es una opción que me da mucho miedo".
Está fuera de duda, prosigue el papa Bergoglio, que "hay que progresar en el campo moral sin caer en el situacionismo; pero, por otro lado, hay que recuperar la gran riqueza que se aloja en el discernimiento. Se trata de una aportación de la gran escolástica. No olvidemos que santo Tomás y san Buenaventura afirman que el principio general es válido para todos, pero, seguidamente, apuntan de manera explícita que, en la medida en que se baja a lo particular, la cuestión se diversifica y asume matices sin que el principio tenga que cambiar". Éste es "el método que se ha utilizado en la última Exhortación Apostólica ‘Amoris laetitia'".
Semejante clave de lectura papal me ha remitido a una anécdota contada por el cardenal Ch. Schönborn sobre la importancia de compaginar discernimiento y mirada o conversión pastoral y que recojo y comento en mi libro "Estuve divorciado y me acogisteis".
"Estudiando en París (Le Saulchoir), confiesa el cardenal de Viena, solía pasar bajo el Sena, camino del convento de Evry. Allí, en uno de los puentes, vivía una pareja de mendigos formada por una mujer que había sido prostituta y un varón cuyo pasado desconocía. No estaban casados y no frecuentaban la iglesia. Pero cada vez que pasaba por allí y les veía tratarse con cariño y ternura, no podía evitar decirme: "¡Dios mío, caminan juntos en medio de una vida que les está siendo particularmente dura y difícil! ¡Y se ayudan el uno al otro!". "¡Qué grande y bello es que estos dos pobres se socorran entre tanta desolación!". Dios estaba presente allí, en medio de ellos. Y se transparentaba en esos gestos de cariño y de ternura. Y en el apoyo que se prestaban".
En la articulación de discernimiento y mirada o conversión pastoral, que habilita para percibir elementos de santidad y verdad incluso en las llamadas situaciones irregulares, no solo se juega la recepción de la Exhortación postsinodal "Amoris laetitia", sino, sobre todo, la acogida de la "Verdad" de Jesús, es decir, del Evangelio o, lo que es lo mismo, de su predicación y comportamiento. He aquí lo que está en juego, más allá de cardenalicias salidas de tono.