"El descorazonador panorama palaciego episcopal" Eminentísimos y reverendísimos 'ex'
"La preposición 'ex' indica que ya no se es lo que esto significa, la única intención que conlleva es la intensidad de su gravedad. Es la impresión que recibí al enterarme de las noticias jerárquicas que a continuación refiero y subrayo"
"Se trata de las viviendas palaciegas que se asignan algunos obispos 'ex', como don Fidel Herraiz, don José Asenjo, o Rouco Varela y su señorial piso residencial. Todos de la misma hornada 'pre' o 'anti' conciliar"
"Ante este panorama, resulta ejemplarmente cristiano comprobar la existencia de otros 'ex', que viven su nueva condición en conformidad con el evangelio. Como don Carlos Amigo, don Gabino Díaz Merchán, o don Antonio Montero".
"El de los Eminentísimos y Reverendísimos 'ex' de los jerarcas, es ya, y se acrecentará aún más, un grave problema, que habrá de afrontarse en la Iglesia"
"Ante este panorama, resulta ejemplarmente cristiano comprobar la existencia de otros 'ex', que viven su nueva condición en conformidad con el evangelio. Como don Carlos Amigo, don Gabino Díaz Merchán, o don Antonio Montero".
"El de los Eminentísimos y Reverendísimos 'ex' de los jerarcas, es ya, y se acrecentará aún más, un grave problema, que habrá de afrontarse en la Iglesia"
De personas que se hayan titulado, exigido y ejercidode manera “eminentísima y reverendísima”, y además “en el nombre de Dios”, con expresa invocación al Código de Derecho Canónico y a los preceptos litúrgicos, se puede esperar cualquier cosa.
Además, a la espera de alcanzar la connotación de “ex” por edad o por otras razones, huelga advertir que las exigencias de la preposición “ex” antepuesta al nombre o al objeto que indica que ya no se es lo que esto significan, la única intención que conllevan es la intensidad y el aumento de su gravedad.
Reconozco con sinceridad y crudeza, que tal fue, y sigue siendo, la impresión que recibí al enterarme de las noticias jerárquicas que a continuación refiero y subrayo, con el fin exclusivo y misericordioso de alertar a determinados lectores dotados de capacidad de abstracción de cuanto acontece en sus alrededores “religiosos”, sin sensibilidad o ánimo de haber llegado ya a la infeliz conclusión de encontrarse en tiempos del acabose, en el que todo- casi todo,- resulta normal, porque esa es “la voluntad del Señor”, y porque “las fuerzas del Mal, por canónico que sea, jamás podrán contra la institución eclesiástica, “por los siglos de los siglos, Amén”, por más señas y con tranquilidad de conciencia.
Según recientes noticias, al arzobispo emérito de Burgos, don Fidel Herraiz, se le facilitado el uso y disfrute de una vivienda-palacio señorial, domotizada, o domótica, –“dotada de aplicaciones eléctricas destinadas a mejorar las condiciones de habitabilidad”- al habérsele condecorado con el “ex” de la jubilación.
La conocida como “Casona de Villamantero” dista unos cuantos kilómetros de la capital burgalesa , y de su compra y ulterior acondicionamiento y rehabilitación salmodian de pena o de gozo-según-, coros de miles de euros. Y es que sus “930 metros cuadrados de superficie, con salón, seis habitaciones, biblioteca, “terreno cuidado”, pozo y hasta merendero”sin cita expresa para la capilla, servidores y servidoras, sin explicación alguna para la no elección de otras casonas-palacios de propiedad diocesana.
Huelga reseñar que los gastos son “diocesanos, y que posiblemente contribuirán a su mantenimiento las ayudas indulgenciadas generadas por el “Año Santo”- con frustrada invitación de asistencia personal del papa Francisco- declarado con ocasión del VIII centenario de la erección de tan bella catedral, a la que por cierto, y por otras razones, la UNESCO estuvo a punto de arrebatarle el preciado título de “Patrimonio de la Humanidad”. Por curiosidad, ¿cual fue la inversión final en euros de la puerta de bronce y qué destino tendrá?
En el denominado apartado de noticias de Eminentísimos y Reverendísimos “ex”, hay que adscribirle el nombre dedon José Asenjo, arzobispo emérito de Sevilla, convertido en piadosa y frecuente noticia en los últimos tiempos, al pordiosearle a la “Santa Sede” su substitución por no poder atender la sede de la “Magna Hispalense”.
Acrecienta el interés de los medios de comunicación por este prelado el hecho de habérsele acondicionado una vivienda palaciega, en condiciones similares a las de su “hermano” el arzobispo burgalés, curiosamente uno y otro, de la misma hornada “pre” o “anti” conciliar que fomentó y fomenta el también eminentísimo Cardenal Arzobispo de Madrid, don Antonio Rouco Varela, de cuyo señorial piso residencial, y acompañamiento, se nos informó a su tiempo, casi exhaustivamente.
El de los Eminentísimos y Reverendísimos ”ex” de los jerarcas, es ya, y se acrecentará aún más, un grave problema, que habrá de afrontarse en la Iglesia. Y uno de sus aspectos más urgentes y de mayor calado hasta teológico es precisamente el generado por la permanencia física, casi obligada, en la demarcación diocesana, a la que sirvieron pastoralmente los “ex” en otros tiempos y de otra manera. No son pocos los sacerdotes y laicos y laicas, devotos y devotas, que echarán de menos los procedimientos que ellos encarnaron, y por lo que fueron reemplazados, o removidos de sus respectivas sedes, con lo que amenazas de cismas están casi servidos en ámbitos locales .
"Comenzando por Roma -Benedicto XVI-, y pasando por Burgos, Sevilla y otras tantas diócesis, los “ex” no debieran seguir residiendo en sus ex-sedes"
Ante tan descorazonador panorama palaciego episcopal -también ejerciendo de “ex”-, tan descalificador y escandaloso para el pueblo y la ciudadanía en general, con matriculaciones o inmatriculaciones legales o supuestas, resulta ejemplarmente cristiano comprobar la existencia de otros “ex”, que viven su nueva condición en plena conformidad con el evangelio.
Tales casos los concreto en esta ocasión en las personas de don Carlos Amigo, Cardenal y “ex” de Sevilla, de don Gabino Díaz Merchán, arzobispo de Oviedo y” ex” Presidente de la Conferencia Episcopal (CEE) y de don Antonio Montero, primer arzobispo de la restaurada archidiócesis de Mérida- Badajoz y de la Provincia Eclesiástica de Extremadura.
Sería lamentable y escandaloso, que algunos de los comportamientos “jerárquicos” -por acción u omisión- de los tiempos activos de sus respectivos “in”, siguieran vigentes también, y aún superados, en los definitivos de sus “ex”.