Sangre de cristianos: de Romero a los jesuitas martirizados en El Salvador Euquerio Ferreras: "La Iglesia tiene mártires también hoy, una imagen nueva y real de la misión"
"Poco importa que sean obispos, sacerdotes, religiosos-as, misioneros-as, laicos, catequistas, líderes políticos, agrarios o de comunidades de base"
"Las congregaciones con mayor número de fallecidos son los jesuitas, sagrados corazones y maristas. Están también los paúles, dominicos, combonianos..."
"“Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo”, dijo Luis Espinal asesinado por luchar en favor del pueblo boliviano"
"“Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo”, dijo Luis Espinal asesinado por luchar en favor del pueblo boliviano"
| Euquerio Ferreras
Tenemos un papel que desempeñar en este mundo. Nuestras obras tienen que demostrar a los hombres lo que vale nuestra fe cristiana. Hay testigos pioneros que están luchando por la dignidad del hombre, por humanizar la tierra, por el desarrollo y la evangelización de los pueblos, sabiendo que en las culturas ya está Dios presente. Y esto trae consigo:incomprensión, traición, persecución y a veces aniquilamiento.
No es de extrañar. En una escala de valores, lo que para unos es vergüenza y humillación, para otros es orgullo, gozo, estar con la gente y aplicar el Evangelio a la vida. Es el martirio de una iglesia y de un pueblo.
La bienaventuranza de Jesús nos explica el origen, la causa y las consecuencias de esta persecución: “POR MI CAUSA” (Mt 5,11). Estos son los perseguidos “siglo XXI”. Cuando el testimonio se encarna, se hace verdad, se hace vida. La Iglesia tiene mártires hoy, que están dando con sus vidas una imagen “nueva y real de la misión”.
La tierra misionera se ha teñido de sangre en varios continentes. El Calvario y la Pascua están actualizados y viviéndose hoy. Poco importa que sean obispos, sacerdotes, religiosos-as, misioneros-as, laicos, catequistas, líderes políticos, agrarios o de comunidades de base. La prensa, la TV, la radio, nos martillean con noticias breves y dramáticas. Nos son conocidas sus caras y sus apellidos de origen español y de otros países.
La labor profética está de perenne actualidad, a pesar de las amenazas y difamaciones, de las torturas, de los arrestos y encarcelamientos, de los secuestros, de las expulsiones y de la muerte.
Domingo Laín, zaragozano, 1972 en Colombia. Alfredo Pérez Lobato, jesuita leonés, tiroteado 1973 en Chad. Juan Alsina, catalán, fusilado en 1973 y Antonio Llidó A. alicantino, asesinado 1974 ambos en Chile. Gaspar García L. asturiano, 1978 en Nicaragua. La sangre de los cristianos, de los misioneros, es semilla de nuevos creyentes. Así fue ayer, es hoy y será mañana.
Después de ver y reflexionar sobre la película “Monseñor Romero”, uno entiende mejor las declaraciones que hizo el obispo salvadoreño a “Excelsior”, diario mexicano: “He sido frecuentemente amenazado de muerte. Debo decirle que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección; si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Se lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande humildad: mi muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación de mi pueblo como un testimonio de esperanza en el futuro. Puede usted decir, si llegasen a matarme, que perdono y bendigo a quienes lo hagan. ¡Ojalá, así, se convencieran de que perderán su tiempo! Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás”.
Su compromiso fue creciendo. Alguien debe decir “basta”. Y esta frase profética que extremece a uno: “A mi me pueden matar, pero que quede claro que a la voz de la justicia nadie la puede callar ya”.
Y hablaron las balas un 24 de marzo de 1980, siendo asesinado Mons. Romero en el altar celebrando la Misa. En 1977 había sido ametrallado Rutilio Grande, jesuita salvadoreño.
El 24 de marzo de 2015, el papa Francisco beatificó a Óscar Arnulfo Romero ante 300.000 personas, calificándolo como “ejemplo de siervo de Dios” y “padre de los pobres”. Esto fue 35 años después de su asesinato. En El Salvador fueron 12 años de guerra 1980-1992, con 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos. Y volvieron a hablar las balas el 16 de noviembre de 1989 y fueron masacrados los PP. Ignacio Ellacuría, Amando López, Segundo Montes, Ignacio Martín, Juan Ramón Moreno, españoles, junto con su compañero salvadoreño Joaquín López, la cocinera y su hija Elba Ramos y Celina Ramos respectivamente.
El 11 de septiembre 2020, Inocente Montano, excoronel y exministro ha sido condenado a 133 años por haber ordenado tales masacres. Es una sentencia histórica después de casi 31 años. Estos crímenes no han quedado impunes. Se ha hecho justicia.
Desde 1978 a 2004, son 35 misioneros españoles los que han muerto en zonas de conflicto. Han testimoniado con su vida, con su fe y con su sangre esta tierra de América Latina. Desde diversas opciones de fe, tomaron decisiones comprometidas. No importa tanto si fueron fusilados, “desaparecidos”, asesinados, torturados, perseguidos o aniquilados. También en otros continentes.
Las congregaciones con mayor número de fallecidos son los jesuitas, sagrados corazones y maristas. Están también los paúles, dominicos, combonianos, la salle, escuelas cristianas, misioneros de África, religiosas agustinas misioneras, religiosas de Jesús y María, IEME Instituto Español de Misiones Extranjeras, así como sacerdotes de las diócesis de Toledo, San Sebastián, Pamplona, Plasencia.
Los países conflictivos: Guatemala con siete, El Salvador con cinco, El Congo con cuatro, Ruanda con cuatro, Argelia con dos, Guinea Ecuatorial con dos. Siguen en la lista con uno Nicaragua, Bolivia, Uganda, Perú, Brasil, Ecuador, Colombia, Puerto Rico, Rep. Dominicana, Albania, Burkina Faso.
En Guatemala los misioneros españoles: Faustino Villanueva V., navarro, asesinado en 1980. José María Gran Cirera, de Barcelona, asesinado en 1980 y 7 laicos guatemaltecos. Juan Alonso Fernández, asturiano, asesinado en 1981. Los tres son misioneros del Sagrado Corazón de Jesús. Son mártires en proceso de beatificación desde enero de 2020. Ángel Martínez Rodrigo, misionero seglar zaragozano, ejecutado en 1981. Carlos Pérez Alonso, jesuita burgalés ejecutado en 1981. Fernando Hoyos Rodríguez jesuita vigués, en combate 1982. Andrés Ignacio Lanz Andueza, misionero del Sagrado Corazón, en 1982. Moisés Cisneros Rgz. marista leonés ejecutado en 1991.
Juan José Gerardi, arzobispo de Guatemala presentó un informe detallado de la violación de los derechos humanos. Y tres días después el 26 de abril 1988 fue asesinado por las Fuerzas Armadas. Es la guerra civil de 1969 a 1990 con 200.000 desaparecidos. También Alejandro Labaca Ugalde, guipuzcoano, capuchino y obispo, 1987 en Ecuador. Luis Espinal, jesuita, 1980 en Bolivia. Vicente Hondarza Gómez, IEME, 1983 en Perú.
Martirio, para esta palabra de 8 letras no hay nacionalidades, ni color en los rostros de sus protagonistas. Así Leónidas Proaño el gran obispo de los indios en Riobamba (Ecuador) que con su vida entregó lo mejor de si en favor de los pobres. No hubo derramamiento de sangre, pero sí persecución. incomprensión y encarcelamiento. El 31 de agosto de 1988, nos entregó el dolor y sus 78 años de servidor.
Enrique Angelelli, obispo argentino, bajo la dictadura militar. Fue accidentado… en uno de sus muchos viajes apostólicos.
Ha sido la Iglesia de los países comunistas, que ha vivido y sufrido un martirio silencioso, con persecución y el deseo de reducirla a las catacumbas y a su extinción a lo largo de los últimos 70 años. Hasta que llegó la libertad primaveral del Espíritu el año pasado, 1989. En Polonia está el testimonio de Jerzy Popielusko, sacerdote polaco asesinado en 1980 y beatificado por el papa Benedicto XVI en el año 2010.
Es… y aquí se pueden añadir otros nombres, otras iglesias. “Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo”, dijo Luis Espinal asesinado por luchar en favor del pueblo boliviano.
EL maestro padeció bajo el poder de Poncio Pilato, rezamos los cristianos en el Credo de nuestra Eucaristía dominical. Hay otros que siguen padeciendo bajo el poder de… De 1990-2000 fueron asesinados 603 misioneros.
La actualidad de 2020 nos dice que son perseguidos 260 millones de cristianos en el mundo, en 50 países. Por ejemplo: 1. Corea del Norte 2. Afganistán 3. Somalía 4. Libia 5. Pakistán 6. Eritrea 7. Sudán 8. Yemen 9. Irán 10. India 11. Siria.
Del mensaje en piedra, las tablas de la ley o Decálogo, la voz de los profetas en el Antiguo Testamento, el grito esperanzado del salmista en su oración y denuncia del salmo 145, al mensaje de Mateo 5,1-12 grabado en los corazones por Jesús en la Bienaventuranzas y urgido en el juicio a las naciones de Mt 25,34-46 como materia del examen final, se está viendo ya la carta magna o constitución del cristianismo, con los dos componentes: amor a Dios y amor al prójimo que incluye el perdón al enemigo.
Jesús proclama felices, dichosos, bienaventurados, privilegia a los pobres (pequeños, olvidados, desamparados), a los limpios de corazón, a los que tienen hambre y sed de justicia, a los que trabajan por la paz, a los sufridores de persecución.
Los pone en primera línea, dice sí a la paz, a la solidaridad, a la humildad, a la bondad y al perdón, por su causa. Son signos de vida, semillas de resurrección. Nosotros por lo bajo y en nuestro interior decimos que son felices los que tienen salud, dinero y se lo pasan en grande, no importa con qué o quiénes trafican, o con qué negocios sucios, los que tienen amor no importa con quién y de qué modo, los que se ríen de todo y de todos y triunfan no importa a quienes pisotean y quitan dignidad. Jesús dice no a la violencia, riqueza, poder, prestigio. Estos son signo de no vida que provocan injusticias, indignidades, muertes.
Salmo de “las Bienaventuranzas” 145, 7-9, un creyente, el salmista reflexiona y reza diciéndose así mismo, “alaba alma mía al Señor porque -v. 7 hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los cautivos, v. 8 abre los ojos al ciego endereza a los que ya se doblan, v. 9 sustenta al huérfano y a la viuda, trastorna el camino de los malvados, ama a los justos”-. De fondo suena la música del leonés Ricardo Cantalapiedra… “Un día por las montañas apareció un peregrino”.
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