"En cuestiones de política internacional somos unos conejillos de indias" Israel, hay más caminos
E"n cuestiones de política internacional somos unos conejillos de indias. Vamos huérfanos de verdad y casi silenciados por no saber bien a qué atenernos. Contamos con los principios, la intuición y la mejor voluntad, pero todo se ha convertido en una trampa"
"Así que junto a las libertades y esas cosas, cada uno de los que ayuda, calla o se reúne, tiene su agenda para quedar en la mejor posición cuando esto termine. Millones de personas, la inmensa mayoría inocente, no sé cuántos, lo pagarán con su vida y su salud"
"Si alguien justifica su maldad en la maldad máxima de su rival, un Estado Democrático se desautoriza a sí mismo"
"El fin justo no justifica todos los medios, y cuando recurre a ellos, porque los tiene y puede usarlos, la cosa va de justificar el aplastamiento indiscriminado"
"Si alguien justifica su maldad en la maldad máxima de su rival, un Estado Democrático se desautoriza a sí mismo"
"El fin justo no justifica todos los medios, y cuando recurre a ellos, porque los tiene y puede usarlos, la cosa va de justificar el aplastamiento indiscriminado"
En cuestiones de política internacional somos unos conejillos de indias. Vamos huérfanos de verdad y casi silenciados por no saber bien a qué atenernos. Contamos con los principios, la intuición y la mejor voluntad, pero todo se ha convertido en una trampa. Uno cree que en la guerra de Ucrania sabemos bien qué quieren los contendientes, pero lo cierto es que cada país calcula de qué va la guerra, qué potencias podrían debilitarse y, por terminar, quién podría liderar un mundo más ventajoso para cada cual.
Así que junto a las libertades y esas cosas, cada uno de los que ayuda, calla o se reúne, tiene su agenda para quedar en la mejor posición cuando esto termine. Millones de personas, la inmensa mayoría inocente, no sé cuántos, lo pagarán con su vida y su salud. Se cumplirá aquello de que “la guerra es un cementerio de inocentes”; y, más allá de los idearios, habrá que recordar “el exclusivo afán de ganancia y la sed de poder” que dijera la enseñanza social cristiana.
"Los números son otra guerra"
Al hilo de la misma incertidumbre de juicio, hace poco una intervención de cuerpos especiales del ejército de Israel liberó a cuatro secuestrados en manos de los terroristas de Hamás y provocó 274 muertos y unos quinientos heridos en el lugar (Nuxeirat). Al principio eran declaraciones de Hamás, pero luego la noticia fue en buena medida corroborada por la ONU y por la prestigiosa ONG Médicos sin Fronteras. Todas las fuentes se referían a que hubo niños y ancianos víctimas de la acción, es decir, la población más inocente.
Los números son otra guerra. A partir de aquí habríamos de construir un discurso fácil contra la barbarie, y lo haremos, pero puestos a ello, el ciudadano de a pie sabe que no, que el discurso general vuelve siempre al punto de partida. En el comienzo inmediato de esta guerra fue el terror de Hamás llevado hasta límites inimaginables, y la solución que se postula por doquier es responder en la misma lógica.
He leído, con origen en Israel, que “si la gente supiera cómo se esfuerza su ejército en causar el mínimo daño posible a la población civil palestina, a la vez que el máximo posible a los terroristas, la opinión pública internacional no debería rebelarse moralmente; pocos países, si alguno, actúan con este cuidado”, concluía la nota. La idea es lo que leí, la forma es mía. Pero es que a continuación, las voces más preclaras de la causa israelí están diciendo que la única salida viable es la destrucción completa de Hamas, su descabezamiento y su muerte, porque ningún otro modo hay de que Israel sobreviva”. Pero claro, si el único modo de sobrevivir es defenderse, cierto, y el único modo de defenderse es arrasar y matar por miles, ¿cómo dar por buena esa autodefensa concreta?
"Pero claro, si el único modo de sobrevivir es defenderse, cierto, y el único modo de defenderse es arrasar y matar por miles, ¿cómo dar por buena esa autodefensa concreta?"
En varios análisis de nivel políticamente cualificado, incluso hechos por voces más liberales que su gobierno, se está diciendo que desde fuera no entendemos nada, que la intervención del ejército es tan inevitable en su forma como irrenunciable en su objetivo, y que de otro modo “sería reconocer que la violencia y el terror dan derecho a lograr un Estado”. No me tienten ustedes, pero la idea se puede volver contra todos los Estados si miramos poco a poco hacia atrás. No iré por ese camino. Prefiero retomar el hilo ético de mínimos por los que si alguien justifica su maldad en la maldad máxima de su rival, un Estado Democrático se desautoriza a sí mismo. Esta es la fuerza de un Estado democrático y también su talón de Aquiles a primera vista; pero a medio plazo, es su columna vertebral.
"Si alguien justifica su maldad en la maldad máxima de su rival, un Estado Democrático se desautoriza a sí mismo"
He leído que el silencio de los países árabes obedece a que todos quieren que se acabe con Hamás, y por ende, con el poder creciente de Irán en la zona; que aquí hay más guerras de las que parece; y he leído que los Emiratos Árabes Unidos estarían encantados de, una vez barrido el terreno, poner dinero y hacerse cargo de la educación convividora y pácifica de la población palestina. Buena noticia, lo es, pero difícilmente va a suceder nada de esto si hay que matar a 300 personas para recuperar de cuatro en cuatro a los secuestrados, y, sobre todo, hacerlo con la buena conciencia de que se nos debe comprender, porque de política de mínimos de justicia ya se hablará “cuando hayamos terminado con las bestias como sea”. No es así; entendemos toda la rabia acumulada y el derecho a defenderse, pero aquí se trata de que el fin justifica todos los medios -como sea- y eso no es defenderse.
"El fin justo no justifica todos los medios, y cuando recurre a ellos, porque los tiene y puede usarlos, la cosa va de justificar el aplastamiento indiscriminado"
Este es el comienzo, el fin justo no justifica todos los medios, y cuando recurre a ellos, porque los tiene y puede usarlos, la cosa va de justificar el aplastamiento indiscriminado. Porque se puede y debe intentar hacerlo del modo menos malo posible, pero si se consagra el mal absoluto como camino, el logro será absolutamente malo. No es extraño que hasta Biden lo vea y lo cuestione, y hasta la Rusia de Putin se abstenga en este caso. No será gratis, pero se ha abstenido. Incluso en la guerra, hay más caminos. Y fuera de ella, también. Esta es la cuestión.
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