Respuesta de la periodista Paola Ugaz a Percy García Cavero, abogado de monseñor Eguren y del Sodalicio Matoneo hasta el final

Sr García Cavero: ¿Usted ha leido mi articulo ‘la difamación ya no es un delito en Perú’, publicado en El Comercio?. Me resulta agotador tener que volver a explicarle lo obvio o lo ya escrito, puesto que ya dije que monseñor Bertomeu estuvo antes de venir a Lima con Pedro Salinas, sí, pero también con los del Sodalicio y no por ello fue menos imparcial. Por favor, infórmese. 

La comisión vino con una agenda organizada en un viaje anterior y por tanto, cerrada. Así al menos se me dijo entonces. Solo excepcionalmente se abrió por buena voluntad a los dos desaprensivos que ahora tanto marean y el resultado es el que vemos.

Además, si usted fuera experto en derecho canónico, que no me consta, sabría que la presencia del abogado en una investigación canónica es facultativa. Por tanto, la defensa de José Antonio Eguren la tuvo que ofrecer en un momento posterior ante el Dicasterio de obispos. 

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Por otra parte: ¿se reunió Eguren alguna vez con los comuneros que reclamaban sus tierras en Piura?. ¿Cuando las empresas del Sodalicio, las que Usted representa, enviaban matones contra los comuneros, les ofrecía un abogado mientras se abusaba de poder con ellos?. La respuesta es cerrada, si o no. 

Charles Scicluna, no Jordi Bertomeu, fue el que me preguntó sobre lo declarado el día anterior por las dos personas, sin identificarlas. E hizo bien en preguntar, siempre sin desvelar la identidad de los declarantes. ¿Lo van a denunciar también ante la Fiscalía por un no delito, como siempre han hecho conmigo desde el 2018?. Entérese de una vez: aquello era una investigación canónica, empática, respetuosa y seria. No uno de los procesos amañados a los que el Sodalicio parece tan acostumbrado. 

Además, le sugiero que antes de hablar de “secreto pontificio” se entere de lo que es. Yo he tenido que investigar un poco gracias a usted. Sin necesidad. Y no difame.

Por cierto, usted sí que acaba revelando el secreto de oficio. Gracias al punto 5 de su columna nos hemos enterado todos de que José Antonio Eguren fue expulsado, además de los abusos de poder cometidos a lo largo de su discutible carrera eclesiástica en su desempeño pastoral primero en Lima y luego en Piura, por haber mentido en un proceso canónico. Esta es una falta muy grave en un obispo.

Yo añadiría, sin violar ningún secreto de oficio como usted sí hace, que el objetivo de aquella mentira de Eguren fue permitir el matoneo con Pedro Salinas por parte de los jueces civiles de Piura, a los que usted y Eguren echaron a Pedro como “Daniel en la fosa de los leones”.

Percy: usted sí ha difamado a monseñor Bertomeu. Usted sí miente en sus afirmaciones. Usted sí intenta confundir a la sociedad peruana, para que “no pueda entender los hechos en su conjunto” que en resumen consisten en su defensa inútil de una entidad que ha resultado abusiva y como dice el Vaticano, sectaria.

Hablando del Vaticano: usted, con su matoneo, ha permitido o no ha impedido que hoy se filtre que la Fiscalía de Perú ha admitido una denuncia absolutamente descabellada contra monseñor Bertomeu por supuesta revelación de secretos profesionales. ¿Es consciente que hay un proceso investigativo canónico en curso y que la Iglesia tiene su derecho penal para impedir la obstrucción de la justicia? ¿Conoce el canon 1372, parágrafo 1?. ¿Sabe que para la iglesia católica, su matoneo puede tener consecuencias jurídicas?. 

Soy periodista, no jurista (y usted claramente no es canonista), debo documentarme concienzudamente, pero ofende a la inteligencia querer presentar una investigación que no investigue. En toda investigación se debe preguntar lo que está dudoso y poner luz en la oscuridad. Y es lo que hizo mons Scicluna al interrogarme. 

Monseñor Scicluna, que repito por si no me ha entendido, fue quien me hizo las preguntas -no Monseñor Bertomeu que tomaba nota en un computador- y no violó ninguna reserva porque yo no sabía de quien me hablaba. 

Por otra parte, siendo usted tan católico,  me extraña que tenga que ser yo quien le explique que para que haya revelación del secreto de confesión hace falta desvelar el nombre del penitente y el pecado cometido. No creo que Monseñor Scicluna pueda ser acusado de nada. Al menos así funciona en el mundo normal. Sé en cambio que en los centros del Sodalicio podías ser acusado hasta por decir la verdad. Y ni le digo en qué lugar estaría una mujer que osara a contradecirles. 

Uno de los abusos de conciencia en San Bartolo y otras casas del Sodalicio siempre ha sido obligar a mostrar toda la información a los Superiores. No puedes tener secretos con ellos. Así se les manipula mejor. Percy, no se equivoque, no voy a representar el papel de mujer sumisa que está obligada, no se sabe por qué, a darle una información que a usted no le importa.  Ya le dije que soy una profesional que respeta la confidencialidad de sus fuentes. 

Un juez ha autorizado la violación de mis comunicaciones, lo cual sea dicho de paso nos acerca a una república bananera, pero tenga por seguro que a usted no le muestro nada, ni mi foto de primera comunión. A matonear a otra parte.

De su última pregunta solo me quedo con lo de la sábana: es un pobre alegato de abogado principiante que no convence a nadie. Por favor, tome la sábana, váyase a dormir y descanse. Deje a la misión Scicluna-Bertomeu que termine en paz una tarea que le ha sido encomendada por el mismo Pontífice, que usted cuestiona tan alegremente y que tanto bien ha hecho a la mayoría de sobrevivientes. 

Querido Percy, insiste en ser amigo y abogado de Eguren pero calla ser el abogado de Inversiones San José, de la off shore Providential y el vocero de la Asociación San Juan Bautista con el que me topé el pasado 4 de septiembre en una causa que se le sigue al Sodalicio por lavado de activos, que espero llegue a buen puerto. 

Era 4 de setiembre, día de San Moisés, como le encomendé al Santo que podamos algún día salir de la esclavitud del Sodalicio y llegar a la tierra prometida de un Perú más respetuoso con los derechos humanos y la legalidad. Hoy nos volvemos a encontrar, esta vez usted como representante de otra causa perdida, el falso escándalo de los dos que usted y yo conocemos. 

Finalmente, pienso que queda claro que sigue con los mismos métodos que usó en Piura, en el 2019, en un tribunal claramente parcial, jugando en casa a punta de puro matoneo. 

La única prueba que aporta en su columna es su infinita voluntad de enredar y difamar a una misión especial, enviada personalmente por el mismo Papa Francisco. Por cierto,  después de que acudiera a él, el 10 de noviembre del 2022, desesperada y habiendo casi tirado la toalla. Por ello, pediría a Dios, ya que no se me concede justicia en mi país; al menos que la iglesia le excomulgue a usted, como usted mismo sugiere en su columna. No dude. No dude que informaré de todo lo ocurrido al Papa Francisco.