Xabier Pikaza Modesto Berciano Villalibre: Recuerdo y despedida

(Xabier Pikaza).- Nació en Destriana, León, e ingresó de joven en la Congregación Salesiana. Se doctoró en Filosofía y Teología, y fue uno de los pensadores jóvenes más representativos del Ateneo Salesiano de Roma, donde enseño al lado de Giulio Girardi, que fue expulsado de la docencia el año 1969, acusado de libertad de pensamiento, de marxismo y de acercamiento a las comunidades de base.

A consecuencia de ello, también Modesto Berciano, que sólo tenía por entonces 36 años, tuvo que dejar la Universidad Salesiana, siendo trasladado al Teologado Salesiano de Salamanca, donde enseñó varios años. Fuimos compañeros entre el 1973 y 1976. Le recuerdo con gratitud y admiración, por su sencillez, su hondura filosófica, su entrega ejemplar a la verdad. Ese año 1976 me regaló su tesis doctoral en teología, Kairós: tiempo humano e histórico-salvífico en Clemente de Alejandría (Aldecoa, Burgos 1976).

Yo dejé por entonces de enseñar en el Teologado Salesiano, que se trasladó además de Salamanca, por divisiones internas y falta de alumnos. Él, por parte, sin lugar donde enseñar dentro de una institución católia, rehízo su vida, dejando la Congregación Salesiana, recibiendo la dispensa del presbiterado y optando por el matrimonio. Entonces se presentó a la Cátedra de Metafísica en la Universidad de Oviedo, donde ha enseñado hasta su jubilación, junto a Prof. Gustavo Bueno, de tendencias religiosas y sociales muy distinta.

Modesto Berciano ha sido un profesor y filósofo ejemplar, hombre de inmensa dignidad, de profundo respeto cristiano, dispuesto a colaborar siempre con las obras y tareas de la Iglesia y, en general, del cristianismo. Así nos hemos visto, por ejemplo, en el tribunal de varias tesis doctorales (como la de Macario Ofilada, sobre San Juan de la Cruz, en la Universidad de Salamanca: con Mariano Álvarez Gómez, José Damián Gaitán de Rojas, María del Carmen Paredes Martín y Juan Acosta Rodríguez).

Desde mi vuelta a Salamanca (el año 2006) le he encontrado muchas veces en actos de Iglesia, como en un Sermón de las Siete Palabras, y en diversos tipos de cursillos, especialmente en la iglesia del Carmen Descalzo de la Calle Zamora, donde ha dirigido cursos de catequesis y formación filosófica y cristiana.

Ha vivido siempre, todos estos años, al servicio de la Iglesia, desde su lugar de cristiano comprometido, siempre al servicio de la verdad, con la nostalgia de no poder realizar una labor más intensa al servicio del evangelio, por dificultades obvias de tipo canónico.

Ha sido un caballero, nunca le he oído hablar mal de nadie, a todos ha tratado con inmenso respeto, empezando por aquellos que le acusaron de marxista y le expulsaron de la Universidad Salesiana.

Ha sido un gran conocedor de la historia de la filosofía, especialista en Kant y en Heidegger, a quienes ha valorado siempre desde la búsqueda de la verdad, en una línea paulina, desde una perspectiva de apertura racional hacia una verdad que desborda los límites de la razón.

Hace mes y medio nos encontramos en el Carmen de la Calle Zamora. Me contó sus proyectos, sus nuevo trabajo de filosofía para Sapientia Fidei, sus inquietudes sociales y religiosas... Pero a los pocos días le llegó la hora de la enfermedad final.

Murió ayer en Salamanca, hoy han celebrado su funeral en la Iglesia de María Auxiliadora, su parroquia salesiana y han trasladado su cuerpo al cementerio de su pueblo, en Destriana, León.

Adiós, Modesto. Un último abrazo, desde esta página.

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