Nuevas confidencias de un cura jubilado Nuncios y nuncias
(Antonio Aradillas).- Benevolentemente críticos "por la gracia de Dios" en los aledaños de la pastoral, la historia y la teología del término "nuncio" -"representante diplomático del Papa"- , y aún del no académico todavía de "nuncia", al corro de colegas jubilados se nos ocurrió hacer algún comentario al respecto.
Ante campo tan ancho para la reflexión, con añoranzas unos, y otros con esperanzas, - todas legítimas a la luz de la verdad de la Iglesia-, amojonamos con nitidez, humildad y limpieza el terreno, y en principio centramos nuestra "exegesis" en la figura del Nuncio de Su Santidad , físicamente presente en actos muy principales, y más presente aún en espíritu en el desarrollo y consecuentes conclusiones de acontecimiento de tan colosal importancia para las Iglesias locales, con estricta mención para la española.
Me ciño en esta ocasión, y por mor - aféresis de "amor"-, a actuar de amanuense - cronista, de nuestras reflexiones.
Todo cuanto se relaciona en la Iglesia católica con el Estado Vaticano precisa de revisión urgente y profunda. La figura del Papa como Jefe de Estado es "a" o "anti" eclesial. Su desaparición es demandada por elementales principios teológico- pastorales. El Papa, por Papa, no puede ser, ni ejercer jamás, como Jefe de Estado. Los argumentos en los que se fundamentó, y se fundamenta, hecho tan extraño y calamitoso para el cristianismo, carecen de sentido, o son anti- evangélicos. Son inconsistentes por todos sus costados.
. Difícilmente el Papa Francisco comulgará con los mismos. Tan solo su "prudencia" pastoral, discutible para muchos, y la seguridad de que hoy por hoy ya tiene problemas más que suficientes para afrontar e intentar resolverlos, sería explicación benigna para su aplazamiento, siempre y cuando en una buena parte de la Iglesia no se adopten, apadrinen y aceleren procedimientos más firmes y decididos para ponerle el punto final a situaciones abiertamente irreligiosas y gentiles.
. Al pueblo "fiel", y al infiel, le escandaliza la dualidad del Papa -"Vicario de Cristo" y Jefe de Estado, con sus privilegios, prerrogativas, símbolos y poderes que ejerce, o se dice ejercer, "en el nombre de Dios". Por supuesto que a los hermanos en la fe de Cristo Jesús, bautizados y redimidos por su sangre, y partícipes de la misma esperanza, la constitución y permanencia del régimen de los Estados Pontificios les cierra cualquier posibilidad de acercamiento y unión verdadera.
. ¿En qué organigrama teológico- eclesiológico serio, pudo caber el régimen de los Estados Pontificios, aún en tiempos pretéritos? ¿En qué contexto político- sociológico es posible mantenerlo, aún silenciando irregularidades tan graves como las que recientemente están documentadas? ¿Qué hay que pensar en relación con la vigencia y colegialidad de las Conferencias Episcopales?. ¿Son los Nuncios los representantes oficiales del Papa - Papa, o del Papa- Jefe de Estado? ¿Cuál es la razón de ser, catequéticamente "eclesial", del Presidente de las Conferencias Episcopales, elegido además democráticamente?
. ¿Por qué "nuncios" y no "nuncias", con lo que una vez más sea obligado tener que pensar que la Iglesia se comporta con la mujer, marginándola, no solo teológica y canónicamente, sino hasta diplomáticamente, sin finura, educación, elegancia y buena crianza?
. ¿Qué ubicación le adscribimos a las nunciaturas - Nuncios de S.S.- en el ámbito de las realidades terrenales en la actualidad? ¿Religiosas- religiosas, político -religiosas o económico- sociales? ¿Son algo más, o algo menos, que un anacronismo? ¿Limitan la autonomía de las Conferencias Episcopales? ¿Se designan en ellas- en las nunciaturas, los nuevos obispos? ¿Se disfrazan en las mismas los poderes "sociales" de la Iglesia católica?; ¿Es sistemáticamente limpio, transparente y asequible el acceso a la historia de las nunciaturas? ¿No es este "diplomáticamente" imposible, o interesado, en contraposición frontal con la verdad de la Iglesia de Cristo Jesús?
. Nuncios, "nuncias" y nunciaturas, por muy "apostólicas" que se nos presenten, son temas que dan mucho de sí para la reflexión, el análisis y el examen de conciencia. Es explicable que cuando los mas relacionados con la institución se jubilan, sus apreciaciones sean tan sorprendentes. Esto no obstante, la cultura del debate es siempre una gracia de Dios, feliz constructora de Iglesia.