"Como Trump, buscan el refrendo de una religión preconciliar y ultraconservadora, que olvidó el Evangelio y resucitó a Constantino" 'Patriotas' de una patria vacía
![Abascal, en la cumbre de la ultraderecha europea en Madrid](/2025/02/11/opinion/Abascal-cumbre-ultraderecha-europea-Madrid_2751634811_17558867_660x371.png)
"Solo se escucha la palabra patria y otra vez patria y patria de nuevo, como si el solo prestigio de esta palabra hiciera innecesaria mayor argumentación. Según el viento más propicio de la estación política, igual reniegan del proyecto y las instituciones europeas que cierran filas con sus homólogos transnacionales en un proyecto que llaman “Patriotas por Europa”"
"Quizá no les falte razón a quienes piensan que toda esta liturgia neofascista no sea más que un intento de aprovechar en su propio beneficio el impulso de Trump a falta de mejores recursos o de conquistar con zalamerías el bolsillo de Elon Musk, el mecenas generoso de todos estos artistas de la devastación"
"Hay una cierta parte de la Iglesia española que se siente cómoda con esta vuelta nostálgica a la doble moral del nacionalcatolicismo, que solo siente arrebatos místicos en los rosarios en Ferraz y en esas misas tridentinas donde una liturgia barroca se sabe mantener preventivamente de espaldas al pueblo en los gestos y en las palabras"
"Hay una cierta parte de la Iglesia española que se siente cómoda con esta vuelta nostálgica a la doble moral del nacionalcatolicismo, que solo siente arrebatos místicos en los rosarios en Ferraz y en esas misas tridentinas donde una liturgia barroca se sabe mantener preventivamente de espaldas al pueblo en los gestos y en las palabras"
| Juan V. Fernández de la Gala
El pasado fin de semana se reunió en Madrid lo más granado de la ultraderecha europea. Barbas aguerridas y calvas nostálgicas se dieron cita en el Hotel Marriott Auditorium para celebrar, como coristas entusiastas, la victoria electoral de Donald Trump. ¿Querían con ello vaticinar la propia victoria que les espera? Eso es, al menos, lo que dicen leer en las líneas de una mano que se alza al aire, en un gesto, sincopado y recio, resucitando los peores recuerdos de la historia de Europa.
A riesgo de una indigestión de bulos y lugares comunes, he tenido la paciencia de escuchar el discurso de Abascal, por ver si era capaz de entender con qué mimbres está tejida la trama de tanta insensatez. Y creo haberlo descubierto: no hay ninguna novedad, no hay mimbres detrás, tan solo la veleidad acomodaticia de quien lleva su discurso al río revuelto de su propio beneficio.
Solo se escucha la palabra patria y otra vez patria y patria de nuevo, como si el solo prestigio de esta palabra hiciera innecesaria mayor argumentación. Según el viento más propicio de la estación política, igual reniegan del proyecto y las instituciones europeas que cierran filas con sus homólogos transnacionales en un proyecto que llaman “Patriotas por Europa”, lo mismo buscan el apoyo de las oligarquías como las demonizan, y si con una mano abofetean a los populares por la felonía de sus alianzas, con esa misma mano aún caliente, les ofrecen la cordialidad de un pacto.
Für unsere Länder. Unsere Völker. Für Demokratie, Freiheit, Sicherheit und Wohlstand! Für ein Europa der Vielfalt und des Friedens. Wir sind die #Patriots 💪🏻@PM_ViktorOrban@matteosalvinimi@MLP_officiel@AndrejBabis@geertwilderspvvpic.twitter.com/oWvLEF3EwW
— Harald Vilimsky (@vilimsky) February 10, 2025
Es un discurso invertebrado en el que todo es verdad y también su contrario y en el que todo vale si me conviene a mí. Buscando cargarse de razón, niegan las líneas maestras de la racionalidad científica de los tres últimos siglos, llaman “imposición inmunológica” a los programas de vacunación y llaman “fanatismo climático” a toda advertencia que estreche el tubo de escape de sus ambiciones económicas. Quizá no les falte razón a quienes piensan que toda esta liturgia neofascista no sea más que un intento de aprovechar en su propio beneficio el impulso de Trump a falta de mejores recursos o de conquistar con zalamerías el bolsillo de Elon Musk, el mecenas generoso de todos estos artistas de la devastación.
Como Trump, buscan el refrendo de una religión preconciliar y ultraconservadora, que olvidó el Evangelio y resucitó a Constantino y arengó a los cruzados en la lucha contra el turco infiel. Y la verdad es que hay una cierta parte de la Iglesia española que se siente cómoda con esta vuelta nostálgica a la doble moral del nacionalcatolicismo, que solo siente arrebatos místicos en los rosarios en Ferraz y en esas misas tridentinas donde una liturgia barroca se sabe mantener preventivamente de espaldas al pueblo en los gestos y en las palabras. Una religión que supo una vez ser el opiáceo perfecto que sirvió por igual como ansiolítico de la conciencia insolidaria de los ricos y como relajante del espíritu reivindicativo de los pobres. Un extraño cóctel ideológico que hermana el cristianismo con la xenofobia sin apenas despeinarse. Son los fariseos cinco punto cero, maestros en el arte de manipular a Dios a expensas del segundo mandamiento.
Un extraño cóctel ideológico que hermana el cristianismo con la xenofobia sin apenas despeinarse. Son los fariseos cinco punto cero, maestros en el arte de manipular a Dios a expensas del segundo mandamiento
“Ladran, luego cabalgamos” es la única cita, manida y supremacista que Abascal logró encontrar en el erial sin horizontes de su cultura literaria. Una cita doblemente peligrosa. Primero porque no está en el Quijote, como se cree; segundo porque asume (con exceso de presunción) que quien la usa se considera jinete a lomos de otros, mientras que a sus enemigos los reduce metafóricamente a perros envidiosos. Y tercero porque lo quizá olvidan estos jinetes de todos los apocalipsis es que si los perros están ahí, ladrando alerta, es porque tienen la misión ineludible de defendernos de cuatreros y de esa estirpe, vandálica y gris, que son los ladrones de sueños.
![Cumbre de 'patriotas'](https://tv.europapress.net/fotoarchivovideo_947298_1_1_wd500.jpg)
Son tiempos sombríos para España y para el mundo. A todos nos preocupa ver a un gobierno como el actual agarrándose a asideros impensables para salvar su sostenibilidad, a todos nos preocupa una oposición que se ha vaciado de toda propuesta constructiva para quedarse simplemente en la escueta consigna de “derrotar a Sánchez”. Pero pobre, pobre patria la de quienes buscan imponer a los otros la falacia infantil de sus propias nostalgias, porque estarán sembrando una patria vacía.
Se cumplieron ya nueve décadas desde el ascenso al poder del fascismo en Europa. Tiempo suficiente para que nuestra escasa memoria intergeneracional se haya olvidado ya de aquella vergüenza histórica y para que la sangre de tantas víctimas, que al alba manchó el suelo de tantas patrias, se haya secado, ennegrecido y descascarillado por el paso infame de la indolencia inerte de tantos olvidos. Sting tenía razón cuando, a finales de los años 80, desde la tristeza infinita de una de sus canciones, nos recordaba lo que ya parece una realidad que tendremos que asumir: la historia, decía, no nos enseña nada.
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