Dos grandes "parteras" de la primavera Ratzinger y Martini, unidos en lo esencial
(José M. Vidal).- Fueron, durante años, dos columnas de la Iglesia. Al Papa Ratzinger y al cardenal Martini les separaban muchas cosas. Esquematizando mucho, ambos fueron los líderes de las dos almas o de los dos modelos de Iglesia. O dicho en lenguaje civil, Ratzinger fue el líder de los conservadores y Martini, de los progresistas. Pero, por encima de todo, les unía el mismo enorme amor por la institución y el ser dos eclesiásticos honrados, que lucharon (cada cual en la medida de sus posibilidades) por limpiar la Curia.
Ahora, nos acabamos de enterar, por el relato del padre Silvano Fausti sj, que la conexión entre ambos hombres de Iglesia siempre fue profunda.
Por el relato del jesuita sabemos que, en el cónclave de 2005, Martini cedió todos sus votos (incluso su propia papeleta) a Ratzinger. Con un objetivo concreto: evitar que pudiese ganar la candidatura de un cardenal "rastrero" (el calificativo es del jesuita Fausti) y ávido de poder, que aspiraba a suceder al Papa Wojtyla. El padre Fausti no da el nombre del citado cardenal, pero por los datos que ofrece todo hace pensar en el entonces todopoderoso e intrigante Secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano.
Desde entonces, Ratzinger y Martini unieron sus fuerzas para tratar de limpiar la Curia de príncipes aferrados al poder. Y, cuando Martini vio que Ratzinger no lo conseguía, le animó a presentar la renuncia. Y con su renuncia, Benedicto XVI puso en marcha la llegada de la primavera eclesial, encarnada por el Papa Francisco.
Dos hombres de Dios y de Iglesia, con sensibilidades distintas, pero unidos en lo esencial. Dos grandes "parteras" de la revolución tranquila de Francisco. Anima descubrir que a la gente de bien es mucho más lo que les une que lo que les separa. Ratzinger y Martini, dos caras de la misma moneda.