Calificado de "Reformador", pudo intercambiar su nombre de Miguel por el de Martín Unamuno, "el Lutero español"

(Antonio Aradillas).- En mis zagalones años universitarios salmantinos, frecuenté la biblioteca de su Universidad, con la fervorosa intención de localizar algunos de los libros procedentes de la que había sido propiedad privada de su antiguo Rector, don Miguel de Unamuno. Fijé mi atención de modo especial en los subrayados personales de los Evangelios y otros libros del Nuevo Testamento, llegando a conclusiones definitivas en relación con la fe y su vivencia en la Iglesia oficial y extra- oficial, en España.

De otros libros y documentos firmados por él, percibí su docta crítica y preocupación religiosa por la necesidad de serias reformas a las que jerarquía y laicos habrían de someterse penitencialmente en los lares patrios, con el fin de que su parecido con el legado de los santos evangelios sobrepasara los límites de la "pura coincidencia" gestual y descomprometida. Calificado de "Reformador" y de "El Lutero español", pudo intercambiar su nombre de Miguel por el de Martín, con implícitas referencias al protagonista de las "95 tesis sobre las indulgencias" clavadas en las puertas de la iglesia del castillo de Wittenberg el día 31 de octubre del año 1517, y del posterior Decreto de la Dieta de Worms, firmado en mayo del 1521.

En el marco de las celebraciones conmemorativas de tan importante acontecimiento universal, con incidencias transcendentales en las esferas religiosas, políticas y civiles, extracto algunos párrafos de los escritos por don Miguel Unamuno en relación con el tema, con conciencia religiosa de que él mismo debe ser "El Lutero español", tal y como no pocos pensadores de la época lo calificaron.

"Desde hace algún tiempo... se va afirmando en mí una profundísima persuasión de que soy un instrumento en manos de Dios para contribuir a la renovación espiritual de España. Toda mi vida, mis triunfos, la popularidad que voy ganando, mi elevación a este Rectorado (octubre de 1900), todo ello me parece enderezado en ponerme en situación tal de autoridad y de prestigio, que haga mi obra más fructuosa".

"Yo creo que la solución del protestantismo es la única que puede salvarnos del irreligiosismo y de la indiferencia y del olvido de la otra vida".

"Recuerdo también la lucha de los aldeanos alemanes, lucha terrible provocada por el hambre, pero de cuyo sacudimiento poderoso salió el movimiento redentor de la Alemania moderna: la Reforma. También aquí tal vez de una guerra de aldeanos salga el preludio de la Reforma española, el dogma de nuestro pueblo".

"Los pueblos latinos necesitan, a mi sentir, una revolución religiosa, algo que sea para ellos lo que la Reforma para los germanos y anglosajones. ¿Cómo será?. No lo sé."

"En España hay quienes maldicen del Protestantismo, no por lo que tenga de heterodoxo desde el punto de vista de la Iglesia católica romana, sino por lo que dicen que tiene de no español, de exótico y de extranjerizante...Yo creo que nuestros místicos españoles del siglo XVI, pretendieron una verdadera Reforma española, indígena y propia, que fue ahogada en germen por la Inquisición".

"El Padre Cámara, obispo de aquí (Salamanca), me mandó un "ultimátum" con el propósito de condenar mis escritos de denuncia del catolicismo político - eclesiástico, y si me llevan a mi Dieta de Worms, mejor. Tal vez así empecemos a poner España en camino de que alboree la paz de Westfalia, que bien lo ha de menester".

"Es indudable que la Religión católica, oficial en España, y la que profesan la mayoría de los españoles, -aunque muchos finjan profesarla y otros no tengan conciencia de ello-, ha influido y sigue influyendo, en el modo de ser, de vivir, de pensar y de sentir del pueblo español, tanto o más -creo que mucho más- que su lengua, su legislación, su historia etc."


"Una vez más, y no será la última, tengo que repetir lo vergonzoso y degradante que resulta el que un país que se dice cristiano, no haya leído el Evangelio la mayoría de los hombres, que por cultos se tienen, y que en cambio se cuelguen al cuello de los niños, a modo de amuletos, trocitos de Evangelio en "latín", metidos dentro de unas bolsitas cosidas y adornadas con lentejuelas, y que se traguen las parturientas unas cintillas de papel conteniendo jaculatorias y otras formas del más bajo y anticristiano fetichismo".

"Yo no sé qué esperar de pueblos materializados por una larga duración de fe implícita católica, de creencias rutinarias y en los que parece gastado el resorte interior... No sé qué esperar de pueblos en que siglas de una religión más social que individual, más de ritos y ceremonias y exterioridad, que no de lucha íntima, les ha llevado a una "librepensaduría" de indiferencia y de resignación... De la superstición de un Cielo y de un Infierno ridículos e infantiles la llevado a una "librepensaduría" de indeferencia grosera"

La Iglesia católica en España necesita reediciones de personajes como don Miguel Unamuno con sobrenombre, visión y misión reformadora de Martín Lutero. Tienen estremecedora vigencia estas denunciadoras palabras del Rector de la Universidad de Salamanca, escritas el año 1906:"Porque el santo Oficio y la Inquisición fue instrumento más bien político que religioso. La conservación de la pureza de la fe católica no era sino un pretexto para conservar la unidad nacional, que se veía comprometida por la herejía. Hoy todavía lo de "protestante" suena a nuestro pueblo más bien que a otra cosa, a algo anticonstitucional, exótico, enemigo de la Patria y de su tradición".

La "roucovarelización" episcopal, y católica en general, a la que todavía está, y seguirá estando durante más tiempo, la Iglesia en España, demanda actividad y presencia reformadoras. Su encarnación en miembros del episcopologio y en sacerdotes, frailes, monjas y monjes, no es por ahora posible. Unos y otros, por ejemplo, viven y conviven de eso, es decir, "por ser vos quien sois". Laicos y laicas no están aún capacitados en la Iglesia española para ser y ejercer de "Luteros", no atisbándose siquiera algunos rasgos "unamunianos", con el prestigio, comprensión y cultura que los siguen definiendo...

Volver arriba