"Su respaldo y acompañamiento personal a las víctimas, tan sanador, demuestra que otra Iglesia es posible" Víctima de abusos del clero: "Santidad, sus esfuerzos valientes y decididos son un faro de esperanza para víctimas como yo"

Gracias, Francisco, por su incansable lucha contra los abusos en la Iglesia. Los cambios que hemos experimentado en su Pontificado demuestran que ahora las víctimas tenemos un papel relevante y visible en la Iglesia: tenemos el verdadero poder del cambio. Sus esfuerzos valientes y decididos son un faro de esperanza para víctimas como yo. Al reconocer y abordar los errores del pasado, Santo Padre, ha dado un paso crucial hacia una Iglesia más transparente y segura, donde las víctimas ya no estamos solas, sino acompañadas por quienes sí creen en la justicia… por muy pocos que sean. 

Aprecio profundamente su coraje al enfrentar este desafío de frente, de manera clara y directa, contra quienes han corrompido la esencia de la religión católica, prostituyendo lo más sagrado que los niños abusados teníamos: la inocencia y la espiritualidad. Gracias por ir más allá de las palabras, y ser el inicio de un cambio, a través de medidas concretas, para hacer ver que el resto es deber de todo el resto de la Iglesia acabar con abusadores y encubridores.  

Su respaldo y acompañamiento personal a las víctimas, tan sanador, demuestra que otra Iglesia es posible. Gracias por buscar el reconocimiento del sufrimiento de los miles de víctimas olvidadas, y por buscar la verdad a través de gestos que resuenan profundamente. 

En este momento tan crítico en que las minorías ideológicas, conservadoras y clericales que le atacan, Santo Padre, por ser fiel al Evangelio, quiero expresarle mi total apoyo. Usted está siendo víctima del mismo tipo de ‘Iglesia’ que oprime a las víctimas de abusos sexuales, de conciencia y de poder.

Su valentía no solo es un faro de luz para quienes hemos sufrido los azotes de la corrupción y criminalidad eclesiástica, sino un puente hacia un futuro donde la fe sostenga cimientos sólidos de esperanza y amor; un futuro donde el verdadero pueblo de Dios sea capaz, desde una Iglesia sinodal, de decir basta a cualquier tipo de abuso y encubrimiento, levantarse ante quienes se entronizan en el poder canónico, y garantizar la salvaguardia. No está solo, Santo Padre, las víctimas de abusos sexuales estamos a su lado, dispuestas a defenderle del enemigo que tanto nos humilla.