"Así, no se puede ser, ni ejercer, de obispo, ni siquiera de persona 'normal'" Siete palabras episcopales
Al lenguaje episcopal así emitido, le faltan miríadas de kilómetros para que la Iglesia “sinodal” y “en salida” se atreva a asomarse por alguna que otra rendija y menos, si esta pretende ser “franciscana”
Los obispos de la provincia eclesiástica de Extremadura, acaban de gritarle al Gobierno, hasta enronquecer, con criterios sociales, su protesta por la situación tan precaria en la que se encuentra su “vaciada” Comunidad Autónoma
Con el lenguaje “semanasantero” propio de estos días, recojo del Edén- huerto de la vida diaria, un ramillete de palabras pronunciadas por quienes, en su diversidad de grados y graduaciones jerárquicas, son, o deben ser, sus portadores “oficiales”. No obstante, no será jamás posible prescindir de que, por humanos, por cristianos y aún por obispos a aspirantes a serlo, todos -TODOS- somos “ palabra” y nada menos que PALABRA de Dios.
Mi tarea-ministerio en esta ocasión se reduce a su recogida, dejando su interpretación a aquellos que inicialmente fueron sus destinatarios…
Al “Responsum” hecho público por el alto organismo vaticano de la “Doctrina de la Fe”, en relación con las bendiciones, impartidas a los homosexuales, el obispo de Roma, papa Francisco, ha pronunciado , con puntualidad y grandeza, entre otras, estas palabras:
”La Teología Moral no puede reflexionar sobre la formulación de principios, o normas, sino que necesita hacerse cargo posteriormente de la realidad que supera cualquier idea”.
“El radicalismo evangélico no debe oponerse a la debilidad humana”.
“Siempre es necesario encontrar un camino que no aleje, sino que acerque los corazones a Dios”.
“La atención referencial a los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria”.
“No hay que tener miedo a las reformas , incluso si exigen sacrificios y no pocas veces hasta un cambio de mentalidad Con ocasión del 41 aniversario reformas, incluso si estas exigen sacrificios y, no pocas veces, un cambio de mentalidad”.
“La apertura de la Iglesia a los homosexuales no tiene marcha atrás”…
Sin salirnos del tema, Mons. Georg Bätzing, Presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, “admite y explica la incomprensión de algunos católicos al veto de Roma a la bendición de las parejas gays”.
“La Iglesia es una madre y una madre no reclama bendición” , tal y como reza el arzobispo de Viena Mons. Cristoph Schönborn.
Con ocasión del 41 aniversario del martirio de san Oscar Arnulfo Romero, su actual sucesor Mons. Escobar, “orgulloso de haber heredado parte de su testimonio de vida”, refirió públicamente que “muy conocedor de la Curia Romana, estaba convencido de que si la causa de la beatificación-canonización de su antecesor había caminado tan despacio, era porque el enemigo estaba dentro, hasta la venida del papa Francisco que abrió la puerta a la santidad profética y social, de quienes entregaron sus vidas a los pobres en Centroamérica, ejerciendo de voz a los sin voz”.
Con el diccionario de la RAE en la mano, el del Derecho Canónico, el litúrgico , el popular y hasta el populachero, apenas si le ha sido suficiente el actual obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, descalificar al Gobierno democráticamente elegido hoy en España, a sus secuaces y adicto s y a no pocas leyes, normas y determinaciones presentes, o ya en proyecto de ejecución, a no ser que Dios no lo quiera y lo exprese de modo terminante y sin ahorrarse toda clase de castigos terrenales o supra-terrenales, y “caiga quien caiga”. “Campo de exterminio”, “nuevos bárbaros embriagados de poder”…, son, entre otras benevolentes y piadosas palabras, mensajes de comprensión y de paz, que teórica y prácticamente forman parte de la mística del diálogo, como su antesala, fundamenta y razón de ser de la Iglesia y de la misma sociedad.
Al lenguaje episcopal así emitido, le faltan miríadas de kilómetros para que la Iglesia “sinodal” y “en salida” se atreva a asomarse por alguna que otra rendija y menos, si esta pretende ser “franciscana”. Acorazado con las citadas palabras-baculazos, y además con mitras, no se puede ser, ni ejercer, de obispo. Ni siquiera de persona “normal”, es decir, de “modelo de personas”.
Da la impresión de que, pese a los meses ya transcurridos, y a las esperanzas puestas en el nuevo Nuncio de SS. en España, el arzobispo Mons. Bernardito Auza, no acaba de convertir conciliarmente, y con las prisas requeridas, a buena parte de Episcopado. Con ocasión del lío misterioso y administrativo que se registra en la diócesis mirobrigense-salmantina, acaba de dogmatizar que “ el papa tiene la última palabra”…
Señor Nuncio, a estas alturas de la película, ni al clero, ni al ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, ni a la comunidad eclesial que peregrina por tierras tan nobles y tan ilustradas universitariamente, se les puede adoctrinar con olvido de principio administrativo tan elemental como el de que “De Roma viene, lo que a Roma va (y si es con denarios, más presto será”) .
Los obispos de la provincia eclesiástica de Extremadura, acaban de gritarle al Gobierno, hasta enronquecer, con criterios sociales, su protesta por la situación tan precaria en la que se encuentra su “vaciada” Comunidad Autónoma, la última de todas las del resto de España. Las campanas de las torres y espadañas de las diócesis, a una hora determinada del sábado de Pasión, así lo salmodiarán, con sustos y sorpresas hasta para las mismas cigüeñas y palomas, que anidan en tales y sacrosantas alturas… P
ero hay gente, de verdad cristiana, que se interroga en Extremadura y fuera de su Comunidad, si acaso el hecho de que su Patrona la Virgen de Guadalupe siga estando desterrada a perpetuidad de estas tierras, siendo administrada por los arzobispos castellano-manchegos de la “Primada” de Toledo, tiene algo que ver con tan desdichada situación y precariedad. Personalmente yo creo que no. Por cierto, ¿se sumarán al festival campanero las torres parroquiales de los pueblos que siendo extremeños, siguen perteneciendo a la sede “Primada”?
Los obispos de Guatemala, que saben y sufren tantos martirios en sus propias carnes, proclaman una y otra vez que “no hay amor más grande que dar la vida por amor a los demás…”