El cura de Òrrius (Barcelona) cuelga un muñeco de Felipe VI desde un campanario ¿Y si fuera la Virgen de Montserrat la que colgaran bocabajo?

(Antonio Aradillas).- Resultarían inimaginables las reacciones de distintos colores, que en la actualidad suscitaría la noticia de la presentación ante el público, de la imagen -cuadro o estampa- de la Santísima Virgen Nuestra Señora de Monserrat, "con la cabeza hacia abajo". Dentro y fuera de la demarcación eclesiástica catalana, de la que es y ejerce como celestial Patrona, hecho tan ignominioso no dejaría a nadie insensible o idiotizado. La noticia acapararía los primeros titulares de los medios de comunicación del mundo entero, en todas las versiones técnicas más avanzadas.

Ya sé que esta hipótesis, ni se ha registrado, ni es posible que, por ahora, llegue a registrarse. Sé igualmente que el rey es un ciudadano que se llama Felipe VI, por lo que toda comparación "montserratina" es pura y simplemente ociosa, aunque protocolariamente, por mucho que se empeñen algunos, haya sido invocado que lo fuera "por la gracia de Dios", en este caso, con los ordenamientos democráticos al uso.

Partiendo de estas referencias, hipotética una e histórica, otra, creo de interés cívico-religioso, la exposición de unas reflexiones y preguntas, entre tantas, como se formula el pueblo.

La importancia y excepcionalidad de la hipótesis de la presentación de la Virgen de Monserrat "con la cabeza hacia abajo", como signo de irrespetuosidad. repulsa o desprecio, ¿radicaría fundamentalmente en su dimensión y contenido religioso, o en la patriótica o patriotera?. En todo caso, ¿habría de estimarse, valorarse y aceptarse como expresión genuinamente democrática, o como reacción asilvestrada de personas o grupos, siempre dispuestos, por oficio o por beneficio, a prescindir de toda clase de normas y procedimientos, con tal de que sus deseos se cumplan, "caiga quien caiga", y el gesto sea o no, en beneficio del pueblo-pueblo?

¿Es posible definir como "democráticos", sistemas y procedimientos, los que se emplean de esta manera, porque sí, porque "me da -o nos da- la real gana", o por otros motivos que no sean los que dictan y justifican la fuerza, bajo cualquier de sus advocaciones y subvenciones, con, o sin, siglas?

Desde ideologías y procederes instigados, consentidos o aplaudidos, ¿pueden los dirigentes de los pueblos, al margen o en contra de lo legítimamente legislado por los representantes de las mayorías constitucionales, prestarse, a fomentar y aceptar las situaciones y regímenes provenientes de procedimientos, o de interpretaciones de normas o leyes, discutidas unas, y otras imposibles de serlo, pese a inútiles invocaciones del sagrado término "diálogo", y que incapacita para deponer actitudes predeterminadas, anteriormente aceptadas ya como otros tantos "dogmas de fe"?

Fuera y dentro de la demarcación en la que algunos aplauden y aclaman la desaparición de no pocos signos, o que estos sean presentados ante el pueblo ignominiosamente "con la cabeza hacia abajo", dada la religiosidad "de por vida" que caracterizó, y dicen seguir caracterizando, a sus gentes, muchos se formulan preguntas tan simples como estas: Dado que todos los miembros de la Conferencia Episcopal Tarraconense tomaron partido en el adoctrinamiento que harían viables y laudables esta clase de comportamientos "cívicos", ¿siguen dispuestos a su imposición y aplauso, o se creen obligados a corregirlos, les resulten, o no, "rentables" para los intereses de la Iglesia que representan, confiriéndole al concepto "rentabilidad" acepciones más anchas, con inclusión de las del dinero -"la pela es la pela"-, del poder y de la "dignidad o dignidades" episcopales o monásticas?

¿Acaso los obispos, catalanes y aún no catalanes, están de acuerdo con los planteamientos ciudadanos que algunos intentan implantar "por fas o por nefas", sin prever los riesgos que llevan consigo, y además, al amparo de motivaciones que se dicen religiosas, con especial y blasfema mención para advocaciones "montserratinas"?

¿Es posible que la línea directa con el mundo sobrenatural católico y apostólico, mediando el Espíritu Santo, dirigentes catalanes, y aún militantes de movimientos auspiciados por la Iglesia, sigan dispuestos a llevar hacia delante sus programas, pese a quien pese, "en el nombre de Dios" y con bendiciones más o menos indulgenciadas de sus respectivos obispos, abades, abadesas y priores/as de sus Órdenes y Congregaciones?

Coleccionista yo de "palabras episcopales" conservadas en los Boletines Oficiales de sus diócesis, decido aquí y ahora, subrayar, a título de ejemplo, unas entresacadas de las escritas por dos de ellos, con denominación de origen catalán, entonces al frente de las diócesis de Barcelona, el cardenal don Narciso Jubany, y de Lérida, don Ramón Malla Call, precisamente con ocasión del fallecimiento del Generalísimo don Francisco Franco Bahamonde. El primero de los citados obispos se lamentaba con son palabras tan sentidas como estas: "Nosotros -Nos- somos testigos de las múltiples manifestaciones de los sentimientos religiosos del ilustre difunto. Hemos constatado su gran espíritu patriótico y hemos admirado su total dedicación al servicio de España". Don Ramón, obispo de Lérida, escribía que "esta catedral hace 20 años, más en concreto la víspera de san Miguel de 1955, cobijó en su ámbito la figura ya histórica de Francisco Franco...Descanse en paz quien tanto se esforzó en construir un futuro tan bello..."

¿Cómo es posible que en la Iglesia -"Nuestra Santa Madre la Iglesia- , se den tantos y tales bandazos político-religiosos? ¿A papas, cardenales, obispos, jefes de Estado, Presidentes de Comunidades Autónomas, santos y santas, condenaremos a perpetuidad a que sus cuadros e imágenes aparezcan con "la cabeza hacia abajo", temporalmente o a perpetuidad, y no con la cabeza hacia arriba, como Dios manda y lo exige la naturaleza de las personas y de las cosas?

¿Cuántas declaraciones -"Cartas Pastorales"- en contra, procesiones reparadoras, con flagelantes o sin ellos, letanías con peticiones de "¡perdona a tu pueblo, perdónalo, Señor!- , organizarían políticos y obispos dentro y fuera de Cataluña, en el caso en el que su -nuestra- "Morenetta", hubiera aparecido en estampas o imágenes "con la cabeza hacia abajo"?

¿De qué tratamiento serían merecedores los instigadores y ejecutores de la exposición de la imagen o signo -"¡Alá es Grande y no hay más Dios y Mahoma es su Profeta!", también con la cabeza hacia abajo?. ¿Cuáles son los límites de determinadas "chulerías" ornamentales, con o sin bendiciones apostólicas?

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