Se cumplen 210 años del nacimiento del purpurado nacido en tierras valencianas Un cardenal de Beneixama: Miquel Payà

El cardenal Miquel Payà i Rico.
El cardenal Miquel Payà i Rico.

Nacido en Beneixama, en la comarca valenciana del Alt Vinalopó el 20 de diciembre de 1811, hoy hace 210 años, Miquel Payà i Rico fue obispo de Cuenca y arzobispo de Santiago de Compostela y de Toledo

Seguidor de las doctrinas de León XIII, Miquel Payà defendió la encíclica Libertas, en la que se decretaba la abolición de la esclavitud. Teniendo en cuenta la situación de los esclavos de las colonias españolas, el cardenal Payà, valientemente, defendió este texto, que publicó en latín y en castellano

Las diócesis del País Valenciano, su villa natal, Beneixama y la comarca del Alt Vinalopó habrían de recordar a este arzobispo que destacó de manera notable en el siglo XIX como un gran eclesiástico y como un buen pastor, celoso de su grey

Nacido en Beneixama, en la comarca valenciana del Alt Vinalopó el 20 de diciembre de 1811, hoy hace 210 años, Miquel Payà i Rico fue obispo de Cuenca y arzobispo de Santiago de Compostela y de Toledo. Hijo de una familia labradora, cuando murió su padre, se trasladó a la ciudad de Onil con su madre. Obtuvo el grado de bachiller en filosofía i posteriormente en teología e impartió clases en una academia privada de lógica, física, matemáticas, metafísica y ética. En 1830 obtuvo una beca del Real Colegio del Corpus Christi de València y en la Universidad ocupó las cátedras de Metafísica, Literatura, Gramática, Historia, Lógica, Astronomía y Ética. Fue ordenado presbítero en 1836.

La Junta Revolucionaria de Alzira lo quitó de la docencia universitaria y Miquel Payà volvió a su ciudad, Beneixama, donde construyó el templo parroquial, inició las obras del nuevo cementerio y creó la banda de música del pueblo. También instituyó las fiestas de Moros y Cristianos, además de fundar la Asociación de Beneficencia Domiciliaria. En 1844 volvió a València como beneficiado de la Catedral, impartiendo clases en la Universidad y en el Seminario. Fundó el diario El Eco de la Religión en 1855.

Payà supo convivir con las Cortes de la Revolución y con la monarquía de Amadeo de Saboya.
Payà supo convivir con las Cortes de la Revolución y con la monarquía de Amadeo de Saboya.

El 12 de octubre de 1858 fue consagrado obispo de Cuenca, donde además de organizar la Sociedad de Amigos del País, fundó un asilo per a huérfanos. Fruto de su preocupación social y viendo la pobreza de la gente, regaló su coche y destinó 30.000 reales de su fortuna, a paliar las necesidades de los más desvalidos. 

Payà supo convivir con las Cortes de la Revolución (después de la abdicación de la reina Isabel II) y con la monarquía de Amadeo de Saboya, donde fue senador por Guipúzcoa. Se enfrentó al Tradicionalismo, ya que no compartía la filosofía del Carlismo y participó también en el Concilio Vaticano I, donde defendió la infalibilidad del papa.

En 1874 fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela y tres años más tarde, cardenal. Enemigo del laicismo, se ganó la enemistad de la prensa liberal, anarquista y republicana. Por su espíritu emprendedor, potenció las excavaciones arqueológicas en la catedral de Santiago, donde encontraron unos huesos humanos que, estudiados por tres profesores universitarios, fueron identificados como los restos del apóstol Santiago.

Finalmente, en 1886 Miquel Payà fue nombrado arzobispo de Toledo. 

En 1886 fue nombrado arzobispo de Toledo
En 1886 fue nombrado arzobispo de Toledo

Seguidor de las doctrinas de León XIII, Miquel Payà defendió la encíclica Libertas, en la que se decretaba la abolición de la esclavitud. Teniendo en cuenta la situación de los esclavos de las colonias españolas, el cardenal Payà, valientemente, defendió este texto, que publicó en latín y en castellano. Atento a las necesidades sociales y buen conocedor de la diócesis, restauró y construyó nuevos templos y conventos en la diócesis de Toledo. Hombre de gran inteligencia, obispo humilde y cercano a los problemas de los pobres, este hijo de Beneixama murió en Toledo el 24 de diciembre de 1891, ahora hace 130 años.

Del estudio grafológico de la firma de Miquel Payà (según los estudios hechos por el médico y psiquiatra Rafael Sancho) se desprende su madurez y plenitud física y psíquica, así como también la extraversión, la energía y la decisión que tenía el cardenal de Beneixama. El estudio grafológico de la firma de Miquel Payà, concluye así: “Entre los cientos de autógrafos de personas célebres que integran nuestra colección, tan solo hemos encontrado dos de cierto parecido: D. Santiago Ramón y Cajal y D. Marcelino Menézdez y Pelayo, dos personalidades ciertamente muy diversas, pero que tenían a la vez un par de cosas en común: la claridad de ideas y su facilidad para programar cualquier trabajo”. 

En los 210 años del nacimiento del cardenal Payà, las diócesis del País Valenciano, su villa natal, Beneixama y la comarca del Alt Vinalopó habrían de recordar a este arzobispo que destacó de manera notable en el siglo XIX como un gran eclesiástico y como un buen pastor, celoso de su grey.         

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