"El Papa no enfrenta a los jóvenes como un juez ni hace apologética con ellos" Sobre las críticas al documental del Papa Francisco: "No existe otra forma de evangelizar"
"También están aquellos cristianos que toman este don con la humildad de quien sabe que lo recibió gratuitamente y que jamás podrá pagarlo, sin importar qué haga en esta vida"
"Se ha criticado al Papa por su participación en él, como si el ejercicio de escucha fuese equivalente a la rendición total, a la traición y a la relativización de la Verdad que debe promover la Iglesia"
"El Papa no enfrenta a los jóvenes como un juez ni hace apologética con ellos; los escucha y los acoge como un padre, siembra en ellos la semilla de la verdad"
"El Papa no enfrenta a los jóvenes como un juez ni hace apologética con ellos; los escucha y los acoge como un padre, siembra en ellos la semilla de la verdad"
| Guillermo Ramírez Díez, diputado chileno
En el mundo de hoy -en el que abunda la anomia, el relativismo y la subjetividad- parece una provocación mayor decir que la Iglesia Católica es depositaria de la Verdad. Incluso nuestros hermanos de otras denominaciones cristianas rechazan esta afirmación, pues consideran que la verdad se halla en las escrituras y no en instituciones humanas. Como sea, es innegable que Cristo nunca mandó escribir nada, pero sí que quiso fundar su Iglesia sobre Pedro.
Reflexionando acerca de esta verdad, los cristianos de todos los tiempos han tenido diversas reacciones. En algunos ha brotado un espíritu de soberbia, como de quien posee algo escaso, único, importante; la actitud de un elegido que cree que lo es por sus aptitudes y méritos personales. En un extremo, acá se encuentran los inquisidores, los de juicio fácil, que no dudan en ocupar este maravilloso don para hacer alarde de él y humillar a quienes no lo han recibido aún.
Pero también están aquellos cristianos que toman este don con la humildad de quien sabe que lo recibió gratuitamente y que jamás podrá pagarlo, sin importar qué haga en esta vida. Así, lo único que queda es la gratitud y la necesidad de compartir con otros el don recibido.
Así, frente a la urgente y difícil tarea de re-evangelizar este mundo, estas dos actitudes chocan de frente con la fuerza de dos trenes: amar o tener la razón; dar el ejemplo o dar muchos argumentos; relevar al donatario o al don.
El debate en torno al documental Amén es quizás la muestra más cruda de esta realidad. Se ha criticado al Papa por su participación en él, como si el ejercicio de escucha fuese equivalente a la rendición total, a la traición y a la relativización de la Verdad que debe promover la Iglesia. Pues no. Francisco nos muestra con sencillez lo que el Señor espera de nosotros: salir al encuentro de la oveja perdida (lo que implica enfrentar las miserias y el error de este mundo), amarla, acogerla, compartir con ella la verdad con la serenidad y la paciencia de quien sabe que es Cristo quien actúa, con la caridad de quien ama a todos los hombres por ser imagen y semejanza de Dios.
El Papa no enfrenta a los jóvenes como un juez ni hace apologética con ellos; los escucha y los acoge como un padre, siembra en ellos la semilla de la verdad, y seguramente hoy ora para que Dios permita que esa semilla dé mucho fruto. No existe otra forma de evangelizar.
La Iglesia, depositaria de la Verdad, debe seguir predicando; pero el Papa nos recuerda que las ovejas no sólo reconocemos a nuestro Buen Pastor por su voz, sino también porque primero nos amó y dio su vida por nosotros, pecadores y extraviados.
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