"Veamos de dónde vienen las fobias y, también, las filias. Después, discernamos" En defensa del papa Francisco, un profeta que incomoda

Todos los bautizados somos sacerdotes, profetas y reyes; pero en cada uno de nosotros domina alguna de estas funciones.

Se entiende por profeta a la persona que dice lo que la divinidad le ha inspirado, al que, llevado por la acción del Espíritu de Dios, analiza la realidad que vive, discierne si está de acuerdo con los planes divinos y clama para que esa realidad cambie y se acomode a la voluntad de Dios.

Por obispo (episkopos), y el papa es obispo, se entiende al inspector o vigilante de la comunidad. Él predica y enseña, juzga y dirige la Iglesia local o universal.

Normalmente la profecía ha servido para corregir la organización de las instituciones, de las comunidades y los pueblos. Corrección que ha traído consigo el rechazo, la persecución y hasta la muerte. “Ningún profeta es bien recibido en su tierra”

El responsable de una comunidad, iglesia o pueblo, da seguridad, tiende a conservar, es realista. El profeta desestabiliza, siembra dudas, abre caminos nuevos, ama la utopía, anhela lo deseable todavía no existente.

Por regla general, aunque siempre hay excepciones, en los Papas ha dominado más la función de episkopos que la de profeta. Su corte, la curia, ayuda a la conservación y a evitar desviaciones. Unos están más preocupados de la ortodoxia (que no haya desviaciones doctrinales), otros de la ortopraxis (que las formas de vida no se desvíen del plan de Dios)

En este Papa, según mi opinión, se da un dominio de la profecía para desconcierto de una parte de la Iglesia que desconfía de todo lo que se mueve.

Algunos prefieren el dominio de la profecía, la apertura a formas nuevas de vida y de organización, la escucha de la voluntad de Dios en cada momento de la vida, aunque desestabilice. Otros apuestan más por la conservación, la estabilidad, la inspección o vigilancia de unas esencias que consideran inmutables.

En algunos, muy pocos, la motivación para que nada cambie se basa en la conservación de sus privilegios; pero en la mayoría lo que existe es un “miedo a la libertad”, un temor a lo que se mueve. Por esta razón en las épocas de crisis hay una tendencia mayor a conservar, a mantener la estabilidad, que a la apertura de nuevos caminos. ¡Qué importante es vivir a fondo la libertad de los hijos de Dios!

Creo que, a la luz de estas reflexiones, se entiende el momento actual de filias y fobias en torno a este Papa. Los menos, pero muy poderosos, quieren parar el movimiento porque temen perder privilegios, honores y dinero; los más, nada poderosos, con fobia hacia el Papa, temen perder la pequeña seguridad que los sostiene. ¡Qué importante sería recordar el mensaje evangélico: “No temas, rebañito menudo, que vuestro Padre ha decidido daros el reino” (Lucas 12, 32)

El Espíritu de Dios, que se cuela por cualquier rendija que le dejamos, nos ha regalado este Papa para un momento difícil de la Iglesia. Yo he recibido con alegría este regalo, a pesar de vivir una realidad eclesial no exenta de contradicciones

Se escribe mucho sobre este Papa a favor y en contra. Sólo he querido dar unas claves para la interpretación

Veamos de dónde vienen las fobias hacia el Papa y, también, las filias. Después, discernamos. ¿Qué nos está diciendo hoy el Espíritu? Escuchemos su voz y abramos la puerta a la irrupción en nuestras vidas.