A uno de mis más devotos, píos y asiduos 'comentaristas' de RD en el limbo "A freír espárragos"
"Uno de mis más devotos, píos y asiduos 'comentaristas' de RD, acaba de mandarme 'a freír espárragos', cauta y valentonamente enceldado en el anonimato"
"Recorriendo el índice del libro 'Intrigas y poder en el Vaticano', firmado por el historiador y periodista Vicens Lozano, en el marco 'del poder, del dinero y del sexo' -en el Vaticano-, al citado 'comentarista' y a otros, les formulo algunas preguntas"
¿Qué destinos, gastronómicos o no, les adscribiría mi comentarista a los protagonistas y adláteres de los capítulos titulados 'El pacto secreto para acabar con el Comunismo', 'Emmanuela, la niña desaparecida'…?
"¿Cómo y adonde mandamos a las dos docenas de Cardenales, después de haber visitado sus villas y ricas mansiones palaciegas en las que están avecindados en Roma, mantenidas gracias a los euros donados por los fieles?"
"¿Cuántas toneladas de espárragos faltan por freír como para que mis “comentaristas” queden contentos y semi satisfechos?"
"Y, por fin, ¿a usted y a los suyos los mandamos o les sugerimos misericordiosamente que se vayan al limbo, que en latín –limbus-, quiere decir 'lugar apartado en el que nadie se entera de nada porque no le interesa, o porque les perjudica'?"
¿Qué destinos, gastronómicos o no, les adscribiría mi comentarista a los protagonistas y adláteres de los capítulos titulados 'El pacto secreto para acabar con el Comunismo', 'Emmanuela, la niña desaparecida'…?
"¿Cómo y adonde mandamos a las dos docenas de Cardenales, después de haber visitado sus villas y ricas mansiones palaciegas en las que están avecindados en Roma, mantenidas gracias a los euros donados por los fieles?"
"¿Cuántas toneladas de espárragos faltan por freír como para que mis “comentaristas” queden contentos y semi satisfechos?"
"Y, por fin, ¿a usted y a los suyos los mandamos o les sugerimos misericordiosamente que se vayan al limbo, que en latín –limbus-, quiere decir 'lugar apartado en el que nadie se entera de nada porque no le interesa, o porque les perjudica'?"
"¿Cuántas toneladas de espárragos faltan por freír como para que mis “comentaristas” queden contentos y semi satisfechos?"
"Y, por fin, ¿a usted y a los suyos los mandamos o les sugerimos misericordiosamente que se vayan al limbo, que en latín –limbus-, quiere decir 'lugar apartado en el que nadie se entera de nada porque no le interesa, o porque les perjudica'?"
Uno de mis más devotos, píos y asiduos “comentaristas” de RD., acaba de mandarme “a freír espárragos”, cauta y valentonamente enceldado en el anonimato “narcisista” desde el que no precisan exhibir sus nombres, apellidos y el DNI. cívico correspondiente.
No entiendo de espárragos, ni de operaciones gastronómicas, pero me conformo con asegurar que se trata de una planta herbácea, de flores de color blanco verdoso y fruto redondo, rojo y comestible. Por lo visto y leído, el espárrago posee gran cantidad de vitaminas, sobre todo A, B1, B2, B6, C y E, con gran aporte de minerales como magnesio, fósforo, calcio y potasio, aunque pobre en sodio.(En conformidad con las referencias del diccionario, coloquialmente “mandar a freír espárragos”, es equivalente a “rechazar o desentenderse de una persona”, como si se la mandara “a la porra”, a hacer “monas”, “churros”, “gárgaras”, “puñetas”, “guano”, o a otros lugares o menesteres inmundos y con necesidad de ser aureolados con nubes de incienso.)
Y recorriendo el índice del libro “Intrigas y poder en el Vaticano”, firmado por el historiador y periodista Vicens Lozano, con sus 35 años de estancia profesional en Roma, y al corriente de cuantas noticias nos proporcionan los medios de comunicación social -ya también los españoles- , en el marco “del poder, del dinero y del sexo,”,-en el Vaticano-, al citado ”comentarista” y a otros, les formulo estas preguntas:
¿A dónde hubiéramos mandado, por ejemplo, al arzobispo Paul Marcinkus, probable -cardenal ”in pectore” de Juan Pablo II-, a espías, mafiosos, cardenales, funcionarios y otros altos cargos, quienes de una u otra manera, protagonizaron, por acción u omisión, los episodios que configuraron, y siguen configurando, cuanto se relaciona con el Banco Ambrosiano, sin exceptuar los “suicidios”, la mafia y tantos hechos sobradamente datados, y todos indignos de la Iglesia y del santo Evangelio?
¿Mandamos solo a ”freír espárragos” a quienes de alguna manera intervinieron en la muerte del papa “sonriente y efímero”, Juan Pablo I, y de la versión oficial de cuya muerte “por causas naturales” no se fía nadie, sin descartar la del “té con leche y cianuro”?
¿Quién puede leer el capítulo dedicado a ”Juan Pablo II y Maciel, una amistad a prueba de bombas”, un sacerdote con una doble vida, con el complemento de una “canonización exprés”, sin pensar que, por abundantes que hubieran sido sean las cosechas de espárragos, faltarían brazos para freírlos sempiternamente? ¿Qué destinos, gastronómicos o no, les adscribiría mi comentarista a los protagonistas y adláteres de los capítulos titulados “El pacto secreto para acabar con el Comunismo”, “Emmanuela, la niña desaparecida”, “El cisma ultraconservador”, “Un papa tan empático como integrista”, “Vatileaks, o el camino de la Iglesia hacia el futuro”, “El mayordomo que roba al papa”, “Los “pecados de la carne”, “El todopoderoso lobby gay”, “Un adiós forzado por los escándalos”, ”Sarah, un valor en alza”, “Los palacios de los cardenales “, “Vidas mundanos y chantajes”, “La curia tiende trampas a Bergoglio”, “Pederastia, un tumor que no tiene cura”, “Los enemigos dentro del Vaticano”, “La perspectiva de un papa filipino”…y el Anexo de la entrevista a Jordi Bertomeu: el flagelo de los pederastas”?
¿Cómo y adonde mandamos a las dos docenas de Cardenales, después de haber visitado sus villas y ricas mansiones palaciegas en las que están avecindados en Roma, mantenidas gracias a los euros donados por los fieles, también de los expresamente destinados al “Óbolo de San Pedro”, a cuya partida, y para su fin caritativo, apenas si le llega el diez por ciento? Conociendo, como se conocen, los datos, las circunstancias, los gastos de las fiestas particulares y demás, con invitación a “personas poderosas del Vaticano, conocidos políticos, empresarios, diplomáticos, estrellas del espectáculo y periodistas populares de la televisión, y deportistas de renombre, ¿no se justifica el malestar cardenalicio generalizado a consecuencia de la prohibición y rechazo por el papa Francisco? (Más información en la citada obra de Vicens Lozano, pp. 262 y ss.)
¿Cuántas toneladas de espárragos faltan por freír como para que mis “comentaristas” queden contentos y semi satisfechos?
En el pórtico del libro del acreditado profesional de la información vaticanista, destacan estas palabras del evangelista (Lc. 8,17) “Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto”, con el complemento de estas otras de Kant: ”Gozardel poder corrompe de manera inevitable el juicio de la razón y pervierte su libertad”.
Y, por fin, ¿a usted y a los suyos los mandamos o les sugerimos misericordiosamente que se vayan al limbo, que en latín –“limbus”-, quiere decir y dice, “lugar apartado en el que nadie se entera de nada porque no le interesa, o porque les perjudica”?
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