"¡Cuánto contenido puede encerrar una simple expresión de dos palabras!" "Son gente triste" consentida por algunos funambulistas
Recientemente ha dado la vuelta al mundo el escandaloso video donde varios curas contertulios secundaban la afirmación del presbítero Gabriel Calvo Zarraute: “yo también rezo mucho por el Papa para que pueda ir al Cielo cuanto antes”
Minar las intenciones del actual Papa, en el caso de la “Sacristía de la Vendée” la sospecha se ha trocado en constatación, por mucho que sus curas intenten negar la evidencia
¿Pero quiénes son estos curas?
"Resulta difícil pensar que los respectivos Ordinarios del lugar no estén informados de ello y no tengan identificada, al menos, a la facción clerical de dichos operativo. Por ello, da la sensación de que ciertos obispos practiquen una suerte de funambulismo"
¿Pero quiénes son estos curas?
"Resulta difícil pensar que los respectivos Ordinarios del lugar no estén informados de ello y no tengan identificada, al menos, a la facción clerical de dichos operativo. Por ello, da la sensación de que ciertos obispos practiquen una suerte de funambulismo"
| Rafael Vicente Ortiz Angulo. Universidad Católica de Valencia
Recientemente ha dado la vuelta al mundo el escandaloso video donde varios curas contertulios secundaban la afirmación del presbítero Gabriel Calvo Zarraute: “yo también rezo mucho por el Papa para que pueda ir al Cielo cuanto antes”. El hecho se ubica en el contexto de una emisión de las tertulias denominadas “La Sacristía de la Vendée”, en memoria de la rebelión contrarrevolucionaria protagonizada por los habitantes de la región de la Vendée (Francia) frente a la Revolución Francesa.
Para los no informados puede resultar desconcertante, o incluso pintoresca, la parafernalia escenográfica y musical que jalona el inicio y el final de las tertulias. Sin embargo, para quienes están al corriente del latir profundo del “phatos” eclesial resulta harto revelador.
Parece que se trata de una iniciativa de un puñado de curas toledanos. No obstante, en las emisiones dirigidas por el presbítero Francisco José Delgado participan, fija o eventualmente, curas de diferentes países, especialmente latinoamericanos, como es el caso del Javier Olivera Ravasi quien en su programa entrevista, a su vez, a otros españoles muy activos en las Redes. Se trata de curas a los que hay que reconocer cierto nivel de formación intelectual, lo que asegura cierta eficacia a su preocupante labor cuya finalidad no es otra que minar las intenciones del Papa Francisco.
Minar las intenciones del actual Papa parece estar en el ánimo de bastantes. Venía sospechando desde hace tiempo que el motivo de que, en algunas parroquias, se rece la oración de los fieles por el Santo Padre pero no por sus intenciones obedezca a algún tipo de deseo inconfesable, por parte de quien la prepara. Debo de confesar que en más de una vez me he sentido culpable por albergar tal sospecha. No obstante, en el caso de la “Sacristía de la Vendée” la sospecha se ha trocado en constatación, por mucho que sus curas intenten negar la evidencia. Es ocioso, cuando no ridículo, intentar hacer equilibrios si la caída ya se ha producido y ha sido pública y notoria.
Francisco los ha calificado de “gente triste”. No se trata de una simple alusión al mobiliario y al tono de media luz de la sacristía o al encorsetado modo de lucir el traje talar. Esa calificación hay que interpretarla a la luz del leitmotiv de su pontificado que conmina a todo el Pueblo de Dios a vivir la alegría del Evangelio, manifiesto en su primera Carta Apostólica Evangelii Gaudium. Vivir el Evangelio hace al cristiano gente alegre. ¡Cuánto contenido puede encerrar una simple expresión de dos palabras!
¿Pero quiénes son estos curas? Son la reminiscencia organizada de aquellos doscientos obispos, capitaneados por el Cardenal Ottaviani, que ofrecieron franca resistencia a la reforma Conciliar, considerándola una revolución nociva e intolerable en el seno de la Iglesia. Al tiempo que este pequeño, pero potente, grupo de obispos intentaba operar la “contrarrevolución” entre los muros de la Basilica de San Pedro, en la trinchera conciliar, algunos laicos, impulsados por similares propósitos, armaban la suya en las bases de la Iglesia con ayuda de algún sector del clero. Uno de estos laicos fue el brasileño Plinio Correa de Oliveirafundador de Tradición Familia y Propiedad (TFP), asociación que se ha extendido por todo el mundo y que, en España, opera coaligada con otras de diversa denominación. De todo ello existe una amplia información accesible en la Red.
Plinio Correa de Oliveira escribe un libro, que se publica por primera vez en España en 1960, titulado Revolución y Contra-Revolución. En la edición de 1992 aparece con adendas posteriores que el autor ha ido haciendo a la primera edición (Brasil 1959), en ella Plinio Correa cataloga el Concilio Vaticano II “como una de las mayores calamidades, si no la mayor, de la Historia de la Iglesia” (p.159). Dicho libro es una especie de manual que propone una estrategia contrarrevolucionaria ante las tres grandes revoluciones que han deteriorado el “estado de cristiandad”: la revolución protestante (Pseudo- Reforma), la Revolución Francesa y la Revolución Comunista.
Como muestra y constatación de este activismo intraeclesial, podemos encontrar, y adquirir, en la Red el libro España anestesiada Sin Percibirlo, Amordazada Sin Quererlo, Extraviada Sin Saberlo (1988) que representa una reacción a la “transición democrática” y que critica abiertamente al episcopado español, de entonces, por propiciarla y apoyarla, especialmente, la perspectiva que de ella presentaba el PSOE. En dicho libro podemos identificar grupos y personas que secundan y promueven, entonces y ahora, este tipo de discurso. Sin menoscabo de la razón que puedan albergar algunas de las apreciaciones puntuales, sumariamente transluce una sensibilidad social, ideológica y religiosa muy afín a TFP y a “La Sacristía de la Vendée”. A simple vista, así lo muestra el marco estético en el que vienen envueltas sus ideas.
"Es fácil establecer una relación entre la ideología que rezuma el pensamiento de Plinio Correa con su propuesta contrarrevolucionaria y las misivas ofrecidas desde el grupo que compone 'La Sacristía de la Vendée'"
Es fácil establecer una relación entre la ideología que rezuma el pensamiento de Plinio Correa con su propuesta contrarrevolucionaria y las misivas ofrecidas desde el grupo que compone “La Sacristía de la Vendée”, presentándose a sí mismos como “curas contrarrevolucionarios”. Esta misma autodenominación la utiliza Francisco José Delgado reiteradamente en el video en el que anuncia el cese temporal de la actividad de dicha “Sacristía”. En él advierte que se trata de una “retirada táctica” y aprovechando el receso que pensaban hacer de cara a la Semana Santa.
“Retirada táctica”, resulta interesante prestar atención al recurso a una nomenclatura belicista y al perfil militarista en el que se enmarca el propio comunicado. Algunos de los símbolos que ahí aparecen contextualizan sobradamente el humus ideológico, e incluso político, del que se alimentan.
Francisco José Delgado afirma que su Obispo estaba al tanto de la actividad de “La Sacristía de la Vendée” y contaba con su beneplácito. Por ello, deja entrever el sentimiento de traición que les embarga.
Sonbastantes las diócesis españolas donde podemos encontrar reductos de presbiterio compuesto de “gente triste”, por tanto, sacristías de esta índole y que suscitan gran afluencia laical, que al mismo tiempo sirve de apoyo, sustento e inspiración. Resulta difícil pensar que los respectivos Ordinarios del lugar no estén informados de ello y no tengan identificada, al menos, a la facción clerical de dichos operativos. Por ello, da la sensación de que ciertos obispos practiquen una suerte de funambulismo. Un estar siempre en la cuerda floja entre las directrices del Concilio Vaticano II y de los pontífices postconciliares y esa nostalgia tradicionalista que terminan confundiendo con la Tradición.
"Resulta difícil pensar que los respectivos Ordinarios del lugar no estén informados de ello y no tengan identificada, al menos, a la facción clerical de dichos operativo. Por ello, da la sensación de que ciertos obispos practiquen una suerte de funambulismo"
Se hace costoso aceptar el poco eco que en el episcopado español está teniendo el Sínodo de la sinodalidad, en marcha ya tres años. Qué gozoso hubiera sido que las cartas pastorales a propósito para alentar la participación del Pueblo de Dios en esta iniciativa se hubieran prodigado. Al parecer se han conformado con alguna mención aquí y allá, colgar información en alguna página Web oficial y poco más.
Lo mismo está ocurriendo con la preparación del próximo año santo 2025, Francisco ha propuesto la lectura y el estudio comunitario de las cuatro constituciones conciliares. A este propósito, se han confeccionado unos cuadernos elaborados de forma que facilitan el acceso a los textos. En España, contra esa facilitación didáctica, ese trabajo ha sido editado por la BAC en un solo y grueso volumen que le hace perder el atractivo inicial. Son las consecuencias de la práctica del funambulismo, se necesita tener puesta la atención de los cinco sentidos, y de alguno más, en la cuerda floja para mantener el equilibrio, mientras se descuida lo que el Espíritu está suscitando con su gracia en el seno de la Iglesia.
Este escrito no solo pretende aportar pistas sobre quién es esa “gente triste” que lastra el despegue de una auténtica Iglesia posconciliar sino, también, alentar a esos obispos, que hemos apodado funanbulistas, a optar decididamente por el Concilio y la propuesta sinodal que ha cristalizado en el pontificado de Francisco, fruto de la continuidad del magisterio pontificio postconciliar. Pues, su actitud funanbulista está expuesta a la opinión pública y a la “gente” que, aún sin ser consciente, busca la “alegría del Evangelio”. Pues esa opinión y esa búsqueda quedan afectadas por una actitud que identifican, erróneamente, con el pensar y el sentir de la Iglesia misma. Quizá sea el único rostro de Iglesia que tienen ante sus ojos, pues, tantas veces termina siendo, por diversas razones, el más mediático. Señores obispos, sean valientes y, a nivel de la CEE, afronten con decisión este reto en aquellas diócesis en que sea necesario.
"Su actitud funanbulista está expuesta a la opinión pública y a la 'gente' que, aún sin ser consciente, busca la 'alegría del Evangelio'"
Antes de acabar quiero hacer constar, con claridad, que tanto en la “gente triste” como en la “funambulista” presupongo, siempre, la mejor intención del mundo. Pero la buena intención no asegura la corrección de la acción, en ocasiones, solo preserva de la culpabilidad moral. Esto último ocurre cuando la intención es consecuencia de una conciencia errónea no culpable, por ignorancia invencible. Por otra parte, previniendo posibles malentendidos, quisiera justificar el recurso a la imagen circense del “obispo funambulista”. No quiere ir más allá de la plasticidad de lo que expresa. La uso recordando la imagen del payaso que Harvey Cox utiliza en su libro La ciudad secular, y que Joseph Ratzinger reutiliza en su Introducción al cristianismo, para expresar creativamente ciertas características a mejorar del teólogo moderno.
Necesitamos un pueblo de Dios que afronte, en todas sus vocaciones, con parresía esta etapa de la historia de la Iglesia apostando por el Evangelio sine glossa, acogiendo con humildad, transparencia y autenticidad la “alegría del Evangelio”, Evangelii Gaudium.
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