"El clericalismo es anti-Iglesia. Es su desfiguración absoluta, completa y total" El grave pecado del clericalismo se acuna y mece en los seminarios
"La formación-información impartida en los mismos es esencialmente clerical y en ella sobraban y sobran los laicos y más aún las laicas"
En los seminarios se educa para ser y ejercer de dioses. “Sacerdos in eternum et ultra”, es decir, ”para siempre y por los siglos de los siglos, amén"
el nombre del actual arzobispo, Mons. Cerro, aparece repetidamente en el texto de la sentencia y hasta se rumorea que a la campana “Gorda”, o de San Eugenio, de la torre catedralicia, le han llegado ecos de posibles dimisiones voluntarias
el nombre del actual arzobispo, Mons. Cerro, aparece repetidamente en el texto de la sentencia y hasta se rumorea que a la campana “Gorda”, o de San Eugenio, de la torre catedralicia, le han llegado ecos de posibles dimisiones voluntarias
Al concepto académico del “clericalismo”, y a su barbarismo castellanizado de “clericalización” o “influencia excesiva del clero”, le dedica el papa Francisco un largo rosario de misterios dolorosos que descalifican y condenan tal actitud-situación “religiosa” sin piedad e inmisericordemente. En el diccionario teológico-`pastoral “franciscano”, apenas si hay otro vocablo en el que se haya hecho coincidir desacreditaciones tan holgadas, terminantes y rotundas.
Y no es para menos. El clericalismo es anti-Iglesia. Es su desfiguración absoluta, completa y total. Contraposición y denigrante exposición e interpretación del contenido de la verdadera Iglesia ideada y testimoniada por Jesús en el Evangelio. Y el clericalismo además se hizo y hace presente en todos los estamentos, y a los mismos pretende tornarlos en santos, piadosos y canonizables, sin escatimar procedimientos divinos y humanos, todos ellos encharcados de hipocresías lacerantes e inmundas.
Y en la perspectiva de tan graves desdichas teológico- pastorales del clericalismo, es deber informativo referir con presteza que el lugar de su nacimiento y de su cuna fue precisamente el seminario, en el que se formaron y todavía se forman los futuros sacerdotes, unos vocacionados y otros no tanto, y funcionarios, por no ser otra su intención que la de ”hacer carrera eclesiástica” que, pese a todos los pesares, a algunos les resulta hasta socialmente atractiva y privilegiada.
Los seminarios todavía vigentes son responsables también y de modo eficaz y desconsolador, de la verdad que vive la Iglesia por lo que respecta al clericalismo que padece y la descalifica. La formación-información impartida en los mismos es esencialmente clerical y en ella sobraban y sobran los laicos y más aún las “laicas”.
En los seminarios se educa para ser y ejercer de dioses. “Sacerdos in eternum et ultra”, es decir, ”para siempre y por los siglos de los siglos, amén".
Apartados, segregados y alejados del pueblo, porque el pueblo-`pueblo es pecado, mientras que el clero -y más el “Alto”, y también el “Bajo”, es el santo, el mediador entre Dios y los hombres, el omnisciente, el perdonador, parte importante de las “fuerzas vivas de la localidad” y referente -ahora frustrado- de ética y moralidad, más por sus ornamentos raros, misteriosos y mágicos, sermones y homilías, que en la realidad de sus vidas familiar, social y convivencial.
Del convencimiento y vivencia tan constatados y practicados, se desprenden la mayoría de los hechos que empuercan de asco páginas y secciones de los medios de comunicación social que a tantos, y aún mitrados, les obligan a hacer cola en los tribunales eclesiásticos y en los juzgados civiles, con sus correspondientes consecuencias, pese a la vigencia de ciertos privilegios más o menos “concordatarios” o asimilados.
TOLEDO SIEMPRE Y EN “TO-DO”
Todo los historiado, reflexionado e insinuado hasta ahora acerca de la penúltima sentencia, “definitiva pero no firme”- tal y como refieren las crónicas, contra F. R. R., -“el Karadima”- , se relaciona con la Curia de la archidiócesis de Toledo, “ex Primada de las Españas”. Los expertos canonistas en el tema, a consulta de RD., afirman con rotundidad y sabiduría, que la sentencia es ejemplar y una catequesis, porque en diversos apartados los jueces del tribunal le recuerdan a la archidiócesis de Toledo los principios de la fe y de la doctrina cristiana”.
Se sabe que la víctima entró en el Seminario de Toledo a los once años de edad y que los señores arzobispos tuvieron noticia de ello, hasta el punto de que uno así lo reconoció al serle de nuevo comunicado. Un caso más de tantos de encubrimientos, no pocos ya presentes en la mesa-despacho del Defensor del Pueblo, salvadas no pocas dificultades expuestas por los abogados de la CEE…
Para mayor tranquilidad de algunos y preocupación de otros, no me resigno a dejar de recordar la “rectificación”, enviada el día 9 de marzo del año 2019 por un abogado de Toledo, con despacho en la calle Nuncio Viejo - ¡qué casualidad ¡- , respecto a una información firmada por mí en RD., relativa a otro caso en el que participó también el arzobispo don Braulio, citado en la sentencia, hoy jubilado, pero antes con sede en Salamanca y posteriormente en Valladolid.
Por cierto, que el nombre del actual arzobispo, Mons. Cerro, aparece repetidamente en el texto de la sentencia y hasta se rumorea que a la campana “Gorda”, o de San Eugenio, de la torre catedralicia, le han llegado ecos de posibles dimisiones voluntarias.
Por lo visto y leído en la sentencia -eje de esta información-comentario, Toledo, además de ser su seminario uno de los hontanares-semilleros más “episcopalizables” de España, tampoco se priva de serlo de “deslices” tan graves como los sentenciados últimamente, si no con el consentimiento, sí con el silencio- encubrimiento, cómplice y culpable, pero “respetuoso y por el bien de la Iglesia”.