Ecos del primer día de la visita de Francisco a Congo El grito del Papa contra el nuevo colonialismo
"El veneno de la codicia ha ensangrentado sus diamantes. Es un drama ante el que el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca"
"Francisco ha querido venir hasta aquí para abrazar a este pueblo probado por los conflictos y la pobreza para hacernos abrir los ojos, los oídos y la boca, recordándonos los conflictos olvidados que componen los fragmentos cada vez más grandes de la Tercera Guerra Mundial y los resultados de un sistema económico-financiero que "mata" porque en su centro no está el hombre sino el dios dinero"
| Andrea Tornielli, director de los media vaticanos
(Vatican News).- Un país "inmenso y lleno de vida", segundo pulmón del planeta después del Amazonas gracias a la extensión de su selva tropical, saqueada con avidez. Un país con inmensos recursos naturales, "golpeado por la violencia como un puñetazo en el estómago", que "parece haberse quedado sin aliento durante algún tiempo". Tras ser recibido por miles de personas de todas las edades que abarrotaban la carretera que une el aeropuerto de N'djili con el centro de la megalópolis de Kinsasa, el Papa Francisco lanzó su primer mensaje a la República Democrática del Congo y a toda África.
En el jardín del Palacio de la Nación, sentado junto al Presidente Félix Tshisekedi Tshilombo, el Sucesor de Pedro pronunció palabras de apoyo a los congoleños que resisten a los intentos de fragmentar el país asolado por la violencia, y recordó una vez más la explotación a la que está sometido el Congo, y más en general todo el continente africano. "Después del político -dijo Francisco- se ha desencadenado un colonialismo económico, igualmente esclavizante". Es un colonialismo más sutil y menos llamativo, que vacía a los pueblos africanos de libertad y autodeterminación. Así, afirmó el Papa, en el Congo "se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su tierra" convierten al país en "extraño" para sus habitantes. Porque "el veneno de la codicia ha ensangrentado sus diamantes. Es un drama ante el que el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca".
Francisco ha querido venir hasta aquí para abrazar a este pueblo probado por los conflictos y la pobreza para hacernos abrir los ojos, los oídos y la boca, recordándonos los conflictos olvidados que componen los fragmentos cada vez más grandes de la Tercera Guerra Mundial y los resultados de un sistema económico-financiero que "mata" porque en su centro no está el hombre sino el dios dinero.
"Este país y este continente", dijo el Papa en su primer discurso en Kinsasa, "merecen ser respetados y escuchados, merecen espacio y atención: ¡manos fuera de la República Democrática del Congo, manos fuera de África! Dejen de asfixiar a África: no es una mina que explotar ni una tierra que saquear".