La increíble excepción de la aldea de Fudai Tres meses del tsunami
Desde la ciudad de Minami-Soma, a treinta kilómetros de Fukushima, con 4603 viviendas derruídas, hasta la aldea de Noda, cuatrocientos kilómetros al norte, con 304 casas barridas por el tsunami, es impactante el mapa que publicaba a toda página el periódico Yomiuri el pasado 11 de Mayo, con el registro minucioso de personas fallecidas y desaparecidas en cada municipio.
Una excepción increíble: la aldea de Fudai; ni una sola casa afectada y tan solo una víctima, un pescador que se atrevió, tras el terremoto, a asomarse al puerto para asegurar las amarras de su bote. La violencia del maremoto alcanzó hasta aquella zona norteña de la provincia de Iwate, donde en las aldeas pesqueras vecinas, Noda y Tanohata, el oleaje de veinte metros de altura se cobró la desaparición de más de trescientas viviendas en cada población. Pero el dique alto de quince metros de altura entre playa y aldea, y la presa que abraza la desembocadura de colina a colina, sirvieron de escudo protector en Fudai.
Al cumplirse el tercer mes de la catástrofe, el reportero local nos muestra en pantalla la tumba del alcalde Kotaku Wamura, a la que acuden los habitantes de hoy para agradecerle, con varitas de incienso y crisantemos blancos, el dique construído en 1967 y la presa con que aseguró la desembocadura del río en 1984.
Wamura duro más de cuatro décadas como alcalde, a pesar de que su visión de futuro no se prestaba a ganar votos para el presente. Claro que también se preocupó del presente, como contó en su libro "Luchando contra la pobreza", y se mantuvo cuatro décadas al servicio de su pueblo. Pero era un político con memoria e imaginación. Tuvo memoria para recordar que, en 1933, sobrevivió a un tsunami demoledor de cientos de casas, que dejó sin vida a más de cuatrocientas personas de su vecindad.
Tuvo imaginación para prevenir la repetición de la tragedia y lograr apoyo del gobierno central a la hora de invertir billones para salvar vidas en el futuro. Le costó que se lo reconocieran durante los doce años (1972-1984) que tardó la construcción. Algunos de sus concejales preferían que hubiese invertido en energía nuclear, que reporta a corto plazo beneficios a los municipios de la región en términos de empleo y crecimiento económico.Dar prioridad a vidas y personas, sobre todo si son de la generación siguiente, no es lo más apropiado para ganar elecciones. Pero la generación siguiente se lo reconoce hoy.
Un ensayo que ameniza las páginas abarrotadas de cifras en el Boletin mensual del Instituto de Estadistica, nos confirma que, entre las frases emblemáticas repetidas en la propaganda electoral, predomina el eslogan, en japones, "gendai no tame", que significa al pie de la letra: "para hoy, para la generacion presente". En efecto, el discurso politico promete, a cambio de votos, beneficios para hoy; seguridad, empleo, servicios y bonificaciones...pero para hoy. Como quien vende loteria, la promesa seductora es siempre la ganancia "para hoy".
Curiosamente el nombre de este pueblo, Fudai, significa "hereditario, de generacion en generacion". Es la palabra que se usa para traducir: "por los siglos de los siglos". Hizo honor al nombre de su municipio el que fue "un alcalde para el futuro".
En estos dias, la ciudadania japonesa asiste perpleja e indignada al espectáculo de sus politicos, que debaten sin fin cuándo deberia dimitir el Primerr Ministro Naoto Kan, tras haber sobrevivido apenas a la moción de censura del pasado tres de junio. Hay, por ambas partes, intereses inexpresables. El gobierno de Kan tiene que responder con urgencia a las necesidades apremiantes de recuperación.
Y la oposicion, responsable de la politica energética en las décadas anteriores, querría recuperar cuanto antes el poder y ocultar su responsabilidad en la crisis nuclear. Se puede poner en duda si unos y otros piensan en el pueblo o solo en la propia permanencia en el asiento del poder.
También en Japón, como en otras latitudes (?), la generación joven tiene que denunciar desencantada: "En este pais, ni el gobierno ni la oposición piensan en nuestro futuro". Una madre de familia, que perdió esposo, suegros y casa en el tsunami, lleva tres meses en el refugio de evacuacion. Al agradecer a un voluntario el esfuerzo por entretener a sus dos niñas de 3 y 5 años, le dice: "Que el Buda te lo premie, hijo, pero a mí lo que me angustia es el futuro de estas criaturas..."