"Es una cuestión de confianza y amor y no de tiempo y lugar" Todo el mundo puede rezar

Oración
Oración

Santa Teresa de Jesús (1515-1582) lo entendió muy bien al describir la oración interior como «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama», es decir con el buen Jesús

Esta forma de rezar no siempre necesita palabras. Tampoco se trata de «pensar mucho» o de hacer discurrir la imaginación con imágenes piadosas al modo de la «composición de lugar» de los «ejercicios espirituales», sino de «amar mucho» como respusta al amor de Dios

La oración cristiana no es el cumplimiento de un deber para complacer a Dios, ni un acontecimiento puntual que debe repetirse y prolongarse lo más posible, sino un «acontecimiento relacional»

Entre las normas generales de conducta de los pueblos indígenas se encuentra este consejo: «Levántate con el sol para rezar. Reza solo. Reza a menudo. El Gran Espíritu escuchará lo que le digas». Este concepto de oración lo comparten la mayoría de las religiones: La oración como «conversación» con ese ser intangible, «tremendum et fascinosum» que llamamos Dios.

El rasgo distintivo de la oración cristiana no es «la» conversación con Dios, sino el modo en que ésta se configura formalmente y en términos de contenido. Para los cristianos, el punto de partida es tomar conciencia de la «vocación divina» del ser humano, ya que Dios nos ha creado, por decirlo con el último Concilio, como sus «interlocutores» (Gaudium et spes 22 y 19).

Papa en oración

Santa Teresa de Jesús (1515-1582) lo entendió muy bien al describir la oración interior como «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama», es decir con el buen Jesús. Lo que importa es una relación personal y amorosa con Jesús, independientemente de los lugares y los tiempos, siempre conscientes de su amor, pero también de la similitud y la diferencia entre él y nosotros, pues él se ha hecho semejante a nosotros con su Encarnación, pero es Dios.

Esta forma de rezar no siempre necesita palabras. Tampoco se trata de «pensar mucho» o de hacer discurrir la imaginación con imágenes piadosas al modo de la «composición de lugar» de los «ejercicios espirituales», sino de «amar mucho» como respusta al amor de Dios.

La oración cristiana no es el cumplimiento de un deber para complacer a Dios, ni un acontecimiento puntual que debe repetirse y prolongarse lo más posible, sino un «acontecimiento relacional»;  por eso no debe limitarse a determinados momentos, sino más bien impregnar toda la vida. Si la oración cristiana es una cuestión de confianza y amor y no de tiempo y lugar, entonces todo el mundo puede rezar. Y no se puede por tanto delegar la oración en otros, porque la amistad con Dios puede y debe ser vivida por cada uno.

Santa Teresa

El objetivo de la oración interior es conformar la vida a partir de la relación de amistad con Jesús, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29), de modo que experimentemos que «despiertos o dormidos» (1 Tes 5,10), estamos unidos a él y nada ni nadie podrá separarnos «del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús» (Rm 8,39).

Primero, Religión Digital

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