"Los seminarios se cierran. Los curas se acaban" El penúltimo "Día del Seminario"
"Como nada es eterno en este mundo, de la misma Iglesia desaparecen fiestas, obras, personas y estructuras que parecían ser esenciales para el desarrollo y fiel cumplimento del propósito y fin que en el santo Evangelio se le confiriera"
"Y por lo que respecta al 'Día del Seminario', no está de más dejar constancia aquí y ahora de estas consideraciones: Los seminarios se acaban"
"Los llamados 'Seminarios Menores' se convierten en colegios que acogen a chicos y chicas (¡¡). De los 'Seminarios Mayores', muchos se preguntan 'qué servicio le prestaban a pueblos y ciudades y por qué están cerrados y dedicados a otros menesteres"
"Los seminarios se cierran. Los curas se acaban. El panorama es desolador para muchos… Los seminarios no podrán seguir siendo lo que eran "
"El cambio, no solo administrativo, sino pastoral y teológico, llama con improrrogable insistencia a las puertas del ordenamiento de la Iglesia en relación con curas y laicos. El status sinodal que aporrea las conciencias cristianas implorando las soluciones precisas"
"Los llamados 'Seminarios Menores' se convierten en colegios que acogen a chicos y chicas (¡¡). De los 'Seminarios Mayores', muchos se preguntan 'qué servicio le prestaban a pueblos y ciudades y por qué están cerrados y dedicados a otros menesteres"
"Los seminarios se cierran. Los curas se acaban. El panorama es desolador para muchos… Los seminarios no podrán seguir siendo lo que eran "
"El cambio, no solo administrativo, sino pastoral y teológico, llama con improrrogable insistencia a las puertas del ordenamiento de la Iglesia en relación con curas y laicos. El status sinodal que aporrea las conciencias cristianas implorando las soluciones precisas"
"El cambio, no solo administrativo, sino pastoral y teológico, llama con improrrogable insistencia a las puertas del ordenamiento de la Iglesia en relación con curas y laicos. El status sinodal que aporrea las conciencias cristianas implorando las soluciones precisas"
Unas veces para mal, pero la mayoría para bien, y como nada es eterno en este mundo, de la misma Iglesia desaparecen fiestas, obras, personas y estructuras que parecían ser esenciales para el desarrollo y fiel cumplimento del propósito y fin que en el santo Evangelio se le confiriera. Conste que a esta Iglesia “oficial” en la que somos y vivimos como cristianos, el Derecho Canónico, la Liturgia y una buena parte de la Teología, que elevan al honor de los altares los respectivos expertos en los temas y sus aledaños, le sobran y entorpecen su razón de ser y hasta su datación de origen sobrenatural y al servicio del pueblo.
Y por lo que respecta al“Día del Seminario “ y celebración coincidente con la festividad de san José,- por aquello de la responsabilidad educadora sobre Jesús en Nazaret, con alguna que otra “travesura”, como la de su discusión con los sacerdotes del templo de Jerusalén-, no está de más dejar constancia aquí y ahora de estas consideraciones:
Los seminarios se acaban. Es más que probable que este “día” que le dedicamos, corra el riesgo de ser el penúltimo. “Hacia la desaparición de los seminarios” y “El número de seminaristas se desploma”, con aportación de datos fiables y experiencias tangibles, son titulares que llaman la atención de los interesados en relación con las informaciones” religiosas”, y más. La falta de sacerdotes en parroquias y en tantos otros ministerios pastorales y adjuntos, es dramáticamente patente. Salta a la vista , aunque en frecuentes ocasiones se dé la impresión de que los más tardos en percatarse de ello sean los obispos.
Los llamados “Seminarios Menores” se convierten en colegios que acogen a chicos y chicas (¡¡), previo en correspondiente título y consideración civil de “concertados”. De los “Seminarios Mayores”, con sus edificios post tridentinos de alta calificación monumental y número de alumnos, muchos transeúntes y visitantes turísticos se ven obligados a preguntarles a sus guías, qué es eso de ”Seminario Diocesano y Conciliar,”qué servicio le prestaban a pueblos y ciudades y por qué están cerrados y dedicados a otros menesteres .
Cristianos un poco más educados en la fe,- no desde el Amén, sino desde las orillas de la crítica más piadosa , constructiva y consciente- , preguntan a veces “a quienes corresponde”, el por qué precisamente el “Día del Seminario “ coincide con la festividad de san José, cuanto su casa de Nazaret ni se pareció ni pudo parecerse a ningún “Seminario Mayor o Menor” de los que adoctrinaron y adoctrinan a curas y frailes, todos del género masculino y lo más alejados y apartados de la realidad de la vida .
También desde la crítica, hay fieles interesados en que se les desvele el porqué de una colecta especial a favor de las “vocaciones sacerdotales“, establecidas las becas por el Ministerio de Educación y las Consejerías de las Comunidades Autónomas, y cuando además el mismo papa Francisco repetidamente vocea y denuncia que jamás el sacerdocio será una carrera, siendo precisamente el “carrerismno” su antítesis y contraposición , fruto y consecuencia en gran parte del irreversible deterioro sufrido en el estamento clerical.
Mentando al episcopado meta principal del citado e irreversible “carrerismo”, es explicable que no pocos visitantes y turistas se pregunten porqué los episcopales son los únicos palacios hoy habitados, y qué institución sea la que los cuida y mantenga, tal y como está de cara la vida, y si también para estas mansiones el todopoderoso Concordato establece alguna privilegio o dispensa.
Los seminarios se cierran. Los curas se acaban. El panorama es desolador para muchos, aunque a algunos obispos, desde sus propios palacios, cátedras y sugerencias de informadores “religiosos “, les parezcan exageradas estas aseveraciones, confiados en que “Dios proveerá”, y en lo de que “las puertas del infierno no prevalecerán contra la –“su”- Iglesia”.
Los seminarios no podrán seguir siendo lo que eran y en los que fuimos educados para ejercicios ministeriales hoy tan alejados, al margen y aún en contra, de los intereses y necesidades del común de los mortales, enemistados de por vida con el “otro” sexo , “vocacionados” para el mando y la regencia y administradores supremos e inapelables de la justicia -salvación o condena, no solo en esta vida, sino también en la “otra”.
No sé si será este el penúltimo “Día del Seminario” que organice la Comisión respectiva de la CEE. Pero lo que sé que el cambio, no solo administrativo, sino pastoral y teológico, llama con improrrogable insistencia a las puertas del ordenamiento de la Iglesia en relación con curas y laicos.
El status sinodal que aporrea las conciencias cristianas implorando las soluciones precisas,- a inspiración del papa Francisco-, es una gracia de Dios.