"En beneficio del “Pueblo Santo de Dios”, por encima de todo y de todos" ¿Se puede 'descanonizar' a un 'santo súbito'?
La misma coincidencia forzada de la ceremonia de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, invita a pensar en posibles estrategias curiales dignas de corrección y de penitencia
La incitación del papa Francisco, ya desde los inicios programáticos de su actividad pastoral, de “meterse el líos” -siempre que estos fueran buenos de verdad- , parece ser hoy merecedora de tacharse como despropósito y exageración porteña, ahora pontificia. Ni la experiencia personal sacerdotal, episcopal y aún cardenalicia , ni la sensibilidad de la piel de su alma en consonancia con las demandas de los tiempos nuevos , y ni siquiera su intensa y fructuosa concreción y creencia jesuítica en la pedagogía del discernimiento ignaciano , podrían haberle entreabierto las puertas a tantos y tan graves “líos” a afrontar, como los que le esperaban al acceder a la cátedra de San Pedro .
Hasta hubiera sido posible imaginar los que su “Motu Proprio sobre el Opus”. Generaría, llegado el tiempo de su redacción y articulación en su “Ad charisma tuendum” , tal y como está ya ocurriendo y con la plena seguridad de acrecentarse de forma impensable el “día de mañana y sea otro papa quien la aplique con todas sus consecuencias y “fiel” y sensata administración de “la letra pequeña”.
Pero los “líos” en los que el papa Francisco no llegaría seguramente a pensar, según el criterios de muchos expertos “profetas curiales “ fueron y son los que llevan el sello de su decisión pontificia de la beatificación ya próxima del “brevísimo” Albino Luciani, el humilde veneciano “papa de la sonrisa “ y poco -nada- amigo de Marcinkus, por más señas arzobispo, devoto de operaciones y cuentas bancarias, posiblemente , en su día,“cardenal in péctore”, por obra y gracia de Juan Pablo II
La creencia de que la muerte de Albino Luciani “se debió a causas naturales” , tal y como destacara a su tiempo la Nota Oficial, con datos y señales plagados de constatadas mentiras , son muy pocos , por fieles y devotos que sean, quienes le presten el grado mínimo de fiabilidad que demandan informaciones de tal gravedad , contenido, envergadura y alcance, no solo en la historia eclesiástica sino en la universal. Las investigaciones, nuevas aportaciones y libros de divulgación que vean la luz durante el proceso de beatificación- canonización de Albino Luciani, contribuirán a la clarificación de algunos “misterios” con los que pretendieron ocultar o desvirtuar la realidad de los hechos.
¿Y qué tiene que ver en todos estos procesos, lo del “¡Santo, súbito!” aplicado y adscrito substantivamente a su sucesor el papa Juan Pablo II? Entre otras cosas y muy singularmente, el hecho de que fue su sucesor en la sede de Roma, dando al menos la impresión de creer al pie de la letra y como “palabra de Dios”, la versión oficial vaticana y además ni siquiera iniciar gestión alguna para que se descubriera la verdad de hechos tan insólitos y misteriosos , de los que tendrían constancia quienes se relacionaron con Luciani en las últimas horas de su vida y primeras de su muerte.
La relación de Juan Pablo II con el hecho de la muerte de su inmediato antecesor, para muchos se detecta y determina en el “¡santo, súbito!” , programado, que no espontáneo, aplicado a Woytila a su muerte , con milagros o sin ellos, , sin tener en cuenta los plazos de tiempo establecidos , con otras arbitrariedades , canónicas o extra canónicas , que proporcionan elementos de juicio dignos de estudio, de consideración , de oración y de respeto para cuantos se sienten de verdad religiosos y personas pensantes, responsables de cuanto se les adoctrina y evangeliza. La misma coincidencia forzada de la ceremonia de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, invita a pensar en posibles estrategias curiales dignas de corrección y de penitencia.
En unos tiempos -siempre los hubo en la Iglesia- , en los que difícilmente las canonizaciones -, por cierto, ¿cuánto cuesta un santo?- , las mafias -también las eclesiásticas—les facilitaron a algunos –“ex nóbile familia natus”- , a fundadores ,o miembros de Órdenes Religiosas , la posibilidad del ascenso “al honor de los altares”, tal y como rezan los devocionarios .Una prueba más de la necesidad de reforma que demanda el Santoral-Año Cristiano, de tanta incidencia en el cultivo y expresión de la llamada “religiosidad popular”, en ocasiones con razón, criticada por muchos..
El diccionario de la RAE no registra aún el término “descanonización”, aunque en la historia eclesiástica se dieron casos diversos. ¿Resultaría inviable, escandaloso y anticristiano el hecho de que, estudiadas “las vidas y milagros” de santos canonizados en tiempos presentes, el verbo “DESCANONIZAR” llegara a ser declinado también, con sumo respeto, religiosidad y en beneficio del “Pueblo Santo de Dios”, por encima de todo y de todos?
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