"¿De qué valen las denuncias, si los obispos no las asumen?" Ni puñetero caso

Obispos sordos
Obispos sordos

"Presentar la renuncia de todos sus miembros, por incapacidad para ser y ejercer como obispos a imagen de lo que hoy pretende el papa Francisco"

"Les resulta difícil, prácticamente imposible, asumir, por ejemplo, todo eso de la “Iglesia en salida” y más de la “Iglesia sinodal”, que lleva consigo la participación real del pueblo-pueblo"

¿De qué valieron estas denuncias, si los obispos y más, no estaban, ni tampoco están, dispuestos a asumirlas, afrontarlas y repararlas “con alma, vida y corazón”, y en conformidad con el santo Evangelio?

Tal y como se están poniendo las cosas, aun las más íntimas y escandalosas, respecto a la Iglesia-, con posibilidades de que se enconen más todavía, no creo descartable, sino generalizada, la sugerencia, y algo más, de algunas Conferencias Episcopales de presentar la renuncia de todos sus miembros, por incapacidad para ser y ejercer como obispos a imagen de lo que hoy pretende el papa Francisco.

Los obispos, estos obispos con los que hoy contamos mayoritariamente, pese a las buenas -buenísimas, intenciones de algunos, les resulta difícil, prácticamente imposible, asumir, por ejemplo, todo eso de la “Iglesia en salida” y más de la “Iglesia sinodal”, que lleva consigo la participación real del pueblo-pueblo, con sacrosanta y reparadora mención pontificia para el sexo femenino y ”otros” . Las cosas son como son, y al ritmo tan lento y perezoso que vamos, en los diccionarios episcopales de sus dogmas y de su pastoral, no caben ideas, términos y comportamientos, sino los “tradicionales”, de toda la vida y al gusto del consumidor “religioso”. De tal situación dan testimonio día a día las noticias de prensa, aún la más “fiel “y oficial.

Iglesia de todos

Y en tal contexto tan lamentable y descorazonador como documentado, sitúo estos comentarios-sugerencias encabezados por el popular adjetivo de “puñeteros”, sin otra intención que la que le asigna la coloquial y académica definición de “difícil, o complicado”

Partiendo del valioso y sano principio historiográfico de que “si no citan los nombres de las personas, es porque ellas ni existieron ni existen”, no me privaré de ponerlo en práctica, a favor de la veracidad y de la transparencia, en unos tiempos y materias en las que “pederastia”, por ejemplo, se escribe con la “P” de san Pedro , además de “pútrido”.

Y la carta siguiente lo dice casi todo. Léanla con tranquilidad y sin sobresaltos. Con lo que sabemos ya, casi que tenemos bastante .

Carta de Aradillas
Carta de Aradillas

A su debido tiempo, y previa mi insistencia, el Eminentísimo y Reverendísimo Cardenal de Madrid, tuvo a bien remitirme esta comunicación comercial y burocrática, en su lenguaje y contenido nada pastoral, y al dictado de las normas curiales:

Captura de pantalla 2021-07-16 a las 10.40.52
Captura de pantalla 2021-07-16 a las 10.40.52


Por supuesto que el nombre y las “fechorías” en el peor sentido del término se estaban ya asquerosamente haciendo presentes en comentarios y tertulias y espacios de los medios de comunicación social, para refocilamiento de algunos y pena infinita para otros, con lo que la Iglesia quedaba bochornosamente maltratada y precisamente en la esfera judicial de sus “Sagrados Tribunales Eclesiásticos”.

¿De qué valieron estas denuncias, si los obispos y más, no estaban, ni tampoco están, dispuestos a asumirlas, afrontarlas y repararlas “con alma, vida y corazón”, y en conformidad con el santo Evangelio? ¿Qué es eso de que “le agradecería que se pusiera en contacto con el Vicario, que sin duda le recibirá gustoso”? ¿En donde está, o puede estar, tal gusto, “placer o deleite que se experimenta con algún motivo que se recibe de algo”? ¿”A gusto”, “con mucho gusto” o “al gusto”? De todas formas, gracias por el encantador, pastoral y “original” “saludo cordial”, al mismo tiempo que desearme “todo lo mejor para este año 1997, que hemos comenzado”.,

Documentación similar conservo en relación con el arzobispo “Primado” de Toledo, de la misma hornada que el citado de Madrid, aunque Cardenal frustrado. En ella destaca un conminatorio “burofax” (30/ 03/,2019), en el que se me obligaba a efectuar una puntualización con referencias al comportamiento de uno de los sacerdotes de las anteriores diócesis -Salamanca y Valladolid – regidas episcopalmente por él, antes que la de Toledo. ¿Cuántos “burofax” estaría ahora obligado a enviar a los medios de comunicación que informan, e informarán más, en relación con el sacerdote de Talavera de la Reina, de su “amada” diócesis, así como de otros curas instalados en Toledo y en su mismo seminario?.

Sí, por supuesto hay que denunciar. Y cuanto antes. También a los curas, a los frailes, monjes y monjas. Y, por acción u omisión, a los obispos. El evangelio es fiel testimonio de ello. Y los “Sumos Sacerdotes”, también sus destinatarios, nada menos que por parte de Jesús, que ni siquiera fue acólito, sino un laico más, entre sus paisanos. No es exagerada, sino mucho más cercana a la realidad, la propuesta por algunas Conferencias Episcopales, de una posible renuncia comunitaria, convencidos de que a ellos les resulta arduamente difícil, por no decir imposible, encarnar la figura ideal del obispo que demandan los tiempos y exige la Iglesia.

(Mi obispo se llamaba Eugenio, y quien le acompañaba en calidad de secretario, o “familiar” en su visita pastoral, se llamaba Juan, y era canónigo. Al referirle yo la necesidad pastoral que tenía de hablar con el señor obispo, el “familiar”, que para eso lo era, se limitó santamente a advertirme que “a los obispos no se les plantean problemas”. Por lo visto, oído y comprobado, ubicar al obispo en “el mejor de los mundos”, era, y es, “vocación” canonical, dado que también por eso y para eso, fueron nombrados a su tiempo y méritos por Su Excelencia Reverendísima. Así nos fue, nos ha ido y nos irá)

Braulio ROdríguez

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