Carta abierta de una víctima de abusos a los obispos españoles "No somos las víctimas las que nos tenemos que esconder o avergonzar, son ustedes los que deben cargar con la culpa"
¡Ustedes no están avergonzados, ni sienten nuestro dolor, ni tan siquiera rezan por nosotros, ustedes solamente se burlan de las víctimas, de nuestro sufrimiento y de nuestro dolor!
Ustedes han optado por coger el látigo azotador y seguir infringiendo daño a las víctimas, hurgando en las heridas aún sin cicatrizar del abuso que padecimos y ustedes se empeñan en echar vinagre para que jamás pueden cicatrizar
| Francisco Javier, víctima de abusos en La Bañeza
Señores obispos:
Mi nombre es Francisco Javier, víctima de abusos sexuales en la iglesia católica.
En la última reunión que ustedes han mantenido en Añastro han llegado a decir respecto a los abusos sexuales a niños en su institución que " Son pequeños casos". ¿Y se preguntan por qué se pone el foco sólo en la Iglesia católica?
Señores obispos. No solamente sufrimos en nuestras carnes el abuso sexual que nos ha marcado para siempre, sino que tenemos que aguantar y soportar que ustedes se rían de nosotros.
No. ¡Ustedes no están avergonzados, ni sienten nuestro dolor, ni tan siquiera rezan por nosotros, ustedes solamente se burlan de las víctimas, de nuestro sufrimiento y de nuestro dolor!
Piden perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad.
Señores obispos. Dios no puede existir, las víctimas no podemos perdonar y la sociedad les ignora.
Han decidido definitivamente no investigar los crímenes que han cometido contra niños (los seres más indefensos)
Señores obispos, ustedes no acogen a las víctimas, las escuchan, comprenden y reparan, ¡¡No!! Ustedes han optado por coger el látigo azotador y seguir infringiendo daño a las víctimas, hurgando en las heridas aún sin cicatrizar del abuso que padecimos y ustedes se empeñan en echar vinagre para que jamás pueden cicatrizar.
Señor Argüello, mucha gente escuchándole en la rueda de prensa, lloramos. Esto es lo único que ustedes saben hacer bien. Provocar dolor, indignación y desesperanza.
Calificar una tragedia, como pequeños casos, me parece tener muy poca vergüenza y empatía por los que hemos sufrido el horror de ser sometidos y el infierno al que ustedes nos invitan cada día. Pero a ustedes, no les importa.
Señores obispos, son ustedes muy cobardes y hombres muy pequeños. En no pocas ocasiones y esta es una de ellas, me avergüenza vivir en este país.
Miren para otro lado señores obispos, sigan ustedes haciéndolo. No somos las víctimas las que nos tenemos que esconder o avergonzar, son ustedes los que deben cargar con la culpa, son ustedes los que tienen la posibilidad de una vez por todas hacer las cosas bien o mal. ¡Allá ustedes!
Una víctima de abusos sexuales en la iglesia católica.
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