Taizé organizará oraciones ecuménicas en Wittemberg y Ginebra por el V Centenario de la Reforma Hermano Alois: "Cada uno de nosotros puede ser constructor de la paz"
(Jesús Bastante).- "Los pobres de este mundo están, a veces sin saberlo, muy cerca de Jesús, que era pobre entre los pobres. Cuando abrimos nuestro corazón a aquellos que son heridos por la vida, nos acercamos a Jesús". Diez mil jóvenes de distintas denominaciones cristianas se encontraron en la capital de Letonia, Riga, para despedir en año en torno al espíritu de Taizé.
El 39 Encuentro Ecuménico del movimiento fundado por el hermano Roger sigue siendo un soplo de aire fresco para miles de chicos y chicas de todo el mundo. Al concluir el mismo, además, se anunció la próxima etapa de la "peregrinación de confianza" del movimiento, que tendrá lugar del 8 al 12 de agosto de 2018 en Hong Kong.
A lo largo de tres días, el superior de Taizé, el hermano Alois, presentó una serie de meditaciones a los asistentes, en las que animó a "atravesar las oscuridades que podrían desanimarnos" con la luz de Jesús, y donde anima a los jóvenes a "orar por todos aquellos que sufren la violencia, la injusticia o la pobreza".
"De vuelta a casa, cada uno de nosotros puede ser constructor de paz, cada uno puede inscribir la no violencia en su vida cotidiana", pide en su mensaje de despedida, en el que recuerda que "cuando vamos muy sencillamente hacia aquellos que son más pobres que nosotros, hacemos un descubrimiento: nos dan algo, nos ayudan a aceptar nuestras propias debilidades y nuestra vulnerabilidad, nos enseñan el valor inestimable de la bondad humana".
"Somos plenamente conscientes de la gravedad de las situaciones políticas y económicas que se dan en Europa y en el mundo", señala el hermano Alois, quien quiso ofrecer "un mensaje para Europa: optamos por una fraternidad europea respetuosa con las particularidades locales, donde la voz de cada pueblo cuenta. Y nos comprometemos a construir lazos de amistad en Europa y también más allá de las fronteras de nuestros países europeos".
El sucesor del hermano Roger también recordó que 2017 es el V Centenario de la Reforma, que "aportó una profunda inspiración a la Iglesia. Pero desgraciadamente también condujo a una profunda división".
"Vosotros, los jóvenes que estáis aquí, protestantes, ortodoxos, católicos, dais testimonio, con vuestra presencia, de vuestro deseo de unidad", clamó Alois, quien incidió en que "es al caminar juntos cuando la esperanza que nos viene de Cristo se manifiesta con claridad. Ha vencido a la muerte y al odio, nos reúne hoy en una sola comunión de todos los bautizados". De hecho, Taizé organizará sendas oraciones ecuménicas en Wittemberg, la ciudad de Lutero, y Ginebra, cuna de Calvino.
"Si estamos unidos en Cristo, podemos ser un signo de paz en una humanidad desgarrada. Sí, nuestra fraternidad, nuestra comunión, puede preparar la paz", confirmó el religioso, quien hace unos meses quiso dar ejemplo de acogida y, desde hace un año, vive junto a dos familias de Siria e Iraq. "Les digo continuamente: Dios os ha enviado a nosotros".
Todos los años, el encuentro ecuménico concluye con la "Operación Esperanza", la colecta de Taizé, que en esta ocasión sirvió para apoyar a las comunidades cristianas en Mosul.
Agradeciendo la acogida recibida por las gentes de Riga, el hermano Alois apeló a "una hospitalidad del corazón", yendo hacia los pobres "a diario en nuestras vidas". En este punto, recordó el sufrimiento de los refugiados. "Por supuesto, la llegada de tantos refugiados que quieren entrar en Europa plantea cuestiones complejas y nadie tiene soluciones fáciles. Pero estoy convencido de que, sin contactos personales, no encontraremos una solución. Sin estos contactos, corremos el riesgo de que el miedo, que es comprensible, lleve las de ganar".
"Hoy en día, las tensiones y los cambios profundos de nuestras sociedades son tales que, para no sucumbir al desánimo, todos debemos adoptar con fuerza una decisión interior. ¿Qué decisión?". Para Alois, está clara, "ahondar nuestras raíces aún más profundamente en Cristo Jesús. La fe, la confianza en Dios, no puede ser para nosotros una realidad al margen. Se trata ni más ni menos que de poner siempre de nuevo a Cristo en el centro de nuestras vidas".