El responsable de FEREDE reclama un estatuto de libertad religiosa equivalente para todas las confesiones Mariano Blázquez: "Lutero desencadenó una ruptura, pero también que la propia Iglesia católica se reformara"
(Jesús Bastante).- "Claro que podemos celebrar el V Centenario de la Reforma". Con motivo de la Semana de la Oración por la Unidad de los Cristianos, hoy nos acompaña Mariano Blázquez, secretario ejecutio de la FEREDE, entidad que aglutina a las entidades evangélicas en España. Tras años de persecución por parte de las autoridades, los evangélicos reivindican su espacio, en igualdad, con el resto de confesiones. También, con la católica. El Papa, en Roma, y Osoro, en España, están dando pasos, asegura.
Secretario ejecutivo de la FEREDE, que es la entidad que aglutina a casi todas las entidades evangélicas presentes en España. Estamos hablando de más de dos millones de personas.
No creemos que sea tanto. Medimos las cifras de los que son practicantes, que van a las iglesias asiduamente, pero también estamos midiendo el protestantismo sociológico. Creo que esa cifra es algo inferior, entre, sobretodo, extranjeros que también residen aquí, pero que no tienen una práctica religiosa.
La práctica religiosa podría resumirse en torno a unas 4.000 congregaciones y 500.000 personas o un poco más, que asisten regularmente. Para nosotros, no ir a la iglesia, no es un pecado, pero sí es una bendición. Tenemos una asistencia regular, que es lo que medimos en nuestras congregaciones, y es lo que se suele sumar.
Aparte de esto, tenemos esta otra realidad sociológica sobre el protestantismo español, que no es practicante, pero que también vota en las elecciones y debe ser contada.
El Protestantismo español no es muy conocido aunque lleváis muchos años haciendo un gran esfuerzo para que lo sea un poco más. Este año nos ofrece cierta oportunidad, porque estamos a punto de comenzar a celebrar la Semana de la Oración por la Unidad de los Cristianos, pero ya estamos de lleno en el año Lutero, en el Quinto Centenario de la Reforma.
Para muchos, Lutero es un gran desconocido, para otros, es un demonio todavía hoy. Incluso, algunos en la Iglesia católica están empezando a reivindicar su figura y parece que son otros demonios. El mundo protestante en España ha sido el gran desconocido y también un gran perseguido durante mucho tiempo.
¿Qué es hoy el mundo protestante en España?
Es una realidad, también muy diversa, que tiene que aprovechar esta situación para definirse y presentarse armónicamente ante la sociedad.
Para nosotros, este quinto centenario está suponiendo un trabajo didáctico. Algunas de las Iglesias evangélicas viven su fe, que para nosotros es importante, la fe viva, la fe individual, pero la viven de una manera a-crítica y a-histórica, es como si los evangélicos hubieran nacido ayer. Y no es así.
También para algunos, la figura de Lutero es un demonio, o es un gran desconocido. O sea, que como tratamos de huir de los grandes santos, nos vamos hacia el otro lado. Y yo creo que es muy importante reflexionar sobre los aportes que antes y después de Lutero han hecho otros muchos. Pero la gran situación de Lutero es, que su petición de reforma, al final tuvo un resultado positivo. Es decir, que sus ideas llegaron a triunfar e implantarse en un determinado ámbito territorial y esto produjo unas consecuencias adyacentes sobre la cultura, sobre el arte, sobre la industria y sobre la economía que han constituido una base importante de la sociedad occidental y que han beneficiado a todos, protestantes y no protestantes, creyentes y no creyentes. Es una figura importante y debemos reflexionar sobre ese aporte. Y los evangélicos, también.
El otro día teníamos aquí a Carlos López, el obispo anglicano, y nos decía algo que parece muy lógico, pero en lo que muchos no habían reparado, y es que Lutero no se había caído de un guindo. La reforma y las críticas se estaban planteando desde hacía mucho tiempo, y de hecho, la historia de Iglesia Católica de Roma, también es en cierto modo la historia de la Iglesia de la reforma.
Hasta el siglo XVI hay una Iglesia, que ya se había dividido antes con el cisma de Oriente. Pero hay una Iglesia para bien o para mal, que es la Iglesia común, y Lutero es parte de esa Iglesia medieval y lo que intenta, es hacer una llamada de atención porque ve la necesidad de volver a los principios fundamentales que se han desviado del Evangelio que señaló Jesucristo.
En esa misma idea habían estado, siglos antes, otras muchas personas, lo que ocurre con Lutero es que fue un detonante. Al plantearlo y recibir apoyo de los príncipes puede hacer que se implanten esas ideas.
Además, es el momento en el que aparece la imprenta, que permite llevar el evangelio a la gente, que nunca se había llevado. Es uno de los grandes aportes que nadie, hasta hace muy poco, reconocía a Lutero, pero que es evidente.
Lo mismo que ahora estamos con los twitter y todo esto, que ha sido un avance y hasta ha hecho ganar presidencias a quien manejaba esos elementos, Lutero supo manejar la innovación científica y cultural que fue la imprenta. Fue un aporte fundamental que contribuyó a difundir las ideas de la reforma. En poco más de veinte años las ideas luteranas y de otros, que al mismo tiempo estaban allí, se produjo una interacción muy importante que favoreció que la reforma surgiera en muchos lugares con muy poco tiempo de diferencia.
Hoy, 500 años después, ¿se puede hablar de esa unidad que se rompió? ¿está más cerca, no lo está, y de qué modo debemos entender esa unidad? ¿Debemos entenderla como que vamos a formar parte todos de una misma organización, o esa unidad entre los seguidores de Jesús tiene que ir por otro lado?
Entre nosotros esta muy extendido que la unidad del Evangelio es, ante todo, una unidad espiritual. Es compartir una experiencia de fe y una vivencia cristiana. Y luego, es también ayudar y coadyuvar en áreas, unos con otros, en determinados aspectos. Y en ese camino hay mucho por lo que andar. Podemos trabajar juntos con otras confesiones, principalmente cristianas, pero también con otros, cada uno en una medida, en áreas que son de interés común. Hay muchas cosas.
Ahora, para aquellos que sean cristianos, hay un área que va mucho más allá de cómo entendemos el Cristianismo, cómo entendemos el amor, y cómo entendemos compartir el Evangelio.
Para nosotros, lo importante es mantener la unidad en el vínculo de la paz en todos estos aspectos. Lo principal es una unidad espiritual que nos ha de mover a acciones prácticas, no tanto una unidad institucional. Lutero vindica la autonomía de la Iglesia local, de la congregación, para elegir sus pastores y para trabajar, y eso nosotros lo mantenemos. Ahora, también es importante mejorar en expresiones visibles de coherencia, de unas declaraciones comunes y de un trabajo en común, y en esto aún haya mucho por hacer.
¿Estáis notando, desde la llegada del papa Francisco, algún tipo de cambio, o todo sigue igual? ¿Cómo está el tema del diálogo desde la llegada del papa argentino?
Pues creemos que hemos encontrado una sensibilidad un poquito mayor, pero es muy pronto para saberlo. Las declaraciones que está realizando, en muchos aspectos las encontramos más acordes con los principios que nosotros venimos defendiendo, pero eso no se ha materializado en acciones concretas, al menos en lo que a nosotros se refiere, en España. Sin ir más lejos, yo he indicado a algunos representantes de la Conferencia Episcopal que nosotros estaríamos interesados en mantener un diálogo y una interlocución institucional. Ya lo habíamos repetido anteriormente, y la respuesta hasta ahora, no ha sido positiva.
Es más fácil hablar con Roma que con la Conferencia Episcopal.
A veces tenemos acceso, pero conseguir un cambio de estos cuesta más. Hace unos años, poco antes de este Papa, ya lo habíamos planteado y nos dijeron que se trató en la Conferencia episcopal, incluso se consultó la opinión de otra Conferencia Episcopal, no sé si era de Irlanda, y nos dijeron que aquí no lo hacían porque eran mayoritarios. Esa fue la conclusión a la que se llegó en España; la Iglesia mayoritaria no ha entendido que era necesario hablar con confesiones minoritarias de manera institucionalizada.
Esa es un poco la razón, en los países donde se supone que no triunfó la Reforma y donde parecía que nunca hubo protestantes, de que os sigan tratando como de que hay que soportaros y admitir que os suméis a sus iniciativas, pero no que propongáis demasiado.
A veces sí tenemos esa sensación, a lo cual, yo digo que soy bastante hipersensible. Me molesta bastante porque creemos que debemos ser tratados de igual a igual. Esta situación, con el cardenal Osoro, es diferente. Las veces que nos hemos relacionado con él, nos ha tratado de tú a tú, y no ha buscado marcar una posición preponderante, lo cual, que es un gesto muy sencillo, me produce una satisfacción porque aunque sí tendría por qué, sus instrucciones a todos los que está a su lado es de que su silla sea igual y pide el turno de la palabra como cualquier otro.
Son detalles, que aunque parecen muy tontos para los que no estamos dentro, tocan el corazón a las personas que durante mucho tiempo habéis tenido que soportar estar en segundo plano.
Y cuando vemos esta forma y este talante, del mismo modo yo quiero significarlo. Ése es el camino, y para nosotros es muy positivo encontrar personas con esa facilidad de diálogo y esa accesibilidad. Y quiero dejar testimonio de este buen elemento, positivo, en cuanto a este cambio de talante. Tiene que ver con la persona, pero tengo que expresar que me he sentido muy cómodo las veces que me he relacionado con él.
Volviendo al año Lutero, en Alemania, igual que en otros lugares de centroeuropa, hay una organización tremenda, con muchos actos en torno a este centenario. En España, de momento, está pasando un poco desapercibido, por lo que tú decías anteriormente, que al ser un país de tradición católica parece que no reconoce la importancia de esta figura. ¿Qué se está haciendo desde FEREDE o desde otras instituciones para recordar este Quinto Centenario?
En Alemania llevan diez años celebrando la década de Lutero. Trabajando sobre todos sus aspectos, enfatizándolos; un año lo dedican entero a la influencia de Lutero en la política, otro en la economía, en artes, en la obra social, en el idioma...
Nosotros, mucho más modestos, estamos durante el año 2017 realizando determinadas actividades. Vamos a hacer dos veces una conferencia en el Ateneo, para tratar la influencia de la Reforma en la pintura y en el pensamiento moderno. Ya hemos celebrado otra en la facultad de Filosofía. En resumen, pequeños actos, algunos centrados más en la cultura y otros de naturaleza religiosa, para dar a conocer esta figura, porque España ha vivido de espaldas a la Reforma. Hemos estado más en la Contrarreforma y tenemos una cierta beligerancia.
El documento del Consejo Mundial de las Iglesias y del Vaticano, en el que se hablaba de Lutero como un testigo del Evangelio, también habla de conmemorar y celebrar. Se diferencia entre los dos conceptos porque había muchas dudas de si se podía celebrar por lo que fue, no sé si se le puede llamar cisma o no. Pero, en todo caso, conmemorar sí, porque estamos hablando de un hecho histórico de vital importancia para la vida de la cristiandad.
Hay hechos que son traumáticos pero que producen felices consecuencias, y yo creo que la Reforma de Lutero hay que celebrarla. Con toda claridad. Ciertamente desencadenó una ruptura, una ruptura que ya estaba, pero también desencadenó que la propia Iglesia católica se reformara, y se corrigieran algunas de las situaciones. Y luego, tuvo consecuencias, como hemos señalado en muchas áreas. Por eso, sí podemos celebrarlo.
Ahora bien, no todo fue positivo, entonces, tenemos que celebrarlo con espíritu crítico, y sin hacer hagiografía, sino verificando lo que hay y qué aciertos y qué errores se pudieron cometer. Pero Lutero, lo que quiso fue trabajar para acercar el Cristianismo al mensaje original de Cristo, que estaba un poco empañado, según él entendía. Ése camino que nos propuso, sigue siendo un camino vigente para todo cristiano.
Hoy más válido que nunca. Estamos necesitados de ese ejemplo de vida y de ese volver a las raíces del evangelio como motor para transformar la realidad.
Eso es. Por eso sí podemos hablar de celebración. Asimismo vamos a realizar un acto junto con los católicos, y hay sensibilidad, pues podemos hablar también de conmemoración, no hay ningún problema.
Para obtener información de lo que vamos a hacer, además de los eventos, durante todo el año 2017, tenemos una página web donde colocaremos el calendario de actos en España. Daremos un congreso, que hacemos cada diez años, y éste va a tratar sobre los grandes principios de la Reforma, la fe y la sola gracia, y el papel de la Iglesia de cara al futuro.
Tenemos previsto un acto público, en el centro de Madrid, de predicación del Evangelio y otros de conmemoración. Estamos pensando realizarlo en el Palacio de los Deportes. Los actos estarán abiertos a toda la sociedad y a diferentes confesiones religiosas. Hemos pedido que haya una asistencia en la sesión inaugural del Gobierno y de la Casa Real.
En el mundo evangélico, con una pluralidad muy evidente al menos desde fuera, en algunos casos es difícil reconocerse dentro de la misma comunidad. Hablabas antes del Protestantismo clásico y de la nuevas ramas evangélicas. Tiene esa historicidad que a veces hace complicado el diálogo y la unión. Incluso a algunos los llegan a denominar como sectas. ¿Hasta qué punto es difícil ese diálogo, ese hermanamiento?
Para nosotros también resulta difícil entender el mundo católico, con toda su pluralidad. Lo que pasa es que a nuestro juicio se presenta bajo un halo de unidad porque hay un Papa.
Nosotros no tenemos ese halo, pero sí tenemos mecanismos de integración y de unidad. Tenemos una base de fe conjunta, un sistema de prácticas que defendemos que sea conjunto, y luego tenemos una red de relaciones muy estrecha. Por lo cual, toda esa variedad que en principio existe, se transforma para nosotros en riqueza. Hay variedad en las formas de expresión. Lo mismo que podemos decir del folclore en las distintas partes de España.
¿Por qué tenemos que tenemos que renunciar y decir que el folclore andaluz sería el bueno, el catalán el malo, etc, porque sean radicalmente distintos? Hay que eliminar competencia y reconocer la variedad. Y, eso sí, definir los bordes de los aspectos que son positivos y negativos.
En la Iglesia católica, al menos las personas que nos dedicamos un poco a intentar pensar en ella, sabemos que no es lo mismo el camino catecumenal, el Opus Dei o las comunidades de base, y desde fuera se veían como dos Iglesias distintas.También es cierto que no es lo mismo el Pentecostalismo latinoamericano del que forman parte personas que no han nacido en España, de una cultura de origen distinta que el protestantismo clásico, de distintas ramas de la Reforma. Eso, ¿se conjuga bien o es complicado?
Te lo digo porque vosotros sí que estáis, al menos en España, mucho más acostumbrados a trabajar en la diversidad que los propios católicos, que estamos acostumbrados a estar en mayoría y tenemos un Papa y la gente que nos manda y nos dice lo que tenemos que hacer. Vosotros tenéis que estar acostumbrados a estar en diálogo. Tiene que ser muy complicado en ocasiones.
Tiene cierta complicidad, pero sobretodo, diálogo. Supongo que si buscas un teólogo católico de estas cuatro áreas o cinco que hemos dicho, sería difícil que lleguen a un entendimiento. Nosotros, como no no tenemos una jerarquía que impone cuál es el criterio, tenemos que trabajar con otro criterio, que es el del consenso.
Funcionamos como una federación de Iglesias asamblearia y democrática donde se juntan los representantes de cada una de estas Iglesias, y están, en general, integrados. Tienen que cumplir unos requisitos mínimos y tienen que acreditar el vínculo evangélico. Acreditar que en su doctrina y en su práctica son evangélicos. Nosotros miramos que su doctrina y su base de fe sea compatible, y si lo es, tiran adelante.
Luego, tenemos diferentes formas de culto y de práctica, de funcionamiento y organización. ¿Y cómo funcionamos?: Integramos a todos. Todos los representantes tienen una representación y un voto, y en nuestras asambleas buscamos, no la mayoría y la minoría, sino el consenso. No siempre es fácil, pero tratamos de trabajar con transparencia y con consenso. Y lo hay en una gran cantidad de temas. Aceptamos la diversidad. Consenso no significa unanimidad. Donde hay unanimidad puede haber un problema porque es una directriz que no es libre y que todos tenemos que aceptar.
Después está la pelea externa, con todo el cariño del mundo, de esa lucha por la libertad y la igualdad de derechos de las personas que son ciudadanos españoles o que viven y trabajan en España, que tienen los mismos derechos y obligaciones que el resto de ciudadanos, y que, en el caso de las confesiones, ven que la religión mayoritaria, que es la Iglesia católica, tiene una serie de acuerdos o de privilegios distintos a los de los otros. No es lo mismo ser católico que evangélico, musulmán, judío o budista en este país. ¿Cómo está esa pelea?
Es una pelea que nosotros mantenemos. Alguna vez me han comentado, con sorpresa, que hable bien español. Y yo digo: es que soy madrileño, protestante, y mucho. Puedes ser ateo y no pasa nada, pero si tienes otra religión diferente de la católica, ya estás fuera del Estado.
En algunas autonomías, los que se encargan de los asuntos religiosos, son los de extranjería, menos los de la Iglesia católica. Tú te enfrentas siempre a una barrera que tienes que autojustificar. Es una lucha muy diferente.
Debes estar un poco harto de tenerte que justificar, dando unos argumentos que has repetido hasta la saciedad.
Sí, y no hemos avanzado porque no tenemos una cultura de la tolerancia, de la integración. Hemos tenido una cultura de una Iglesia que ha sido la del Estado, confesional, y que aunque ya no sea así, ha quedado ese estatus y esa situación de una manera con poco rigor y poco juicio crítico, aplicando la lógica a lo que debe ser.
Y cuando digo esto, no me refiero solo a los ciudadanos, me refiero a los profesores de Derecho Eclesiástico del Estado, que en general están absolutamente mediatizados entre los clericalistas y los anticlericalistas, que quieren o justificar la posición de la Iglesia católica, o eliminar y combatir todo lo religioso. Entonces, es una pugna que para nosotros supone una pugna irreal que responde a una concepción de lo que era España hace no sé cuánto tiempo.
¿No hemos superado ese cliché de clerical y anticlerical?
No está superado. Los debates sobre el hecho religiosos siguen manteniéndose así. Y hoy en día hay una pluralidad religiosa. Cuando los anticlericales se meten contra la Iglesia católica, también lo hacen, por extensión, cotra todo aquél que es religioso. Y por otro lado, mantenemos de alguna manera esa especie de privilegio, de monopolio en la esfera pública, sobretodo de la Iglesia católica, porque es lo que nos va a dar cierta estabilidad.
Al final, a las confesiones no mayoritarias os dan por todos los lados.
Efectivamente, no tenemos un lugar, salvo que uno vista de una manera diferente, muy ostentosa. Pero si vestimos normal y hablamos normal, pasamos simplemente desapercibidos. Y si luego, no creemos que la violencia sea el método para vehicular ninguna de nuestras peticiones, tenemos un problema de visibilidad en la sociedad actual.
¿Qué tres o cuatro cosas serían absolutamente vitales para mejorar este marco de convivencia, en lo que os puede afectar? ¿Qué pueden hacer las políticas públicas para trabajar por esa diversidad, que sobrepase lo clerical o lo anticlerical?
Lo que estamos pidiendo desde siempre es que haya un estatuto de libertad religiosa igualitario en derechos y obligaciones para todas la confesiones.
Los acuerdos de colaboración deben ser para los hechos diferenciales. No para diferenciarse en derechos, sino para las peculiaridades, pero que no entrañen como ahora mismo ocurre, sistemas de privilegio y de diferencias entre los ciudadanos.
Eso es lo que pedimos. Si hubiera una norma igual para todos, no nos sentiríamos extranjeros ni diferentes. Si hay asistencia religiosa en las cárceles, debe estar regulada como un servicio común de asistencia donde si hay veinte católicos que la solicitan, se satisface esa necesidad, y si solo hay tres evangélicos, pues también. Con proporcionalidad pero con igualdad de trato. Y eso, simplemente no ocurre, nos hace sentir diferentes y genera fuertes sentimientos en mí y sobretodo en mis hijos que no tienen por qué sentirse ni marginados ni diferentes.
Esa segregación que todavía ocurre en nuestra sociedad, en nosotros, produce un daño. Pero, a veces, en algunos de otras confesiones ha llegado a producir violencia. La sociedad y el sistema, tienen una parte de culpa en estas situaciones. Hay que reflexionar en qué medida nuestro tipo de sociedad ha contribuido también a que las personas se sientan de esta manera. Y prefieran morir, antes de perder.
Eso no conlleva a justificar ningún tipo de violencia. Lo aclaro, por si alguien no lo entiende.
Absolutamente. Es explicar, pero no justificar. La violencia, desde luego, está absolutamente proscrita.
Y mucho menos, en nombre de un supuesto Dios.
Todo lo contrario. Yo, de hecho, fui objetor de conciencia, creo que se debe servir a Cristo mucho mejor desde la paz. Pero eso es una opción personal. Hay militares evangélicos, también respetuosos, pero la opción de la violencia es lo último. Tenemos que morir por el Evangelio, pero nunca matar por la causa religiosa.
¿Eres optimista respectos a esa petición de derechos?
No. Pero vamos a pelear hasta el final por algo que consideramos justo. No lo soy y hasta el momento no veo ningún elemento que nos ayude a superar este status, ni por la izquierda, ni por la derecha.
Vamos a intentar cambiarlo. Gracias por el trabajo que lleváis haciendo muchísimo tiempo. Felicidades. Vamos a celebrar el Quinto Centenario. Les hemos dejado la web a nuestros lectores para que puedan consultar los actos del Centenario de Lutero que se celebra también en España, por si no nos hemos enterado.
Gracias a vosotros. Con vuestro trabajo y el ejemplo que dais, se avanza mucho en esta materia de la tolerancia y de la convivencia de las religiones en este Estado, que es de todos.