Fue captado tras el 11-M para identificar islamistas radicales en España El imán de Murcia encarcelado por abusos a niñas trabaja para el CNI

Alguna olvidada alarma debió de activarse en algún despacho del CNI a finales de enero, cuando un grupo de vecinos de la pequeña localidad cartagenera de El Algar, todos ellos musulmanes, comenzaron a señalar con gesto amenazante al imán de su mezquita. Le acusaban de haber abusado sexualmente de cinco niñas, de entre seis y once años, a las que cada tarde impartía clases de Corán. Lo cuentan R. Fernández y B. Mármol en ABC.

El sospechoso de los abusos sexuales, Amin B., de 47 años, era un valioso colaborador del CNI, captado tras el 11-M. Desde ese momento, según confirmaron a «La Verdad de Murcia» fuentes de los servicios de inteligencia, este docente musulmán, que lleva 18 años en España, ha prestado al CNI relevantes servicios, relacionados fundamentalmente con la identificación y control de fieles musulmanes que se habrían significado por su interpretación radical de las enseñanzas del Islam y por sus proclamas en favor de la yihad.

Durante un tiempo ejerció de presidente en una mezquita de Toledo, pero el pasado verano se trasladó a Murcia con el aparente propósito de colaborar en el rezo durante el tiempo de Ramadán. Aunque estaba previsto que su estancia se prolongase sólo unas semanas, lo cierto es que Amin B. y su familia comenzaron a echar raíces en la zona. Por las tardes, el guía religioso daba clase a unos diez niños de la localidad.

Tras conocer los padres de los menores los abusos, se disparó la tensión entre la comunidad musulmana de El Algar. Por ello el imán para poner tierra de por medio. El pasado día 3, la Policía registraba en la aduana de Algeciras el paso de Amin B. Eran las seis de la mañana y, cuando una hora más tarde embarcó en un ferry con destino a Tánger, su pista parecía definitivamente perdida.

Sorprendentemente, dos semanas más tarde, en la mañana del pasado miércoles se supo que había sido detenido en Murcia. Se decía incluso que el imán nunca había llegado a salir de España. A la vez, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia desvelaba que, en realidad, el sospechoso se había entregado.
Nada de ello era estrictamente cierto. Amin B. sí cruzó la frontera el día citado y se refugió en Marruecos. Allí fue localizado por sus «controladores» del CNI. Con argumentos que no han trascendido, pero que las fuentes citadas apuntan a que podrían ir en la línea de apoyarle para que salga pronto de prisión, lograron convencerle de que regresara a España.

El retorno de Amin B. a Murcia era una cuestión clave. El objetivo final era garantizar que estuviera en todo momento vigilado y que el trayecto hasta allí se cubriera sin incidencias. El martes por la tarde, agentes de paisano de los servicios de Información y Policía Judicial de la Comandancia de Murcia, se identificaron ante los policías de la frontera de Algeciras. Explicaron brevemente que debían recoger a un pasajero que llegaba en el ferry de Tánger. Subieron al barco y minutos más tarde regresaron con Amin B., quien cruzó la frontera sin problemas. Todo correcto. La orden de detención contra el imán había sido desactivada horas antes.

Cuando viajaban hacia Murcia el imán no estaba formalmente detenido. Acompañaba voluntariamente a los agentes. Éstos no le habían leído sus derechos en Algeciras y de esa forma no se veían en la necesidad de ponerlo a disposición del juez de guardia de esa ciudad. A continuación, y por razones que tampoco han trascendido, los agentes no pusieron rumbo hacia el cuartel de Cartagena, donde ocurrieron los hechos, sino a la Comandancia de Murcia. Ahí fue detenido.

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