Según afirma el portavoz del sínodo, el arzobispo Job Getcha Las decisiones del Concilio pan-ortodoxo serán "representativas y vinculantes" para todas las iglesias
(Cameron Doody).- El trabajo del Concilio panortodoxo en curso estos días en la isla de Creta sigue adelante con la aprobación de cuatro declaraciones claves sobre la vida ortodoxa que serán "representativas y vinculantes" para todas las iglesias, según ha declarado el portavoz del sínodo, el arzobispo Job Getcha de Telmessos.
Esta semana los delegados al Concilio han estado discutiendo, entre otros temas, la autonomía de las diferentes comunidades ortodoxas, la importancia del ayuno en la vida cristiana, la misión evangelizadora en el mundo contemporáneo y la pastoral a la diáspora ortodoxa. Los documentos sobre el matrimonio y las relaciones con las otras Iglesias, que se habían difundido en las semanas anteriores a la reunión, todavía están por discutirse en los próximos días -una labor que, según afirmó el arzobispo Job en una rueda de prensa este jueves pasado, no será afectada por las ausencias de las iglesias de Rusia, Bulgaria, Georgia y el patriarcado de Antioquía.
"No hemos venido aquí para una conferencia o una reunión, sino para un Concilio, que fue convocado por consenso por los primados de la Iglesia ortodoxa -así que solo un consenso parecido podría retrasar el mismo o cambiar su estatus", sostuvo el arzobispo. El portavoz de la Iglesia rumana, Ionut Mavrichi, secundó los sentimientos expresado por Job, al afirmar a los periodistas reunidos que "Concilios ecuménicos han acontecido antes sin la presencia de algunos patriarcados, pero esto no hizo que fueran menos ecuménicos o menos vinculantes".
La declaración sobre la autonomía de las diferentes iglesias ortodoxas que ha sido aprobada por los padres del Concilio trata de reservar una "prerrogativa canónica" al patriarcado de Constantinopla cuando se decide sobre la autocefalía de nuevas comunidades, por un lado, y sobre reivindicaciones jurisdiccionales competidoras, por otro. El decreto sobre la trascendencia del ayuno en la vida cristiana -al que se habían opuesto algunos sectores de las iglesias que abogaban por relajar esta disciplina dadas las presiones de la vida y el trabajo del mundo de hoy- ha salido adelante también, con su declaración al efecto de que la práctica es un "mandamiento divino" y una "expresión del ideal ascético ortodoxo".
Y en cuanto al ambiente que se respira en el Concilio -pese a las tensiones y controversias que habían amenazado con descarrilarlo- tanto el arzobispo Job como el teólogo y asesor del sínodo, John Chryssavgis, han afirmado que los debates continúan desarrollándose con total normalidad. Cada vez más delegados están involucrándose en las sesiones, según afirmó Job, "después del miedo escénico que había al principio", y todos están unidos en el propósito de ofrecer un mensaje que importe de verdad "a la gente del siglo XXI" y no solo "algo copiado y pegado de Concilios pasados". Por su parte, Chryssavgis afirma estar "gratamente sorprendido" por la apertura de los padres del sínodo "a las preocupaciones e intereses globales". "Durante más de mil años, no habíamos hablado -pero ahora sí, apoyados por millones de cristianos ortodoxos. Quizás esto no importe a los medios de comunicación pero a nosotros sí", dijo este portavoz del patriarcado de Constantinopla.