Sus vetas subterráneas horadan la tierra.
Ríos silenciosos, como topos invisibles,
recorren cual venas interiores
el subsuelo debajo de mis pies.
Níveas cumbres derraman gota a gota
sus nieves invernales
para sonreír en primavera
y desbordarse en el estío.
Nacimientos imperceptibles,
nervios y corrientes,
arroyos que crecen
hasta formar ríos de vida.
Llega en conducciones humanas
al caño que ofrece brío y sonoridad,
frescura y descanso,
música y cadencia,
saciedad de hontanar.
Recreando su corriente en mis venas,
rociando gozosamente la hierba,
ascendiendo como incienso,
vapor para alimentar las nubes,
hasta volver a derramarse apasionadamente,
penetrando de nuevo la tierra.
Fuente de vida en el camino de la existencia,
remites al creador y cuidadoso
Origen de todo.
(Cuida con amor tus estrellas, Paulinas)