Comunicación que incomunica.
Redes que atrapan y aíslan.
Virtualidad que invita
a vivir una realidad paralela.
Información que desborda y desinforma.
Verdad que hay que rastrear
entre la inquina y la falsedad de las fake news.
Vivimos un tiempo de miedos,
de inseguridades,
sospechas
e incertidumbres.
En definitiva, y aunque parezca lo contrario,
un kairós,
un tiempo oportuno, propicio, necesario,
en el que breves destellos de esperanza
se asoman por las fisuras de la vida,
y que hay que rastrear
con ironía, buen humor e ingenio,
con las manos entrelazadas,
en medio de la dura y sorprendente
realidad cotidiana.