Madre nuestra de la Esperanza
Madre nuestra de la Esperanza que estás presente en nuestro Universo, en nuestra Tierra, en el aire que respiramos, en la Humanidad, en nuestra más profunda intimidad.
Madre, bendito sea tu nombre. Hoy te queremos llamar Madre de la Esperanza, tanto para nosotros y nosotras como para toda la humanidad.
Madre, por medio de tu divino Espíritu, te pedimos que nos des perseverancia, aliento y esperanza, para ayudar a crear un mundo mejor, más habitable, respetuoso de las diferencias, justo, fraterno y sororal, libre de verdad y en paz.
Madre de la Esperanza, sabemos que tu deseo es que los hombres y las mujeres vivan dignamente, en plenitud y sean felices, teniendo las necesidades vitales cubiertas. Para ello debemos vivir sencillamente y compartiendo con los demás lo que somos y tenemos, nuestros mejores dones y carismas.
Madre de la liberación, infúndenos ánimo y valor para perdonar y para pedir perdón. Porque cuando perdonamos nos sentimos plenamente liberados y nos crece desde dentro un árbol lleno de frutos maduros de esperanza.
Madre de la esperanza, no dejes que nos acomodemos ni que nos aburguesemos, entregándonos con gozo a los demás, acompañando sus procesos de superación del sufrimiento, la injusticia, la insolidaridad, la opresión. Sembraremos así semillas de ilusión, fe, confianza… y Amor. Amén.