Meditaciones 36
nuestra propia tierra, nuestras raíces,
nuestra isla de procedencia.
Pero no hay que perder de vista
que más allá de sus límites hay un océano inmenso
donde existen miles de otras islas por descubrir,
a las que cuidan y alumbran cada noche,
desde múltiples universos, miríadas de estrellas.
*
Seamos manantiales, oasis, tienda de acogida,
en medio del desierto por donde vagan
sin rumbo ni esperanza
las soledades más desoladas.
*
No temas. Porque hoy estoy a tu lado.
Y si mañana no percibes mi caricia, mi aliento,
no temas, siénteme muy adentro,
porque sabré, de alguna forma,
cómo hacer para que amanezca una sonrisa
en cada latido de tu corazón.
*
Estamos llamados a ser
lo que desde siempre somos:
la íntima presencia que nos habita,
la “llama de amor viva”
latente, oculta, a veces ignorada,
bajo las brasas siempre encendidas.
*
Para que un instrumento de viento
(una flauta, un clarinete, un saxofón…)
pueda expresar la mejor música, el mejor sonido
al que está destinado desde su creación,
necesita del aire que en ti circula y da un tono vital,
el que brota lleno de calidez desde tu interior…
*
El compromiso con las grandes causas
por el bien de la humanidad,
de la ecología, de nuestra Tierra…
deben estar profundamente interrelacionadas
con las pequeñas causas que tenemos que afrontar
cada día personalmente en nuestra cotidianidad.
Unas y otras son las que nos ofrecen
el verdadero sabor a la vida.