Meditaciones 37
a toda esa gente que sigue iluminando cada día,
creando un mundo más habitable desde lo real,
sin afán de protagonismo, sin recibir nada a cambio,
con una amplia sonrisa en los labios
y el corazón desbordante de ternura.
*
A veces hay que salir con sigilo
por la puerta de atrás de la discreción,
para que la soledad y el silencio
acompañen y alivien más
que nuestras propias palabras.
*
El don de uno mismo, de lo que eres y tienes,
de forma desinteresada y gratuita,
en el mundo actual en que vivimos,
representa una excepcional,
pero auténtica alternativa
a la lógica demencial del individualismo,
el egoísmo, el odio y la violencia.
*
Cuando las aguas del río están mecidas por la brisa
o se encuentran turbias debemos esperar
con paciencia a que se calmen o se aclaren.
Solo entonces, con el agua serena, transparente,
podremos ver el fondo, como si fuera un espejo.
*
Hay mapas, planos, satélites que guían los gps,
pero no servirán de nada si no estamos dispuestos
a emprender un camino inédito y sus riesgos.
*
Si el río se para a cada instante a contemplar
su poder benefactor, o lo que florece a su paso,
y deja de correr, al final se reducirá
a una charca estancada hasta que llegue a secarse.
Porque lo importante es que no deje de fluir,
sintiéndose bien al ver cómo muchos seres
se sumergen, viven en él y otros vuelven cada día
a sus orillas para saciar la sed en sus aguas.