Necesito tu mano, para descifrar lenguajes ignotos, para dejarme cautivar por tu hechizo, para poblar de imágenes mis sueños, para que mi paso se acompase al tuyo.
Necesito tu mano, para avanzar por los itinerarios del viento, para que me guíe durante el camino de regreso, para no retener la claridad de tu mirada, para que cada instante sea eterno.
Necesito tu mano, para que mi soledad sea compartida, para que me escuches con atención conmovida, para dar luz a mis callejones oscuros, para que mis horas no se pueblen de polvo y ceniza.
Necesito tu mano, para que seas la luna de mis noches y la sombra de mis días, para renacer a la ternura desde el eco del tiempo, para sentir juntos la fragilidad de la vida, para conducir mis labios hacia el fervor del beso.
Necesito tu mano, para deshojar con sosiego la flor de la existencia, para recorrer unidos las sendas del asombro, para sembrar mis jornadas de trémulas estrellas, para soñar con tus caricias, mientras te espero.
(Cuida con amor tus estrellas, Paulinas)