Solo cuando nos dejamos acompañar

Solo cuando acompañamos
a alguien que nos necesita,
sentimos que nuestro ser alcanza
su humanidad más honda.

Solo cuando nos dejamos acompañar
en los momentos duros de la vida,
cuando nos invade la tristeza,
el desamor y la desmemoria,
abrimos una ventana a la esperanza.

Solo cuando la amistad
se desliza en tu corazón
como pasión y necesidad,
es cuando descubres la solución
a la búsqueda de sentido en tu vida.

Solo cuando lleves de verdad a tus amigos
sobre tu pecho y tu corazón,
asomará en tu alma el milagro de la sonrisa.

La suerte y el encuentro no son fortuitos,
sino la labor paciente de quien cree
que los demás son tu otra mitad,
la que te forja como persona,
la que da confianza, dulzura, fuerzas,
y la más profunda felicidad
a tu existencia.
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