¿Quién me acompañará
por el hondo valle de la alegría,
por la serena senda de la belleza?
¿Quién acudirá a mis llamadas,
para bailar la alucinante
danza de la amistad?
¿Quién escudriñará conmigo
las íntimas sensaciones
de embriaguez y delirio?
¿Quién se detendrá a contemplar
mis deseos de intimidad y confianza?
¿Quién sostendrá las reliquias de mi pasado,
la inmensa multitud de mis esperanzas?
¿Quién acariciará mi espalda tras la tensión
del trabajo, del dolor, de la incertidumbre?
¿Quién se arriesgará a soñar a mi lado,
quién descansará en la misma almohada
de mi cálido deseo y mi mirada?
¿Quién querrá participar de mis sueños,
de mis anhelos, de mis risas?
¿Quién acudirá presto a mis llamadas de felicidad,
de ayuda, de amable compañía?
¿Quién sabrá disculpar mis errores,
aclarar mis dudas, sensibilizar mi quietud?
Quien quiera ser feliz a mi lado
que venga,
le enseñaré a gustar las dulces mieles
de la ilusión,
y del deseo compartido.