Un día fui silencio

Un día fui silencio

Un día fui silencio
. Formé parte de las primeras moléculas de helio e hidrógeno. Y me acunó el movimiento de la expansión del universo.

Un día fui polvo sideral. Me protegieron las estrellas en sus vientres de magma y fuego. Muchas de ellas explotaron y me invitaron a viajar por el firmamento.

Un día sentí el calor, la leve luz del sol. Fui escama, vientre, cerebro, sangre. Y me adormecí en el ala del colibrí. Soñé con los ojos cerrados desde las profundidades abisales del océano.

Un día fui ternura. Y me uní en un abrazo que acabó de nuevo en explosión y dulce dolor. Nací de un manantial, y desde altas cumbres me fui deslizando por el río de la vida.

Un día sin días, ni tiempo, ni espacio, fui la nada, estrechado ardorosamente por la nada, deseando dejar de ser solo la nada. Y fui. Todo fue. Y vi que todo estaba espléndidamente encadenado.

Entonces nació de la nada un gesto. Y fui sonrisa. Y palabra.

(Cuida con amor tus estrellas. Paulinas)

Volver arriba