Como pequeñas semillas

Cuando miras de frente al futuro
la oscuridad se desvanece,
cuando alzas el rostro y la cabeza
sepultas esta noche gris cenicienta.

Cuando tus manos se alzan en grácil vuelo
y se estrechan con otras
el mundo se tiñe de colores vivos.

Cuando las semillas ahondan en el corazón
dan un fruto diferente, desconocido.
Cuando sonríes, tu complicidad
empapa todas las lágrimas.

Cuando derrochamos nuestro tiempo
en la solidaridad fecunda,
igualamos los resaltes
y derribamos los muros.

Cuando los sueños vuelan
sobre las alas del viento
se borran las distancias
y las diferencias.

Cuando levantas la vista y la mantienes,
cuando en una guerra contra el odio
se crean tácticas y estrategias conjuntas
suele ser prácticamente
segura la victoria.

Cuando sientes como propias
unas lágrimas, una sumisión,

una depresión, un silencio…
desde lo hondo de ese abismo
no se puede más que elevar
la escala de la esperanza.

Cuando no te importan las fronteras
ni sellas visados, ni te diferencia la piel,
ni las palabras, ni las labores caseras,
el corazón se alza libre y caudaloso.

Cuando siembras cada día
con confianza, miras al cielo
y abonas con cuidado la tierra,
el fruto llega abundante.

Cuando tu alma se contagia
del dolor o la alegría de los demás
contraes la contagiosa enfermedad
de la ternura.

Cuando sientes en tu interior
alumbrar la vida,

cuando la acunas y la acaricias,
descubres y experimentas
el inicio amoroso del universo.
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