Qué queda...

Qué queda...

A través de esta densa niebla,
mis ojos traspasan la descarnada realidad hasta llegar a palpar lo primordial, la esencia que nos identifica en el mar envolvente de la vida.

Por las sendas del desamparo he contemplado suspendidos en las ramas resecas de la impotencia, jirones, harapos, lamentos en el eco callado del silencio.

Y como alivio ante tanto desconsuelo solo me quedan las manos abiertas, el grito desolado, la tibia mansedumbre, la frágil esperanza arropada de abrazos.

Me pregunto para qué sirven las palabras lanzadas al océano, confiando que lleguen a algún destinatario, si servirán de bálsamo y consuelo, si lograrán que alguien eleve su mirada.

Detrás de quienes han sido arrebatados por las sombras o el fulgor, de su recuerdo vital, tangible, detrás incluso de mí, ¿qué queda?

Ellos mismos en mí y yo en ellos.

(Cuida con amor tus estrellas, Paulinas)

Volver arriba